domingo, mayo 18, 2008

Historiador venezolano (Simón Alberto Consalvi) opina sobre Bolìvar como "precursor del socialismo"

Artículos de opinión de los historiadores venezolanos

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Simón Alberto Consalvi que publica todos los domingo en El Nacional. El subrayado es nuestro.
"No tenemos remedio, coronel..."
Cuando uno oye las amenazas de guerra contra Colombia por (sin) razones que jamás podrían justificar una guerra, piensa fatalmente en Simón Bolívar y en la forma como su figura ha sido invocada, traída y llevada, adulterada y usufructuada sin medida, sin importar para nada su legado. Más que consultar la historia, quizás prefiera la ficción que en el caso es fruto inequívoco de aquella.
Leo El último rostro de Álvaro Mutis, como podría leer El General en su laberinto, dos obras geniales sobre Bolívar, escritas por dos grandes novelistas colombianos. Abro las páginas de El último ros tro, el dibujo del héroe moribundo. Tropiezo con estas palabras de Bolívar de su diálogo con un visitante polaco, el coronel Napierski, a quien trataba de animar sobre el destino de su país bajo los asedios del imperio ruso: "Mientras tanto nosotros, aquí en América, nos iremos hundiendo en un caos de estériles guerras civiles, de conspiraciones sórdidas, y en ellas se perderán toda la energía, toda la fe, toda la razón necesarias para aprovechar y dar sentido al esfuerzo que nos hizo libres. No tenemos remedio, coronel, así somos, así nacimos...".
En El último rostro la ficción se da la mano con la historia, y el creador de Maqroll el gaviero interpreta cabalmente el pesimismo que se había apoderado del espíritu de Bolívar. No era para menos, presentía con lucidez que estaba al borde de la tumba, aunque lo reconfortaba el sentimiento de "morir con el corazón joven", lo cual le regaló una de las últimas sonrisas al "último rostro".
¿En qué andan los que hablan de guerra, como el Presidente de Venezuela? ¿Es que se puede hablar de guerra como de un hobby, o es que se ignora lo que es una guerra, el compromiso de ir a una guerra y de librarla, porque simplemente le han herido su orgullo o su vanidad personal, o lo han sorprendido en lo que no es lícito ni permisible? Nos hundimos en el caos de guerras estériles (o de amenazas), de conspiraciones sórdidas, de intervencionismos ocultos o visibles, de interferencias o de alianzas inaceptables. Cuando se niega con vehemencia una alianza sospechosa, se produce una confesión de parte, o sea el reconocimiento de que nada podría justificarla. Eso sucede ahora en Venezuela. Bienvenida la negación, porque admite su incompatibilidad con tratados internacionales.
Cuando se oye de guerra entre Venezuela y Colombia, uno piensa fatalmente en la última proclama de Bolívar. "Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión...".
Fue su testamento político: la convicción de que sólo la unión podría darle grandeza a la patria que había construido.
Quienes se proclaman bolivarianos, y utilizan su nombre para "proclamarlo precursor del socialismo del siglo XXI", no sólo alteran sus ideas, sino que desconocen el pensamiento conservador de su etapa final de gobierno, después de la Convención de Ocaña.
Veamos lo que Bolívar le dijo a Páez en una carta del 30 de junio de 1830: "Mi plan es apoyar mis reformas sobre la sólida base de la religión y acercarme en cuanto sea compatible con nuestras circunstancias, a las leyes antiguas, menos complicadas y más seguras". No hay ni amagos ni anticipos de socialismo en el pensamiento de Bolívar.
De modo que resulta inexplicable eso que comparten por igual la revolución bolivariana de Venezuela y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia que, a su turno, se proclaman también marxistas y seguidoras del pensamiento de Bolívar. ¡Quién sabe quién, cómo y cuándo se resolverá el enigma! No cabe duda de que en su pensamiento abundan principios que pueden enriquecer el arsenal ideológico o político de quienes pretendan cobijarse bajo su sombra. Uno es la unidad de los pueblos, la creencia de que las guerras civiles (o inciviles) son una maldición, y que de persistir en ellas nos iremos hundiendo en el caos. "No tenemos remedio, coronel, así somos, así nacimos...".
Adulterar el pensamiento de Bolívar y desconocer su evangelio de unidad, equivale a traicionar su testamento político.
El "hombre de las dificultades" abogó finalmente por la paz.
Quienes predican la guerra se ponen a tono con la copla del poeta Luis Vargas Tejada, uno de los cerebros de la Conspiración de Septiembre, cuando Bolívar estuvo muy cerca de ser asesinado, en 1828: "Si a Bolívar la letra con que empieza y aquella con que acaba le quitamos, oliva de paz símbolo hallamos. Esto quiere decir que la cabeza al tirano y los pies cortar debemos, si es que una paz durable apetecemos". Lo dijo Bolívar: "No tenemos remedio, coronel, así somos, así nacimos...".

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