domingo, marzo 02, 2008

Los historiadores y el legado de Betancourt, entre otros temas

Resumen semanal de los artículos de prensa de los historiadores venezolanos

El domingo tenemos a 6 historiadores:

Germán Carrera Damas
(miembro del Buró del Comité Científico Internacional de la UNESCO, buró que está publicando la Historia de la Humanidad) fue entrevistado en El Nacional, en una entrevista que a mí modo de ver es histórica por las afirmaciones que hace, tales como:

Hemos tenido dos arquitectos de sociedades en muy poco tiempo: Bolívar y Betancourt. (…) A Bolívar le reconocemos su teoría de la independencia, ¿somos capaces de reconocerle a Betancourt la teoría de la socialdemocracia?. (…) Betancourt no el fundador de Acción Democrática: es el fundador de la democracia, (…) y trabajó en la formación de un pueblo, es decir un pueblo políticamente activo y no una masa distante.

El otro legado de Betancourt es: la obra de la primera república liberal democrática (1945), demostró que los civiles eran capaces de construir una sociedad y demolió el mito de que los militares eran factor de orden y eficiencia.

Él practicó siempre lo que yo llamo la concepción pedagógica del poder. Es decir, el poder político para crear condiciones que propiciaran la formación de ciudadanos. Y obviamente los ciudadanos no podían formarse sino en libertad.

Finaliza diciendo: “Ya no será posible más regímenes militares en Venezuela”.

Margarita López Maya escribe “Betancourt en tiempos de polarización” en Últimas Noticias y critica el discurso de Manuel Caballero en la ANH por el centenario, señalando en parte que Betancourt si eran personalista. Acá una parte:

La conmemoración se hizo principalmente en ámbitos como los medios, o en instituciones dominadas por la "Cuarta" como la Academia Nacional de la Historia. La polarización no permitió más. En la Academia, el historiador Manuel Caballero estuvo a cargo del discurso. Caballero, quien se ha caracterizado por su oposición al presidente Chávez, a quien ha definido como fascista, inició su reflexión destacando lo que a su juicio fueron los dos principales aportes de Betancourt al proceso político venezolano: su combate al personalismo y al militarismo. Betancourt contribuyó de manera central a la gestación y consolidación de los partidos políticos en Venezuela. Como señala Caballero, nuestra cultura política de la primera mitad del siglo XX era profundamente antipartidista. Los gomecistas los consideraban causantes de todos los males de la República. Se apelaba a la famosa cita de Bolívar en su lecho de muerte "si mi muerte contribuye a que cesen los partidos..." para estigmatizarlos. Las montoneras y guerras que se prolongaron a lo largo de todo el siglo XIX fueron atribuidas a los partidos, creándose fobias y odios hacia ellos. Tanto, que a la caída de la dictadura de Gómez la gente prefería organizar "movimientos", "frentes", usando eufemismos, como hoy "organizaciones con fines políticos", para no mencionarlos

Rafael Arráiz Lucca con “Zamora: culto y mito” en El Nacional comentando la biografía de Zamora escrita por el profesor Manuel Donis y publicada por la colección Biblioteca Biográfica Venezolana (N° 72); en el cual señala:

Se ha querido ver en el general Zamora un líder socialista, cosa difícil de sustentar en un hombre que llegó a contar con el servicio de sus esclavos y una respetable fortuna. Lo que sí fue, sin la menor duda, un integrante fervoroso de los partidos liberal y federal, enemigo acérrimo de los conservadores y un guerrero (…).

Simón Alberto Consalvi con “Una mirada al abismo” en El Nacional comenta el libro del peruano Santiago Roncagliolo llamado La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso (ediciones Debate, 2007).

