viernes, enero 04, 2008

¿Qué hago con mi biblioteca?

Historia familiar y personal

En estos días guardé unos libros que estaban en mi principal biblioteca y que estoy usando poco; en su lugar puse los de Historia de Venezuela que tenía (y todavía tengo) en varias partes, los cuales estoy consultando con mayor frecuencia. Nunca he tenido el espacio para mis libros (sueño con un cuarto que sólo sea para ellos), por lo que están en varios sitios de la casa; incluso en gavetas de muebles, cajas, y lo peor espacios de difícil acceso. Además, estoy por clasificarlos de manera ordenada, pero no sé cómo hacerlo con las técnicas de bibliotecología; por lo general uso un orden temático, cronológico y alfabético.

No tienen espacios mis libros pero… ¡no los pienso botar! (ya una vez doné una buena parte y me arrepentí, en esa donación a la Universidad Monteávila se me fueron libros de Rafael María Baralt y de Francisco González Guinán). Aunque al final de mi vida, si así lo desea C. espero que formen parte de una sola biblioteca de mi urbanización.

5 comentarios:

Alejandro Martínez dijo...

Noostros donamos una buena parte a la Biblioteca del Abuelo de mi papá.

En mi casa tmabién tenemos muchos libros al igual que vos Balla, pero creo que hay libros que debemos conservar, sobretodo esos libros que son la primera edición o libros de los cuales se hicieron solo pocas copias. Hay que conservar y no dejar que suceda lo mismo que en la Biblioteca de Alejandría (eso me dejo traumado)

Saludos

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Balladares,

Me pregunto si esta reflexión es una convocatoria a posibles ideas o a experiencias que tengamos con las bibliotecas propias.

En todo caso, me alegra mucho haberme cruzado con su blog.

Saludos cordiales,

Sofie

Buensancho dijo...

Nosotro donamos muchos libros de la biblioteca de mi suegro a la Biblioteca central de la UCV, la mayoría eran libros de medicina, cirugía, etc. y era maldad que se quedaran en casa donde nadie les iba a sacar provecho, en cualquier caso los libros nunca se botan ni se venden; si no fueran tan costosos lo ideal sería leerlos y dejarlos en un vagón del metro o en un banquito de una plaza para que todos pudieran aprovecharlos sin romper esa "cadena" pero... utópicas fantasías...

Un fuerte abrazo amigo Carlos, todo lo mejor para este año.

Anónimo dijo...

Alex tu viviste la tragedia de la Biblioteca de Alejandría?!! na'guara!. A mí también me dejó traumado cuándo lo leí... y así tantas (no te recuerdas la historia de "El nombre de la rosa"?, ficción que seguramente en muchas casos fue verdad).

Sofies Verden: gracias por la visita y el comentario, pues si, no lo había pensado, cuéntanos...

Buensancho: Feliz año!! pues si, he hecho esas cosas que dices con algunos que no me duelen tanto. Cuando dije que no los donaría, era en vida y por ahora, porque doné unos que ahora estoy necesitando... es por ello que ahora prefiero donar cuando ya no los necesite de verdad, y yo creo que sólo será cuando esté muerto...en ese caso quiero que sean donados a una biblioteca de mi urbanización, acá en Venezuela no tenemos bibliotecas de urbanziación o barrio...hay que hacer algo!!. Creoque hacer una de estas bibliotecas es mejor que dejar el libro por ahí botado para que supuestamente lo lean.

Alejandro Martínez dijo...

Yo si creo que lo que se dice en El Nombre de la Rosa es verdad, y estoy seguro de que hay muchos libros nunca antes mostrados que son conservados por la Iglesia o por coleccionistas.

Sería algo increíble que un día dijeran que aparece una nueva obra de Homero o Aristóteles

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