lunes, junio 02, 2008

Historiadores venezolanos (Elías Pino Iturrieta, junto a otros intelectuales) hacen pública su preocupación ante el autoritarismo chavista


Texto tomado de Noticias24 ver acá.

En horas del mediodia de este lunes 02 de junio, el Dr. Elías Pino Iturrieta en nombre del ‘Movimiento 2D Democracia y Libertad‘ junto a Miguel Enrique Otero, Simón Alberto Consalvi, Pablo Medina, Rafael Arraiz Lucca y demás lideres e intelectuales presentaron en Mérida un Manifiesto.

TEXTO COMPLETO DEL MANIFIESTO DE MERIDA:

(Presentado por Elías Pino Iturrieta en nombre del Movimiento “2D / Democracia y Libertad”, el 2 de junio 2008 en Mérida).

Un gran escritor de esta tierra de escritores, reflexionando sobre el devenir de nuestro país expresó que “Venezuela había ingresado al siglo XX con 35 años de retardo”. Así interpretó don Mariano Picón-Salas el tiempo perdido bajo la dictadura sórdida de Juan Vicente Gómez, la más prolongada y más brutal de nuestra historia.

Cuando las dictaduras o las autocracias personalistas se apoderan de los países y de sus pueblos, eso es lo que sucede, el tiempo parece detenerse y se entra en un sótano de oscurantismo, mientras el poder se traduce en un ejercicio permanente de violencia y de tratos inconfesables en manos del dictador. El Estado, que teóricamente debe ser garante del bienestar colectivo, se convierte en enemigo de la sociedad, con el único propósito de servir los designios del hombre fuerte o del gendarme necesario. El Estado, en una palabra, se confunde con el déspota y la sociedad civil en rehén de sus ambiciones.

Nuestro país atraviesa en estos días una etapa trágica, caracterizada por el regreso de aquellas prácticas dictatoriales que imaginábamos ya superadas, con el agravante de que ahora se le añaden designios ideológicos totalitarios que se proponen el establecimiento de una sociedad de pensamiento único, experimento ya fracasado en la Unión Soviética y en las naciones de la órbita comunista y que vive sus últimos momentos en Corea del Norte y en un país como Cuba que ha perdido medio siglo.

Esto, amigas y amigos de Mérida, explica nuestra presencia aquí, como representantes del “Movimiento 2D / Democracia y Libertad”. Somos portadores de un mensaje trasparente, nacido de los más profundo de nuestra condición de venezolanos.

Ese mensaje es este: No podemos ser indiferentes bajo ninguna circunstancia frente a un proyecto político que se propone nuestra extinción como ciudadanos y, que contra viento y marea, se obstina en aferrarse al poder más allá de lo previsto en la Constitución Nacional.

El “Movimiento 2D / Democracia y Libertad” se constituyó en Caracas el 29 de abril y entonces le dirigimos el primer Manifiesto a la nación. Somos un grupo de venezolanos, integrado por profesionales de diversas áreas, de intelectuales y trabajadores, mujeres, jóvenes, representantes de las regiones y de todos los estratos de nuestra sociedad, se definió con ese nombre para honrar una fecha que nos honra a todos los demócratas de este país.

De Caracas fuimos luego a Aragua, después a Carabobo, lo hacemos ahora en la tierra de Mariano Picón Salas, de Caracciolo Parra Pérez, de Alberto Adriani, de Julio César Salas y de Tulio Febres Cordero. Estamos persuadidos de que al hacerlo, defendemos el gran legado de nuestros intelectuales, pero al propio tiempo defendemos la libertad de pensar y el pluralismo de las ideas que conquistamos hace más de 50 años.

El “Movimiento 2D / Democracia y Libertad” se constituyó bajo la consigna de la defensa del orden legal establecido por la Constitución de 1999, aprobada por una Asamblea Constituyente y refrendada por el pueblo mediante referéndum. Esa Constitución pretendió ser reformada el 2 de diciembre de 2007, cuando el Presidente de la República propuso la reforma de 69 artículos que no tenían otro propósito que el establecimiento en Venezuela de un régimen inspirado en el modelo cubano y al cual se le ha dado el nombre ambiguo y tramposo de “socialismo del siglo XXI”.

El 2 de diciembre 2007 fue un día histórico, uno de esos días memorables que van construyendo la historia de los pueblos. Con valor, coraje y lucidez, los venezolanos rechazamos el proyecto del Presidente de la República y sus 69 artículos y las disposiciones transitorias que con premeditación y alevosía fueron incorporadas prácticamente de manera clandestina. Escondido en el papel de regalo del “socialismo del siglo XXI” iba la reforma que le permitiría al jefe de la revolución bolivariana convertirse en el presidente vitalicio como Juan Vicente Gómez.

Con las disposiciones transitorias el comandante Hugo Chávez quedaba autorizado para abolir la propiedad privada, crear siete vicepresidencias en las regiones, reducir a la mínima expresión a los gobernadores y alcaldes, y establecer un régimen centralista como nunca lo habíamos visto. La reforma le confería al presidente tantas facultades que todos los poderes del Estado quedaban bajo su control, desde el Tribunal Supremo de Justicia hasta el Consejo Nacional Electoral.

