domingo, noviembre 30, 2008

Historiador venezolano (Manuel Caballero) opina sobre las elecciones regionales del 23 de noviembre de 2008 en Venezuela

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en El Universal.

¡Le partieron la siquitrilla!

La "victoria" del Ejecutivo no es sólo pírrica: es diarreica

Ni los cubanos saben qué cosa sea eso de "siquitrilla"; de modo que de nada vale que trate uno de asesorarse con "los compañeros de seguridad", o sea del G-2 cubano cuya presencia, pese a su carácter secreto, es fácil detectar en Caracas por ser el Sambil su lugar favorito de acuartelamiento. Como sucede con esas palabras enigmáticas, ellas son susceptibles de varios significados. En este caso, le daremos a "siquitrilla" el de la derrota del muy evidente fraude cometido por el gobierno en estas elecciones, como en todas después de 1999. Fraude, no es sólo manipulación de los números, de los resultados de las urnas, como una cierta oposición perezosa lo ha pretendido, buscando jugarse siempre el todo por el todo en un día, evadiendo el combate permanente. El fraude actual toma la forma del obsceno ventajismo del Ejecutivo.

El más corrompido Ventajismo presente en las inhabilitaciones, la intervención del capomafioso de Sabaneta (con lo más florido de su lenguaje de portero de burdel) en la campaña de cada uno de sus soldati; en el despilfarro de los dineros públicos para promover los candidatos oficialistas; y en general, en el despliegue de toda la acción del más corrompido de los gobernantes que haya conocido la pobre patria de José Tadeo Monagas, de Cipriano Castro, de Juan Vicente Gómez y de Marcos Pérez Jiménez. En tales condiciones, las elecciones del 2008 fueron una auténtica pelea de tigre con burro amarrado. Pero el burrito no sólo se soltó, sino que de una rotunda coz "le partió la siquitrilla" al locatario de Miraflores.
Veamos en detalle el asunto. Antes de las elecciones, se me preguntaba mucho cómo veía las perspectivas. Solía responder que si la oposición triunfaba en una sola circunscripcíón más de las que ya tenía, consideraría eso un gran triunfo, porque se habría logrado reducir el espacio rojo-rojito. Pero nunca pensé que ella sería la Alcaldía Metropolitana de Caracas. Yo me cuento, pues, entre quienes pensaban que Ledezma no podía vencer en Caracas.
Y por paliza Porque peleaba con demasiadas cosas en contra: el gobierno le enfrentó el mejor (el "menos peor") de sus candidatos, armado además hasta los dientes con todo el fraude arriba detallado. Y sin embargo, le partió la siquitrilla. Y la derrota de Istúriz no fue por un pelo: en esas condiciones fue por paliza. De modo que el pobrecito Aristóbulo apenas tendrá, para comentar en las largas noches de su confinamiento en la tórrida Siberia de Isla Borracha, el consuelo de tontos de que allí le serán "apersogados" Diosdado Cabello, Jesse Chacón, Giancarlo Di Martino y Mario Silva.
Y cuando redactamos estas notas, no está del todo descartado que allí se les aparezca Adán Chávez. Pero aún si al final un sospechoso conteo pudiera favorecer al Hermanísimo, hasta el Coronel de García Márquez (ese cuyos zapatos nunca le habían escuchado una mala palabra) se verá obligado a copiar el lenguaje del Ejecutivo para llamar a esa victoria pírrica "una victoria de m..."; aunque conocemos el hábito del atarantado de Sabaneta de transformar sus derrotas en victorias. Ya comenzó a hacerlo de nuevo, trampeando con los números.
El mar de lágrimas Pero no hay sino que leerse el mar de lágrimas derramado en el site oficialista www/aporrea/org para saber que eso no se lo cree ni la hoy invisible señora Ron. Acaso la única incuestionable de las victorias oficialistas sea la de quien no necesitó del portaaviones boca sucia: el nuevo gobernador de Lara. En casi todas las otras, los candidatos de oposición (para seguir con las metáforas extraídas del mundo animal) le "latieron en la cueva" a los oficialistas. Aparte de eso, hay por lo menos dos candidatos de la oposición cuya situación bien puede llamarse "victoria en la derrota": la de Stalin González, un muchacho casi desconocido que hace muy poco todavía estaba calentando los bancos de la universidad y que le llegó bastante cerca al ex vicepresidente de la República y miembro de "cogollo" del PUS; y la de Andrés Velázquez, derrotado por la terquedad de Julio Borges quien ahora pide perdón ignorando aquello de que "después del ojo afuera no vale Santa Lucía". Para cerrar, haremos dos preguntas .
El último en enterarse Una, ¿qué irá a decir ahora el antiguo profesor de moral José Vicente Rangel, frente a la ineptitud y deshonestidad de su retoño, lanzado por él como paracaidista en Petare y echado a patadas por los petareños? Acaso se refugie en la excusa de que no sabía nada, de que él siempre es el último en enterarse de todo...
Lo otro se refiere a Caracas. Antonio Ledezma va a gobernar en un situación muy difícil, porque va a recibir día y noche las amenazas y el saboteo de Miraflores, y su intento de estrangularlo económica e institucional, si no físicamente. Cierto, el Metropolitano tiene la mayoría de los alcaldes de Caracas a su favor, pero a Jorge Rodríguez en contra. La pregunta es si Ledezma logrará entenderse, conciliar con un hombre cuya imagen pública es la de un ser sectario y dado a los berrinches que parecen revelar algún trastorno primario de la conducta. Pero de quien hay un precedente que convendría no ignorar, aunque tampoco cifrar allí demasiadas esperanzas.
En efecto, si es capaz de fraternizar, de llamar "camarada" en el PUS (y como viceministro de su gobierno) al delator de su padre, quien así lo apuñaló por la espalda y es por lo tanto corresponsable de su horrible muerte, ¿va Jorge Rodríguez a negarse a conciliar si no colaborar con un adversario político que le está tendiendo la mano? hemeze@cantv.net

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