Para el "camarada Gonzalo", los derechos humanos tenían un "carácter burgués reaccionario". Una historia de terror que aterra al pensar que las sociedades latinoamericanas, Venezuela entre ellas, parecen condenadas al surgimiento de estos personajes u organizaciones (como las FARC en Colombia) que no tienen otros propósitos que utilizar la violencia para reinar. Nada perturba tanto como el poder destructor de las ideas en manos de fanáticos dementes. Así fue la herencia de Mao. A las atrocidades de Sendero Luminoso se unieron las atrocidades del Estado. La cuarta espada acoge un epígrafe de J. M. Coetzee: "El revolucionario es un hombre condenado. No se interesa por nada, no tiene sentimientos, no tiene lazos que lo unan a nada, ni siquiera tiene nombre".

Luis Britto García con “Manual para contratar con la Exxon y demás transnacionales” en Últimas Noticias, acá el extracto que puede servir de resumen:

Las transnacionales invierten para aprovechar ventajosamente mano de obra barata venezolana, infraestructuras venezolanas, comunicaciones y transportes venezolanos, servicios públicos venezolanos, seguridad jurídica venezolana, circulante venezolano y sobre todo, recursos naturales e hidrocarburos venezolanos de los cuales depende su supervivencia. Si ellas son las interesadas, a nosotros nos corresponde poner nuestras condiciones. Quien contrata con un ente soberano, a su soberanía se somete. Soberanía es la potestad perpetua e ilimitada de un Estado de darse sus propias leyes, ejecutarlas y juzgar las controversias sobre dicha ejecución con sus propias normas y tribunales. Tales potestades no pueden ser cedidas ni negociadas por funcionarios, y si intentaren hacerlo, tal tentativa es nula de nulidad absoluta. Estoy hasta la coronilla de conocer mediante mi servicio secreto acuerdos que asesinan la soberanía venezolana. Para el futuro, propongo adoptar las siguientes normas para que no sigamos incluyendo atrocidades en los contratos de interés público de nuestro país con firmas nacionales y transnacionales: Según el artículo 151 de la Constitución, las controversias sobre los contratos de interés público están sometidas a nuestras leyes y tribunales "si no fuere improcedente de acuerdo con la naturaleza de los mismos". Pero las excepciones a la Constitución deben ser desarrolladas en normas explícitas, y a falta de ellas, no se puede por contrato privar a Venezuela de su soberanía de jurisdicción.

Manuel Caballero con “Nepotismo y revanchismo” en El Universal, en el que sus argumentos tratan de explicarnos que, en su opinión, vivimos bajo un gobierno con las características de la mafia: nepótica y militar.

Eso lleva a explicar el estilo de mandar y del simple hablar del azote de barrio que, como un deslave y casi coetáneamente con el de Vargas, nos echamos los venezolanos en el alba del nuevo siglo. Toda la cháchara sobre el "Socialismo del Siglo XXI" (que hasta ahora, por mucho que se exprima las meninges y le ordene hacer otro tanto a sus secuaces, nadie ha sido capaz de explicar "con qué se come") no es otra cosa que un montón de paja seca ardiendo y sobre todo humeando para ocultar que se trata de una dominación personal pura y simple.
Una dominación personal pero no la de ningún Doctor Francia como el de Paraguay, ni siquiera como la del Doctor Duvalier en Haití. No, porque aquí se podría repetirle lo que escribiera Pérez Bonalde de otro ególatra de su tiempo: "tú eres muy bajo para ser tirano". No: se trata de una persona incapaz de ver, en la realidad y no en sus ridículas alucinaciones, más allá de sus narices. Lo que en otros términos quiere decir más allá de su familia


Elías Pino Iturrieta el sábado en El universal se lo dedica a “Leonardo Milla” presidente del Grupo Editorial Alfa, el cual murió el 21 de febrero pasado.

