martes, mayo 27, 2008

El 18 de octubre de 1945: el mito revolucionario (II)

La tradición militarista positivista (la primera parte de este post puede verse acá)

La larga dictadura de Gómez estableció como base de su poder a la Fuerza Armada Nacional; siendo el mismo Gómez, junto a Castro, el que la había creado y consolidado. El gomecismo representa la paradoja de un gobierno personalista que dirige un Estado y un Ejército que no cesa de tecnificarse e institucionalizarse, tarde o temprano dicha contradicción desembocaría en un conflicto y en una ruptura. Los gomecistas o mejor habla de sus herederos: López Contreras y Medina Angarita, que a pesar de sus diferencias poseen una visión común positivista: modernización y democracia tutelada; ambos confiaban en que dicha ruptura no se daría porque gradualmente se iría despersonalizando el poder; y el pueblo terminaría aceptando el gobierno de los más preparados (del mérito, de la formación). La visión de la sociedad de los gomecistas era la que habían pensado los intelectuales positivistas: gradualismo en los cambios hacia la modernización, control de dichos cambios por parte un “hombre bueno y fuerte”. Pero de forma paralela a esta idea se había construido la práctica del ejercicio del poder por los militares tachirenses, lo cual no respondía a ningún criterio técnico sino a la tradición caudillesca del siglo XIX y a la toma y usufructo del poder por parte de los andinos desde 1899. Positivismo y militarismo (o caudillismo regional) andino se fusionaron en 40 años de predominio político, y no estaba entre sus planes el ceder el poder.

El gomecismo puede definirse como una dictadura paternalista (Gómez como padre de la sociedad) y liberal (más en el sentido económico que político); y el postgomecismo como una democracia tutelada por una Fuerza Armada dirigida a su vez por los generales andinos “chopo de piedras” (no profesionales) y una clase política “positivista”, con un Estado de tendencias intervencionistas. El ejército se había convertido en la más importante institución del país para conservar la estabilidad del Estado y el poder, pero no para decidir sobre los destinos de la nación. Más temprano que tarde el sector profesional anhelaría participar en las decisiones, sin cambiar el papel en el poder de los hombres en armas; es decir, sin permitir la participación de los civiles en el Estado. En la primera mitad del siglo XX venezolano había surgido la institución castrense reforzando a su vez el papel de los militares en la política, sólo que ahora eran profesionales y no caudillos[1].

Autor: Carlos Balladares Castillo (mayo, 2008)

Citas:

[1] En este apartado hemos considerado la institucionalización del ejército con otros factores (positivismo, tradicionalismo andino en el poder, gomecismo, postgomecismo), de manera que dicho fenómeno llevó a un reforzamiento del predominio militar (o de los hombres de armas) sobre los civiles; a diferencia de lo que sostiene Luis Castro Leiva (1988) en su obra El dilema octubrista 1945-1987, en el capítulo “La política por otros medios: conceptualización de las armas” (pp. 15-19).

Ver también el excelente post sobre este tema que publica el amigo comunicador e historiador: Juan E. Páez-Pumar en su blog (ver acá).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La efemérides de hoy profe: el 27 de mayo de 2007 el dictador Chavez cierra el canal con más años en la televisión venezolana y provoca con ello el resurgimiento del movimiento estudiantil

Profeballa dijo...

se me olvidò gracias por el recuerdo

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