domingo, agosto 26, 2018

Breve entrevista al joven historiador venezolano (22): Gianni Mastrangioli (y segunda parte)

(Segunda parte).

7. ¿Cuál fue su primer escrito como historiador o cuál fue el que más le gustó? ¿Cuáles son sus ritos cuando se dedica a escribir sobre historia?

El primer texto que escribí, en calidad de historiador, fue un artículo que envié a la revista Nuestro Sur sobre la importancia de la sismicidad histórica en el estudio de la historia en Venezuela. La convocatoria, publicada por el Centro Nacional de Historia (CNH), pretendía la difusión de nuevas aproximaciones a la enseñanza del oficio. Mis planteamientos teóricos fueron acogidos con gran aceptación por parte de los árbitros seleccionados, al punto de ofrecerme una posición como investigador en dicha institución. A partir de ese momento, participé en diversas ponencias universitarias y nacionales con el propósito de promocionar los resultados que iba obteniendo en mis investigaciones. Específicamente, fui parte de dos proyectos monitoreados por FUNVISIS, a saber: El proyecto Sismo Caracas (2013), donde se me contraté como paleógrafo para la transcripción de documentación histórica con fines sismológicos, y luego en el proyecto Geociencia Integral de los Andes de Mérida (2014, 2015), el cual financió los gastos de la elaboración de mi tesis de pregrado, entiéndase por esto materiales de impresión, trabajos de campo, asesorías personalizadas, etc. ¿Mis ritos para la escritura? Vaya, diría que un buen par de audífonos, una computadora con Word actualizado, teclas pronunciadas y acceso a internet. Y café, muchos litros de café. Si no se me cumplen estas condiciones, termino repitiendo lo que ya se ha dicho por otros. Nada especial. Nada inspirador.

8. ¿Qué tiempo diario o semanal le dedica a la historia? ¿Qué está leyendo en este momento? 

Ahora que estoy residenciado en Edimburgo, y con miras a un master que pretende tocar aspectos de la historia urbana de esta ciudad, he tenido que documentarme lo mas ampliamente posible sobre los principales autores escoceses en materia historiográfica; asimismo, estar al pendiente de fechas, sucesos, personajes históricos y cualquier otro dato sirva para el reinicio de mis actividades universitarias. La historia tiene su espacio en cada jornada, en cada tiempo libre de mi agenda. No obstante, mi atención lectora esta actualmente concentrada en la literatura y sus detalles narrativos y no en los textos de la carrera. Estoy consultando a Ana Teresa Torres, Milagros Socorro, Héctor Torres, Eduardo Liendo. Mientras contesto esta entrevista, tengo sobre el escritorio una copia de “El oficio va por dentro”. Me seduce el género de la crónica periodística, sus matices teóricos y la ventaja que esta tiene de describir la realidad y presentarla desde el hecho llamativo. Para desagrado de muchos y sorpresa de otros, me temo que estoy dando un salto de disciplina considerable, si bien mis intenciones de continuar con la línea de investigación trazada siguen intactas.

9. Además de la Historia, ¿tiene otros gustos, placeres o vicios?
Viajar. Sí, eso. Una de las oportunidades que me ha brindado la estadía en el extranjero es la facilidad de coger un avión y salir a conocer el mundo, gracias a que, por fortuna, estoy en un país de bases económicas sólidas. En el transcurso de un año y medio he visitado, calculo, diez países y setenta ciudades distintas. Me he dado la oportunidad de disfrutar, digamos, mi juventud, cuestión que no pude hacer en Venezuela por las circunstancias ya conocidas. Siguiendo esta temática, me he propuesto “pesquisar” algunos de los lugares que me cautivaron durante mi periodo en la UCV como estudiante. Por ejemplo, en marzo pasado fui de mochilero hasta Polonia, donde recorrí los campos de concentración de la Alemania nazi. Sí, viajar es, en definitiva, mi segundo placer. El primero continúa siendo las bibliotecas y sus olores “a guardado”.

10. ¿Cómo es su relación con las redes sociales e internet en general? ¿En qué puede ayudar el internet a la historiografía? (si tiene twitter nos gustaría conocerlo y divulgarlo si le parece).

Las redes sociales nos determinan como sujetos sociales. Expresan nuestras opiniones colectivas; lo que queremos ser, lo que queremos demostrar externamente ante los ojos del público. También, y aquí me detengo en el caso de nuestro país, juegan un papel determinante en la difusión de las ideas, en la propagación del hecho periodístico. Como historiador, le apuesto todas mis energías al fenómeno del “social media”; incluso, desde enero de este año inicié una especie de trayectoria como blogger venezolano, teniendo bastante aceptación por parte de la comunidad virtual. La idea comenzó cuando, al haber sido rechazado en un centro de donación de esperma de Inglaterra por ser venezolano, conté mi experiencia en mi cuenta personal de Facebook. La crónica que redacté se hizo inmediatamente viral, introduciéndome en un ámbito internacional en el cual nunca antes había estado. Después de este suceso, se me propuso la creación de un portal digital para la propagación de mis escritos de forma más organizada, con lógica de contenido. Por tal motivo, creé la página “La Esnogota Online” donde concentro miles de seguidores a lo largo del mundo; todos ellos, en su mayoría, venezolanos de la diáspora. Mi propósito con este sitio no solo es describir mis experiencias como emigrante a través del uso del lenguaje de la crónica literaria, sino también conectar a mis compatriotas con la realidad que vivimos todos en sus respectivos contextos. La “Esnogota Online” está conectada, a su vez, con una columna en el diario Caraota Digital, llamada “El aguacate pensante”, de la cual soy autor.