Todo ese andamiaje autocrático fue derrotado el 2 de diciembre. Sin embargo, y esto es lo grave, lo que tiene perturbada a toda la nación, es que el presidente de la República desconoció los resultados del referéndum, y violando de manera sistemática la Constitución de 1999 ha establecido lo que se llama un gobierno de facto, es decir, sin respeto alguno al ordenamiento jurídico. Así impone sobre la nación su proyecto de “socialismo del siglo XXI”.

En una palabra, es como si viviéramos bajo un régimen nacido de un golpe de Estado y se hubiera establecido una dictadura. Frente a algo de tanta gravedad, no hay manera de ser indiferentes, frente a algo de tanta gravedad, nadie puede renunciar a su futuro permitiendo que mal tan pernicioso avance y se imponga sobre nuestros derechos colectivos. Aquí está imperando la ley de la selva, la del más fuerte, la ley del que grita y ofende más, dentro y fuera de Venezuela.
Este oscuro proyecto político se financia con fondos públicos de magnitudes que nunca nadie imaginó, administrados fuera del Presupuesto Nacional, tan cuantiosos que están llamando la atención de los bancos de Europa y de Asia. Los expertos económicos sostienen que miles de millones de dólares petroleros navegan en bancos extranjeros. El visible y comprobable desorden de una administración pública inauditable, el manejo discrecional de fondos públicos hace que miremos el porvenir con justificada preocupación porque después de esta etapa de vacas tan gordas como desordenadas, vendrá el tiempo de la verdad y de la penitencia que tendremos que pagar todos.

Veamos estas cifras de escándalo: mientras los precios del petróleo superan los 100 dólares el barril, Venezuela se endeuda cada día, la deuda asciende a 40 mil millones de dólares y la cuenta de Pdvsa va por los 20 mil millones. Nadie le puede pedir explicaciones al gobierno de facto porque se indignan y se ofenden. Buenos cómicos que saben ocultar las cuentas que no pueden rendir. La crisis que se cierne sobre Petróleos de Venezuela es del dominio público, mientras hay países camaradas que lo reciben a precios inconfesables y lo pagan teóricamente en especie. O simplemente no lo pagan. De ahí el secreto de Estado que rodea a Petróleos de Venezuela. De ahí que el supuesto gasto social sea apenas una artimaña para ocultar las grandes transacciones.
Venezuela ha ido adquiriendo compromisos internacionales más allá de lo que permite la Constitución. El presidente de la República suscribe convenios militares y convierte a Venezuela en uno de los países con más alto gasto en armamentos. Ordena que se abra un banco de Venezuela en Teherán. Llama la atención la proliferación de entes financieros de Venezuela en el exterior.

La conflictiva política exterior del gobierno acaba de sufrir otro fiasco, añadido al de las computadoras de Raúl Reyes. Inesperadamente, Tele-Sur apareció como Tele-FARC, al dar la primicia universal del comandante Timoschenko al confirmar la muerte de Manuel Marulanda en un escenario bien compuesto con las cámaras del canal.

Esto causó inquietud en países que, como Argentina, aparecen como socios de TeleSur. Andanzas como esta se repiten a diario en diversos países en donde la intervención de Venezuela ya es plato cotidiano. Se supone que Argentina le dará a Colombia las explicaciones del caso porque se trata de un canal oficial patrocinado por varios gobiernos. Tele-Sur o Tete-FARC no es un canal privado.

Temas hay que en la Venezuela de nuestros días, agobiada de urgencias, son de todas las horas y de todos los lugares, pero quizás no exista mejor sitio que Mérida para plantear unos ligados íntimamente a la vida de la ciudad. Urbe universitaria, crisol regional que ha recibido generaciones de jóvenes de todos los rincones del país, hogar de un repertorio memorable de autores y catedráticos, ofrece espacio para referir el crucial asunto de la educación en todas sus escalas. La imposición de una ideología en nuestras escuelas y liceos, el afán de informar a los muchachos en su conducta y en su manera de pensar, la sección amañada de docentes comprometidos con un proyecto unilateral y tendencioso, nos convoca desde Mérida a la continuación de una batalla por la libertad de aprender y de enseñar, como en los mejores tiempos de la Democracia representativa que hoy nos combinan con su ejemplo.

Tal vez resulte innecesario insistir aquí sobre el tema de la autonomía universitaria, no en balde han sido y son los claustros merideños paradigmas de lucha y sacrificios por el preciado bien de una administración independiente de los recursos materiales y del manejo libre de los contenidos en el proceso de enseñanza-aprendizaje en el más alto nivel. Pero nunca resulta baldío volver sobre el tema en el lugar adecuado para plantearlo.

Como no se trata de un problema resuelto, si no apenas de la pugna frente a un designio de la dominación en cuyo propósito no cesa el régimen, los miembro del “Movimiento 2 D / Democracia y Libertad”, no lo quieren dejar hoy en el olvido como reconocimiento de lo que Mérida ha dado en su salvaguarda, como recuerdo obligado de un luchador llamado Nixon Moreno, perseguido maliciosamente, y de todos sus compañeros que hoy mantienen en alto las banderas de la dignidad.

