viernes, septiembre 19, 2008

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) opina sobre la ausencia de imparcialidad en el organismo electoral de Venezuela

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en El Universal. El subrayado es nuestro.
Votar no es una nota

La idea del CNE es impecable si no ocultara los escollos que la realidad le pone al guateque
Para incentivar la participación de los electores el CNE ha machacado una publicidad de tono festivo. Parece la invitación a una verbena, antes que una llamada a cumplir con una obligación de envergadura. La intención no es susceptible de reproches si busca, como parece, una masiva asistencia de sufragantes jóvenes. De allí que los conmine con la ayuda del rock y con la imagen de unas pavas espectaculares. Las elecciones son una fiesta como las que hacen ustedes, estimados chamos, una diversión suprema que los llenará de alegría, y ahora el CNE los convida a gozarla en grande como partes de la ciudadanía colocada frente a las máquinas de votar, sugieren las cuñas. La idea es impecable, un anzuelo atractivo de veras, si no ocultara los escollos que la realidad le pone al guateque y la indiferencia del anfitrión frente a los factores que pueden convertir el regocijo en calamidad.
La oferta de un brindis requiere ausencia de prejuicios, es decir, la seguridad de que la gente va a disfrutar sin problemas, sin estorbos, sin entradas de primera clase ni convidados de piedra. Es evidente que el anfitrión no lo percibe así, pues se ha esmerado en la atención de un tipo especial de concurrentes en perjuicio del resto. La vista gorda de los rectores del organismo ante el ventajismo del Gobierno comprueba la preferencia hacia un tipo selecto de asistentes. Vemos ríos de dinero provenientes del tesoro público para beneficio de los candidatos del oficialismo, ante el silencio sepulcral del organizador del festejo. Vemos al Canal 8, a TVes, a la Radio Nacional y a la planta de la Asamblea Nacional cubiertos de rojo, sin que los árbitros adviertan que para los convites variopintos está prohibido el uniforme. Vemos al mandón dirigiendo la orquesta y repartiendo un generoso cotillón, pese a que es el único venezolano que no tiene lugar en el convite. Sus bonches son otros, sus ferias forman parte de un calendario distinto, pero los porteros disimulan cada vez que lo ven llegar con un talonario de pases en la mano. En consecuencia, no parece tan inocente el certamen disfrazado de jolgorio juvenil.
Gracias a un informe de la organización Esdata, hecho público el 6 de agosto a través de la prensa, se delatan movimientos tendenciosos en relación con la selección de los funcionarios electorales. De los sorteos del CNE ha salido una preocupante nómina de los responsables del acto de votación, no en balde 17.312 mesas han quedado bajo la presidencia de un militante del Partido Socialista de Venezuela y tienen entre sus miembros, por lo menos, a un ciudadano con carnet de la misma bandería. Se trata de más de la mitad de las mesas que funcionarán en noviembre, de lo cual se desprende cómo, apenas en su prólogo, la supuesta velada no ofrece hospitalidad a todos los que han recibido la tarjeta para pasar a divertirse. Si al detalle se agregan las quejas en torno a la migración de electores, que no parece tan cristalina como sería cuando la provocan situaciones como los cambios de domicilio, las enfermedades y otras causas comprensibles, los muchachos tendrían que asistir con guardaespaldas a la recepción. Así evitarían que les roben la cartera, en el mejor de los casos. Además, la ingenuidad que los lleve a confiar en los milicianos a cuyo cargo estará la vigilancia del club puede traerles consecuencias nefastas. Lo mejor sería que, mientras se desperezan en las contorsiones del baile, ni siquiera los pongan a cuidar los carros.
Pero no se trata ahora de pedirles a las nuevas generaciones, como tampoco a las que van para viejas, que se abstengan de asistir a la fiesta. Nada de abstención, sino todo lo contrario. Debemos presentarnos en masa y pasarla mejor que nunca, convencidos de la existencia de una oportunidad trascendental para armar la mejor diversión de nuestras vidas. Algo así como la prolongación de la extraordinaria parranda que armamos y celebramos el 2-D. Una diversión que le demuestre al CNE que "votar es una nota" sólo cuando nadie está mejor sentado que los demás y disfruta los manjares y la música como los disfruta el vecino. Más, especialmente, cuando los asistentes no permiten que le echen un balde de agua a la alegría. ¿Acaso la fiesta no se hace con nuestra plata? Esos requisitos no están garantizados, en atención a cómo han funcionado de mal unos preparativos capaces de provocar mil suspicacias, pero es cuestión de estar con los ojos abiertos para que la agencia de festejos no termine de meternos gato por liebre. Yo no sé ustedes, respetados lectores, jóvenes, gentes maduras y de la tercera edad, pero yo estaré allí durante toda la jornada con las antenas bien puestas. De lo contrario, el ratón será insoportable.

1 comentario:

Héctor dijo...

Gracuias por tu comentario. Excelente post que ofrece una visión interesante de conocer sobre el actual estado en el que se encuentra Venezuela.

La verdad no soy quién para hablar del tema, peus no tengo gran conocimiento y me tengo que fiar de las noticias que llegan a España, pero considero que la actualidad política venezolana está muy convulsionada y determinadas prácticas del presidente Chavez son algo discutibles sobretodo en lo que a libertad de expresión se refiere.

Saludos desde España a todos los venezolanos.

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