sábado, diciembre 20, 2008

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) opina sobre la reeleccìón indefinida y la intimidad de cada venezolano

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en El Universal. El subrayado es nuestro.

La intromisión en nuestra vida

Estamos ante la peor violación de la privacidad de que se tenga memoria en Venezuela
La pretensión continuista del mandón es una búsqueda inadmisible en una sociedad que reaccionó negativamente cuando se atrevió a plantearla por primera vez. El hecho de que la resucite, cuando debería reposar en la quinta paila del infierno en atención a la voluntad mayoritaria de los votantes, desemboca necesariamente en la ilegalidad. Sólo el empeño en imponerse sobre decisiones de la sociedad y sobre disposiciones constitucionales debido a un capricho personal, debido a un deseo irrefrenable de poder resumido en la vanidad de quien se juzga a sí mismo como imprescindible, puede producir el engendro de la presidencia vitalicia con el cual pretende meternos en un problema que no debería existir debido a que lo depositamos en una imponente tumba hace apenas un año. Sin embargo, estamos ante la inminencia de una resurrección. Las resurrecciones no son posibles en el trajín de los mortales, exceptuando el caso de Lázaro sacado del sepulcro por la voluntad de Jesús, pero suelen ocurrir en política cuando no existen límites en el ejercicio de la autoridad y cuando no se ejercen oportunamente controles ante una hegemonía personal.
Sólo que el regreso del infierno es ahora una hazaña tan carente de sustento que requiere de movimientos capaces de provocar infinita molestia entre la ciudadanía. Sin fundamento legal, sin la base de una administración eficiente y honrada que le sirva de asiento, sin la solicitud genuina de un sector de electores, sin evidencias susceptibles de señalar el crecimiento del liderazgo del candidato a mandatario sempiterno, sin la precedencia de un clima capaz de animar una mudanza de la Carta Magna, sin la compañía de elementos materiales en los cuales se pueda proclamar un cercano período de bonanza y apenas terminado un proceso electoral en el cual quedó clara la división del país en dos fragmentos más o menos emparejados en fuerza, nadie ve el trampolín desde el que pueda efectuar el mandón un salto hacia el poder sin término, o cualquiera puede imaginar la existencia de una plataforma desde la cual se precipitará hacia una piscina sin agua en cuyo fondo se fracturará la crisma. Seguramente el mandón sepa los riesgos que corre, pues no tiene un pelo de tonto, pero precisamente por presentirlos ha puesto en marcha una campaña en la cual involucra la vida de la gente sencilla hasta extremos excesivamente peligrosos.
La campaña consiste en no dejarnos pensar, en evitar que tengamos un minuto de soledad, en aparecerse cuando se le pega la gana en la intimidad de nuestros hogares, en modificar las jornadas de trabajo, el horario de las diversiones y el tiempo de los duelos. Quiere que su presencia nos avasalle en el metro, en el autobús, en la oficina, en la funeraria, en el restaurante, en el bar y aun en la soledad de los urinarios, para que lo privado se convierta obligatoriamente en público y para que tengamos presente su figura cuando la rutina nos reclama unas obligaciones o unos esparcimientos más personales y menos expuestos a la consideración de la generalidad del prójimo. No quiere que pensemos en la legalidad, sino en la trascendencia de su ubicua persona. No quiere que soñemos en una convivencia pacífica en la cual disfrutemos del derecho de ser como cada quien quiera, sino que experimentemos un entorno de pugnacidad de cuyos infortunios sólo él puede salvarnos. No quiere que pensemos en el pasado inmediato, capaz de ofrecernos lecciones edificantes en materia de civismo y ciudadanía, capaz de animarnos a profundizar la lucha contra el personalismo y contra el militarismo, sino sólo en su entronización de Mesías convocado quién sabe por quién para redimirnos. La estrategia consiste en no darnos tregua para que, en medio de perversas sugestiones, terminemos por rendirnos ante una influencia aplastante que terminará por cumplir sus propósitos.
La desesperación originada en la falta de argumentos lo ha llevado a esta violación de la rutina en la cual nadie tiene derecho a entrometerse. Estamos ante el coleado más impertinente de nuestras reuniones. Nadie tan extraño se mezcló antes con tanta cara dura en las tertulias de la familiaridad y la amistad. Ninguno de nosotros se encontró en la víspera ante la contumacia de un fisgón empeñado en participar de asuntos particulares que le son ajenos. Estamos ante la peor violación de la privacidad de que se tenga memoria en Venezuela, de lo cual se desprende que no enfrentamos solamente un problema de ilegalidad y arbitrariedad que debe dirimirse en la plaza pública, sino la necesidad de que el lector responda una pregunta desde su asediada individualidad: ¿qué hago en adelante con mi vida, con las minucias de mi existencia, con los asuntos que sólo a mí conciernen, si los dejo en las manos de un mandón desenfrenado? eliaspinoitu@hotmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

!Buenos días!
Soy una estudiante de la Universidad Metropolitana y me encantó lo que escribe en su artículo “La intromisión en nuestra vida”. Como soy una persona joven, debo decir que no he conocido otra situación política en Venezuela, que la del proceso de “Revolución Bolivariana”. Tristemente no he tenido la oportunidad de experimentar una alternabilidad política, ni un desarrollo socioeconómico en nuestro país. Como estudiante universitaria, que está participando en la lucha contra el tirano que quiere robarnos nuestros derechos, creo que su artículo ha resumido sino toda, la mayoría de los factores por los que estamos luchando.
“Los líderes se deben fundamentar en las ideas propias de la generación a la que pertenecen y que se renuevan en el tiempo de forma irremisible y por tanto no debe ni puede instalarse permanentemente un mismo líder o caudillo que, por las razones que sean, frustren o frenen los nuevos liderazgos políticos propios de su generación, porque tal circunstancia constituiría un hecho contra natura.” Ing. Colmenares Finol.
Cuando leemos estos, podemos concluir que Chávez está enfermo de poder y simplemente quiere que dejemos de pensar para así adueñarse del país sin ninguna oposición. Como usted dijo. “La estrategia consiste en no darnos tregua para que, en medio de perversas sugestiones, terminemos por rendirnos ante una influencia aplastante que terminará por cumplir con sus propósitos”. No debemos desesperarnos, sino mas bien, seguir luchando y seguir despertando a los venezolanos para que TODOS estén conscientes de lo que se está jugando. El “mandón no tiene ni un pelo de tonto”, como usted lo dijo y claro está que esta intromisión que quiere transformar en infinita, la tiene muy bien pensada y organizada. En este aspecto, es donde nos debemos unir, todos juntos, como una oposición fuerte, no debemos rendirnos, sino actuar pensantemente. “Permitir la reelección indefinida se convierte de facto en una invitación abierta a las pretensiones de cualquier anti líder o caudillo para convertir la democracia en una dictadura totalitaria”, como dice el Ing. Colmenares Finol. En mi opinión, creo que si logramos participar todos abiertamente en esta Batalla de Carabobo 2 por nuestra Independencia, SI vamos a lograr sacar a este intruso de nuestras vidas.

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