sábado, diciembre 13, 2008

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) opina sobre el personalismo venezolano

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en
El Universal. El subrayado es nuestro.
El César de la decadencia

Ahora tenemos un personalismo sin teorías, a menos que le den argumentos a esta "revolución"

El título de hoy imita a uno ya viejo del colombiano Vargas Vila, quien no dejaba de mover la pluma contra las "emanaciones personales" que parecían encontrar clima favorable en Venezuela hacia finales del siglo XIX. No entendía cómo abundaba entre nosotros la fauna de unos hombres de presa que se presentaban como salvaguarda de la sociedad, ni el coro de plumarios con el cual contaban para anunciarse como Mesías ante multitudes de incautos. Pensaba, sin embargo, que la fiebre pasaría cuando se comprobara la vaciedad de las cualidades que supuestamente adornaban a los continuadores tropicales del divino Julio. El requisito de la alternabilidad se impondría más temprano que tarde, no en balde los predominios personales no eran sino la demostración palmaria de la mediocridad de los individuos sobre quienes se imponían. En especial cuando era asunto sencillo la constatación de cómo valían o no valían nada los líderes que se vendían como portentos. Una sociedad tan despierta e ingeniosa como la venezolana se hartaría ante un desfile excesivamente prolongado de césares y terminaría por protagonizar un espectáculo más edificante, supuso con generosidad.
No le faltó razón, pues en el futuro se comprobó su idea en torno a la existencia de una sociedad capaz de librarse de los personalismos y de intentar una cohabitación de talante republicano. No sucedió con la rapidez sugerida por su pronóstico, pues las costumbres de la supeditación no pasan de la noche a la mañana, pero llegó la buena hora de sacar del juego a los cabecillas de masas de borregos. Venezuela debió esperar hasta 1945, cuando despojó de influencias al gomecismo y al posgomecismo para reemplazarlos por la creación de instituciones a tono con los requerimientos del siglo XX, pero no logró una victoria definitiva. En apenas tres años sintió el dolor del retorno de un hombre de presa a quien tuvo que soportar durante una década, experimentó la frustración de ver cómo surgía de las tinieblas un ejemplar semejante a los que había conducido hasta el cementerio. Le propinó de nuevo un puntapié al personalismo en 1958, pero no le arrojó suficientes paletadas de tierra como para que se quedara a solas revolviéndose en la sepultura. De allí que, con la cirugía estética de la actualidad, esté ahora pregonando sus fueros y obligándonos a hacer otra vez el papel de enterradores, ojalá efectivos para no seguir en ritos de cortejos fúnebres y renacimientos auspiciosos que ya resultan anacrónicos.
El comentario de la lucha contra el personalismo es ahora necesariamente somero. Hay mucha tela para cortar en su sastrería, pero lo sugerido da cuenta de la persistencia de un fenómeno que no deja de conspirar contra la posibilidad de que tengamos una república hecha y derecha. Son muchos los factores que lo invitan a proseguir su menoscabo de la civilidad, su empeño en encumbrarse a la brava sobre los valores que proclamaron los fundadores en 1811 y a los cuales nos aferramos para no perder la identidad, para tener algo de trascendencia que nos aglutine y enaltezca de veras. Quizás uno de los resortes que lo muevan sea la teoría que aparece ocasionalmente sobre la ineptitud del pueblo para el ejercicio de la democracia. Es una teoría trivial, no en balde hemos demostrado cómo, cuando nos lo proponemos, mandamos a los hegemones a las duchas. Hablamos de las abstracciones supuestamente científicas de los positivistas, que clamaban por una situación de Orden y Progreso para desembocar en la petulancia de Guzmán y, más tarde, en la proclamación de un "gendarme necesario" encarnado en Juan Vicente Gómez. Pero también hablamos del paternalismo de los "notables" que reinaron entre 1936 y 1945, quienes se atribuyeron el papel de tutores inapelables ante la pretendida minoridad de sus gobernados; y quienes resucitaron en nuestros días para iluminarlos con linternas ineficaces cuando el régimen de CAP fue conmovido por un cuartelazo fracasado.
Ahora tenemos un personalismo sin teorías, a menos que se le concedan argumentos de significación a la "revolución bolivariana". La sociedad contempla el fenómeno de un sujeto que se juzga imprescindible porque le da la gana, de un mandón que quiere morir o llegar a viejo en el ejercicio del poder porque se le metió entre ceja y ceja la posesión de cualidades que lo convierten en imprescindible, sin mirar siquiera hacia la voluntad de un pueblo que no lo ve con la simpatía que él imagina en sus delirios. Pero no se trata de un asunto de simpatías y antipatías, ni de quitar a uno para poner a otros, sino del estreno de un personalismo que, por sus carencias de pensamiento, por su absoluta inconsistencia, anuncia una situación de declive de la cual no tenemos memoria. ¿Podemos darnos el lujo de llegar tan abajo? eliaspinoitu@hotmail.com

2 comentarios:

Blanca dijo...