Dado que, como ya se dijo, apenas vivimos un primer capítulo de agresión de la educación y de ataque arteros contra la Universidad, queremos ofrecer el testimonio de nuestra solidaridad y, en caso de que así se requiera, sugerencias que puedan alimentar el ya copioso bagaje de pensamientos y conductas que los profesores y estudiantes de Mérida nos ofrecen como aliciente para profundizar las distancias frente a la arbitrariedad de régimen, para que la sociedad las tome como cosa propia y para que, por fin, se conviertan en realidad irrebatible.

¿Podrá el régimen detener estos movimiento, estos procesos de renacimiento nacional que florecen en Mérida, pero también en todos los rincones de la provincia venezolana? Son muy consistentes para que pasen inadvertidos, son tan elocuentes que nadie puede ocultar su voz, pero el régimen los ignora, los desconoce y, cuando se enfrenta a la necesidad de tomarlos en cuenta, los descalifica.

En apariencia se trata en este caso de un interés comprensible del régimen para reducir la estatura de sus antagonistas y para presentarse ante propios y extraños como eficaz controlador de la sociedad, pero la conducta entraña un oscuro objetivo que no puede pasar por debajo de la mesa ante quienes escuchan en Mérida nuestro mensaje.

No es asunto de inmediatez lo que ahora concierne al régimen, si no un tenebroso designio de mayor calado. Tras la descalificación de los rivales del momento, tras la condena de la oposición que trabaja a brazo partido contra los recursos infinitos del régimen y contra sus tropelías está el objetivo mayor de cambiar la Historia toda de la patria para que sus hechos, sus épocas y sus criaturas desemboquen obligatoriamente en la figura redentora del teniente coronel Hugo Chávez.
El régimen fragua un catálogo distinto de los héroes y villanos, redacta a su manera las vicisitudes de la colonia, de la independencia, de los inicios de Estado Nacional, del siglo XX negado y apostrofado, para que todos los cauces encuentren término en la “Revolución Bolivariana”, para que una sociedad cuyos episodios se describen como un trabajo de pigmeos, clamen por la salvación de un soldado ignorante y vanidoso.

El régimen que le cambió el nombre a la República y retocó el escudo y la bandera nacionales, ahora la emprende contra la memoria colectiva para que los borregos recuerden desde una perspectiva exclusiva y excluyente, para que los recuerdos coherentes del pasado dejen de cumplir su función de brújula y bitácora de la sociedad, de advertencia oportuna frente a sus ídolos y frente a sus demonios.

El proyecto ha marchado sigilosamente, se ha tratado de filtrar en los manuales de los colegios y liceos, o, más abiertamente, en panfletos de propaganda y en las supuestas lecciones de historia que el teniente coronel dicta a través de la televisión. Es una avalancha frente a la cual debemos mantenernos atentos, pues no solo trata de cambiar la Historia sino también de decretar su abolición.

Ya la sociedad se ha plantado ante la manipulación de los manuales de enseñanza, ya los maestros, los padres y representantes han manifestado su repulsa ante los planes de ideologización, pero es verosímil pensar que faltan diques para detener de una vez por todas la perniciosa corriente.

¿No van ahora, el régimen y su jefe, tras la ceniza del Libertador? ¿No dirigen su caravana hacia el Panteón Nacional? ¿No pretenden profanar el sarcófago de Simón Bolívar para complacer las especulaciones temerarias y simples del mandamás?

En numerosas evidencia se puede sostener esta hipótesis, que no debe parecer peregrina si se recuerda lo sucedido en la última década con el entendimiento que se ha hecho del pasado desde las alturas del poder. ¿Advertencia exagerada? Pensamos que no, pero la anunciamos a propósito en Mérida, cuyas escuelas universitarias, cuyos humanistas e historiadores, tiene sobrada capacidad para opinar con solvencia sobre el tema.

Por todas estas consideraciones, en medio de este panorama conflictivo y confuso, el “Movimiento 2D / Democracia y Libertad”, y en nombre de los mejores intereses de Venezuela, como antes lo hicimos desde Caracas, Maracay y Valencia, ahora, desde Mérida, le exigimos al presidente Hugo Chávez Frías la restauración de la legalidad, el respeto a la Constitución Nacional y el sometimiento suyo y de los otros poderes del Estado al orden legal.

Este es el clamor de todas las regiones, de todos los ciudadanos y de todos los sectores nacionales. ¡Por el respeto a los resultados del 2 de diciembre de 2007! ¡Por el respeto a la voluntad popular! ¡Contra los propósitos de violar la Constitución Nacional y de establecer en Venezuela el régimen autocrático de un presidente de ideas envejecidas!

Bajo ninguna circunstancia aceptaremos que se repita el drama descrito por Mariano Picón Salas de que entraremos al siglo XXI con 35 años de retraso, mientras el mundo marcha por caminos de libertad. Juan Vicente Gómez está muerto y no queremos ni permitiremos que resucite.

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