jueves, abril 05, 2012

El historador Ángel Rafael Lombardi Boscán nos habla de su perspectiva religiosa a propósito de Semana Santa (MUY RECOMENDADO)

EL LIBRO DE JOB
  
      La Biblia es un libro de sabiduría humana y de inspiración divina. Libro religioso y tratado antropológico a la vez. Las escrituras sagradas tienen como fin en todas las culturas la de acercar al hombre con su Dios, el Creador. Todo hombre es religioso por naturaleza, ya que necesita de Dios para conferirle algún sentido y significado a la vida.

     El Libro de Job, en el Antiguo Testamento, es un relato extraordinario tanto por su calidad poética como por presentar las dudas e incomprensiones humanas ante la justicia divina y el obrar de Dios en la tierra. Job como cualquier ser humano de cualquier época y espacio no logra entender los designios divinos, no entiende de castigos enigmáticos y de culpas indescifrables, no comprende que gente virtuosa tenga que sufrir mientras que otros con menores méritos tengan mejor suerte. Job se acerca a Dios y se siente desconcertado, compara el poderío e inmensidad de Dios con la fragilidad de los destinos humanos. Se enfrenta a Dios y le increpa sobre su situación, sin que por ello tenga que renegar de su fe, reivindica su libertad para descubrir a ese Dios muchas veces indescifrable en su obrar. 
      
     Job descubre que a pesar de los infortunios y las derrotas el hombre debe vivir y siempre sobreponerse, entiende que la felicidad está hecha de lo bueno y de lo malo, y que Dios: es una fuerza misteriosa y magnífica a la que sólo podemos acceder con fe y humildad. Dios no puede ser explicado, el mundo no puede ser explicado: ambos forman grandes misterios.

     El hombre no está sólo. Dios nos acompaña a través de su silencio. Nos ofrece la posibilidad de elegir, de intentar construir nuestros castillos, de labrar campos y dejar huellas que nos permitan la inmortalidad. Para muchos ese silencio es despiadado y mezquino, y además, se exigen pruebas para poder creer y corresponder. Por el contrario, pienso que Dios se manifiesta cotidianamente de mil maneras a través de increíbles y verdaderos milagros como el nacimiento de un niño, en el ímpetu de un río, en un veloz caballo, en una puesta de sol, en un cielo oscuro y estrellado, en un acto de generosidad y solidaridad, pero sobretodo, en el amor.

      El destino humano forma parte de un secreto divino. La libertad humana expresada en voluntad siempre encuentra sus límites en las diversas y extrañas circunstancias que nos han tocado vivir. La vida como inmenso laberinto y el hombre como pequeño minotauro.

     Se dice que Dios mata al azar. Job no entiende las razones de sus penalidades y sufrimientos, considera que no es merecedor de tales castigos; exige la presencia de Dios y que le ofrezca una explicación o le confiera la muerte. La maldad humana y la injusticia le hacen creer que el gobierno del mundo es fundamentalmente inmoral, que Dios no interviene en la felicidad y desgracia de los hombres. Job se siente insignificante y relativo ante la vida; no encuentra una explicación coherente a los laberintos de Dios. Pero en el fondo Job es optimista, descubre que no es incompatible mantener una duda religiosa con una duda filosófica, descubre igualmente lo paradójico en el ser humano. Se reconcilia con Dios al entender que la prosperidad no es la recompensa a la virtud, por el contrario, la virtud de un hombre corresponde a su humildad, paciencia y dignidad dentro de una vida de caminos misteriosos.

     Job descubre que la salvación del hombre se encuentra en su amor a Dios y que la aflicción del mundo no contradice ese amor. Aprende a confiar en Dios aún teniendo motivos para desconfiar de Él, su fe le salva al reconocer como íntima certeza su acompañamiento.
      
Dr. Angel Rafael Lombardi Boscan
Director del Centro de Estudios Históricos en LUZ

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