El Personalismo Venezolano es uno de los más graves problemas con que lidia la sociedad Venezolana. Como dice el Historiador Elías Pino, venezuela siempre tiene ¨hombres de presa que se presentan como salvaguardia de la sociedad¨ dichos hombres siempre logran envolver a los Venezolanos, que creen en las promesas de dichos individuos que no quieren otra cosa que su propio enriquecimiento. Venezuela ha sufrido de dicho personalismo durante toda su vida, por un momento se creyó que ibamos a salir de allí con la caída de Gomez, pero ha sido un arduo proceso. Es increible como el hambre de poder puede hacer que los gobernates actúen simplemente para sí mismos, sin importar las vidas con las que se esta jugando. El personalismo se caracteriza como un fenomeno de gran persistensia, y a mi jucio personal, no es algo que sólo pasa en los gobernantes de los países sino en cualquier cargo de poder donde las personas tienen acceso a hacerse millonarios y tener una ¨vida mejor¨pero acuesta de que? sacrificando tus valores, tus ideas, a los demás, es como mucho.. El pueblo Venezolano cree, perdona, no juzga, y es por eso que el personalismo se ha presentado a lo largo de nuestra historia, sin embargo, no vamos a dejarnos tampoco, ya que otra caracteristica del Venezolano es que es luchador y no se va a dejar pisotear.. es por eso que confio que en algún punto de nuestra historia lograremos elegir bien, a un gobernante que se preocupe realmente por nuestra sociedad, y no sólo por él...

Anónimo dijo...

El personalismo es uno de los problemas que se ha manifestado a lo largo de la historia tanto del país como de todo el mundo, especialmente en países con altos índices de pobreza, países del tercer mundo. Este fenómeno se da en nuestro país porque en la mayoría de las casas venezolanas el padre de la familia se encuentra ausente, bien sea por trabajo o por abandono a la misma (situación muy frecuente en familias de escasos ingresos), por lo que siempre intentan buscar a una figura paternalista con la cual se sientan seguros y que la misma les puede solucionar sus problemas. Esta figura paternalista siempre les promete a las personas solucionarles todos sus problemas y les hace creer que van a poder tener más ingresos, mayor calidad de vida, etc. y como esta es una de las principales motivaciones de la población, estos siguen votando por ellos buscando en la figura presidencial la solución a sus problemas.
Venezuela es un país que ha sufrido de personalismo durante muchos años, claramente se ve reflejado en el gobierno de Gómez, figura muy personalista donde el gobierno era él y no había ninguna decisión que se tomara sin aprobación de él, quien dirigía a su gusto y desde donde le pareciese mejor al país, pasando por encima de muchas libertades. A base de discursos esperanzadores se han montado en el poder como altos mandatarios de la nación, presidentes como Guzmán o Monagas, Marcos Pérez Jiménez, entre otros, los cuales han terminado siendo dirigentes dictatoriales, tratando de mantenerse como figura en el poder hasta su muerte.
Es impresionante como a lo largo de la historia los venezolanos siempre han buscado a un presidente paternalista, lo vemos en este momento con el Presidente Hugo Chávez el cual es un presidente sumamente personalista, quien a pesar de no cumplir casi ninguna de sus promesas, dejando al pueblo en un estado cada vez peor y sin darle ninguna importancia al problema de la inseguridad que asota a los venezolanos día a día, todavía hay muchas personas que creen en él porque creen en su discurso y en que el gobierno les va a solucionar todos sus problemas
Para terminar mi intervención en este foro, me gustaría agregar una frase del presidente actual, justo cuando presento su propuesta de reforma al congreso venezolano: "Si yo entrego el pincel, puede ser a la persona más querida, a lo mejor esa persona más querida empieza a echarle otros colores, porque tiene otra visión y empieza a alterar los contornos del cuadro (...) ésa es la razón de fondo"

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