Que Leonardo Milla ya no esté entre nosotros es una calamidad, no sólo por lo que hizo para ponernos a viajar en libros presentados con dignidad y distribuidos en todos los rincones del mapa nacional y aun en otras latitudes, sino también por la necesidad de una presencia personal sin la cual ya no podíamos concebir el quehacer de sentarnos frente a una computadora a ver qué podía él sacar a la luz después del trabajo de cada quien en la escritura. Pero una calamidad cuyo rigor quiso aliviar a tiempo, debido a que no pensó sólo para sí cuando hizo su travesía. Realizó su obra en mancomunidad, a través de la creación de una red de librerías hospitalarias que mantendrán abiertas sus puertas para los autores y para quienes acudan a sus páginas. Pero, en especial, a través de la enseñanza de un oficio llamado a perdurar en su casa y mediante la selección apropiada de sus sucesores. No sólo los de su sangre sino igualmente los de su afecto y su vocación de servicio, en quienes perdurará la obra. De manera que por eso y con ellos lo seguiremos encontrando y lo trataremos hasta siempre, para nuestra fortuna.

Agustín Blanco Muñoz escribió “El saqueo Venezuela” el domingo en Últimas Noticias, y el viernes “¿19 años después?” en El Universal, en ambos habla sobre la posibilidad de que se repita hoy el caracazo.

A 19 años del 27F-89 lamentablemente procede preguntar si vamos o no hacia otro estallido social. La historia de aquel momento no está escrita todavía. Pero no es aventurado afirmar que las condiciones económicas, políticas, sociales y militares de hoy comportan una crisis mucho más profunda. En aquel tiempo había un estado de descomposición social que hoy está dimensionada.

Ya no es el palmario agotamiento-fracaso del llamado "modelo puntofijista" o el comienzo de un vacío que a la fecha, lejos de superarse, se hace cada vez más profundo. Lo que tenemos por delante es una crisis que, en sentido estricto, es continuación de la que produce el levantamiento social del 27F-89 que con el tiempo ha adquirido un desarrollo consistente.

Diego Bautista Urbaneja escribió el jueves: “No te han tocado” en El Universal:
Hugo Chávez significó un proceso de inclusión y de reconocimiento de amplias capas de venezolanos que habían venido siendo excluidas en lo económico, lo político, lo social, a lo largo de los años de declive del puntofijismo. La realidad material de esa inclusión está sujeta a muchas controversias entre los conocedores. Algunos dicen que las misiones nunca sirvieron para mucho y otros sostienen que sí. En cambio la dimensión simbólica de ese proceso estaba fuera de discusión. Más allá de que en los hechos lo fuera o no, buena parte de la población se sentía incluida, reconocida. Lo había oído decir, había como que visto que le había ocurrido a otros, o él mismo estaba en una misión sobre cuya utilidad real no era cuestión de hacerse preguntas: me toman en cuenta y eso basta. Y, sobre todo, esa voz presidencial, ese estar vuelto hacia uno, hacia el olvidado; ese hablarle al corazón, esa calidez, esa llaneza, esas ocurrencias. Tenía que ser verdad. "Me incluyeron, me reconocieron". La dimensión simbólica, en el sentido dicho, predominaba sobre la dimensión material. En cierta forma, era la garantía de que la material, o ya existía o vendría dentro de poco. De alguna manera, en algún momento, por alguna razón, eso se vino abajo. Lo que cuenta cada vez más es la realidad material de la inclusión.

Luis Ugalde, s.j. el jueves también, pero en El Nacional y con “Compromiso con la educación”:

Fe y Alegría este mes lanza un manifiesto público titulado “Compromiso por la educación”. Lo hace partiendo de su extraordinaria experiencia y resultados en 16 países, con más de un millón de alumnos. No es un simple manifiesto de denuncias, sino que se trata de un compromiso constructivo, audaz y realista, con seis propuestas bien pensadas y voluntad de promover consensos efectivos para lograrlas. Se identifican las fallas de la realidad educativa y los caminos para su transformación y elevación con un esfuerzo concertado y sostenido. El espacio de este artículo (más información en
www.feyalegria.org) sólo nos permite enumerarlas (los problemas de la educación nacional): inequidad educativa; baja calidad de la educación; desarticulación y desatención de algunas etapas educativas; desvalorización de la profesión docente; financiación insuficiente; y procesos de gestión poco autónomos y participativos. Luego se concentra el documento en seis propuestas para el diálogo y la acción en respuesta a cada una de las áreas y problemas señalados.

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