11. ¿Cómo sobrevive (en lo económico, en lo profesional y en lo espiritual) siendo historiador? ¿Se puede ser historiador en Venezuela? 

Apartando las limitaciones económicas que sufre cualquier profesional en Venezuela, los historiadores somos conscientes de las dificultades que implica vivir de nuestro oficio. Se necesita estar preparado y saber competir con otros especialistas del área, ya que los puestos de trabajo son reducidos. Por lo general, o así me lo ha demostrado mi propia experiencia, la carrera tiene que estar acompañada de otras “capacidades” de carácter mas “practico” que la ayuden a expandirse en el campo laboral; entiéndase con esto, la edición, el periodismo, el diseño gráfico, la docencia, etc. También es fundamental tener contacto con lo que denomino yo el “terreno historiográfico” vigente en Venezuela: Con quienes están escribiendo, con quienes dirigen las academias y con quienes representan al gremio en el ámbito público. La Historia, como la mayoría de las carreras en humanidades, se mueve a través de las recomendaciones. Es una característica culposa, según mi opinión, dado a que no permite la contratación objetiva de nuevas mentes. Hay una relación de pupilo/mentor muy arraigada en nuestra forma de interactuar que hace del escenario profesional una arena de combate no muy justa. Pero sí se puede. Y cuando se le ve el resultado, es gratificante. Sentir que se le contribuye al país por medio de la construcción de su conocimiento histórico es un placer de enormes alcances espirituales, so pena de las consecuencias anímicas que esto trae consigo. Meter las narices en el pasado de Venezuela, a la luz de lo que nos pasa actualmente, entristece.

12. ¿Para qué sirve la historia? ¿Tiene futuro el estudio de la historia en general y en Venezuela?

La historiografía ha debatido esta premisa hasta el cansancio, por lo que una opinión al respecto seria redundar en las alegaciones ya dichas. La historia continuará siendo funcional en la medida que responda a las necesidades de su tiempo, esto es, la comprensión del pasado y sus componentes en virtud de las exigencias presentes y futuras. Por supuesto que la Historia no es un oráculo de los acontecimientos venideros; sin embargo, su estudio nos da la posibilidad de entendernos mejor como una sociedad que enfrenta retos históricos determinados. El fracaso del sistema venezolano, de la nación rentista a la cual se le ha apostado desde los últimos setenta años, exige de nosotros los historiadores un compromiso moral y académico, a mi parecer, sin precedentes. El país requiere de nuestras capacidades teóricas para dar explicación de lo que sucede actualmente.

13. Si cree que existe la venezolanidad o la identidad venezolana ¿cómo la definiría? ¿La historia de Venezuela ha sido un fracaso? ¿Qué piensa de nuestro presente?

La diáspora venezolana es el ejemplo más claro de que nuestra identidad nacional está redefiniéndose, desmontándose. El velo de aquella Venezuela petrolera, pujante, no es más que la nostalgia de un pasado cercano que se nos empaña los ojos, las proyecciones de largo alcance. Es la primera vez que a los venezolanos nos ha tocado ser definidos desde el criterio del otro, del país que nos recibe. “Escuchar quienes somos en voz alta” es la definición que puedo ofrecer en calidad de emigrante. No obstante, confieso que sí hay una serie rasgos que nos caracterizan como pertenecientes a un mismo grupo; una especie de huella que se hace reconocible fuera de las fronteras. No me refiero con esto a los estereotipos de la alimentación y el vestuario, o a las expresiones idiomáticas, sino más bien al modo como afrontamos el proceso migratorio y sus etapas de duelo. En otras palabras, el sistema de valores y juicios que aplicamos en la pesarosa necesidad de rehacer nuestras vidas. El colapso de las estructuras publicas y privadas en Venezuela no declara el fracaso de la historia nacional; por lo contrario, representa un periodo de quiebre que conllevará a la constitución de nuevos patrones colectivos.

15. Ahora invente una pregunta, la hace y se responde a sí mismo.
¿Volvería a estudiar historia en otra vida?

Absolutamente. El oficio del historiador, en el sentido más amplio y abstracto de la frase, ha moldeado todos los aspectos de mi vida personal y académica.

16. Puede hacerle una pregunta al entrevistador si lo desea.

¿Qué lo condujo a elegirme como entrevistado?  

Responde Profeballa: el colega y amigo común Jesús Piñero lo recomendó en la pregunta relativa a ello y venía escuchando su nombre. Ha sido una grata sorpresa. le agradezco porque en verdad he disfrutado sus respuesta. 

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