Artículos de opinión de los historiadores venezolanos
Les dejo acá el artículo semanal del historiador Simón Alberto Consalvi que publica todos los domingo en
El Nacional.
El arma secreta de John McCain
El debut de la joven gobernadora de Alaska, Sarah Palin, en la Convención Republicana la noche del miércoles 3 de septiembre, no sólo echó por tierra los ataques contra John McCain, sino que se convirtió –en los minutos que duró su discurso– en un factor clave de la campaña del senador republicano. Segura de sí misma, con humor e ironía, con espontaneidad y desenfado, Sarah Palin pronunció un discurso que le dio a la convención todo lo que le faltaba, entusiasmo, imaginación y gracia.
No pocos pensaron que la felicidad de Sarah Palin apenas duraría 24 o tantas horas como consecuencia de las noticias que poco después de su presentación como candidata a la vicepresidencia se filtraron a la prensa, lanzada al circo de los leones. El mundo conoció su nombre, su rostro de mujer inteligente, bella y joven. Su sonrisa y su euforia, pero saltaron las dudas que llegaron a cuestionar la idoneidad de John McCain para escoger el otro rostro de la fórmula presidencial, lo que los norteamericanos llaman la capacidad de escoger: "His ability to make crucial decisions".
Quizás su mente imaginativa nunca abrigó las excitaciones de la cálida noche de agosto en que asumió el desafío. Sarah tiene 44 años, y verse de pronto proclamada como vicepresidenta de la primera potencia mundial era como para delirar, pero su control fue absoluto. Los que en el mundo hemos soportado a Dick Cheney participamos (irreflexivamente, como son las buenas emociones) en aquel futuro que se le abre a Estados Unidos con una mujer como Sarah Palin, en vez del taciturno compañero de George W. Bush. Si Sarah tiene 44 años y John 72, a sabiendas de que es una mujer de particular energía, cazadora que maneja las armas con la destreza del agente 007, pues, el observador pudo pensar, bueno, no fue Hillary, tal vez Sarah llegue a la jefatura del Estado.
Gobernadora de un estado petrolero, abordó con especial lucidez el problema que significa la energía para Estados Unidos. No cabe duda de que es uno de los asuntos más dilemáticos de la nación. Palin demostró dominio del tema, en su contexto nacional e internacional, la dependencia de suplidores extranjeros cada vez menos seguros, cada vez más dispuestos a suspender sus envíos al Norte, como Venezuela, país nombrado por la candidata. A propósito del petróleo, del terrorismo y de la vulnerabilidad de algunos productores, abordó tangencialmente aspectos de la política internacional. De esa manera se adelantó a quienes consideran que tiene poco conocimiento de las complejidades mundiales. Sarah Palin hizo alusiones a Barack Obama y a Joseph Biden cargadas de ironía, y de una cierta agresividad. De Obama dijo que "había firmado dos autobiografías, pero ninguna ley".
El debut de Palin quizás sorprendió por su dominio de la escena. O más que eso, por su espontaneidad. Quienes apostaron al supuesto error de McCain al escogerla, se verán frustrados. Poco importará si en su récord encuentran que en su juventud (allá por los ochenta) militó en un pequeño partido regional que postulaba la secesión, o sea, una Alaska independiente. No se sabe hasta dónde haya sido cierto. Cuestiones irrelevantes ya no harán mella en Sarah Palin. Lo cierto es que McCain jugó una excelente carta, y lo hizo en el momento adecuado, cuando ya Barack Obama había escogido a Joseph Biden.
Derrotada Hillary Clinton, en quienes las mujeres norteamericanas vieron la mejor opción para que una de ellas alcanzara la Casa Blanca, Obama ha debido pensar en esa circunstancia. Escogió, sin duda, a un gran candidato a la vicepresidencia, como es Joseph Biden. Es un hombre de talento, tiene treinta años en el Senado y preside la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores, uno de los cenáculos donde con frecuencia se pone a prueba la habilidad y la sabiduría de los parlamentarios norteamericanos.
No hay modo de cuestionar a Biden; sin embargo, la realidad le ofrece ahora algunos tantos a la fórmula republicana, por eso, porque el voto femenino estaba a la espera de su oportunidad y son los republicanos los que la han presentado. "No pertenezco al establishment permanente de los políticos", exclamó Sarah Palin. Y dada la circunstancia de que algunos medios la consideraron no apta para la vicepresidencia, añadió: "He aprendido rápidamente que si no se es miembro de la élite de Washington, por esa sola razón se debe ser descartado". Desafiante, la Palin concluyó: "No iré a Washington en busca de su buena opinión. Iré a Washington a servirle al pueblo de los Estados Unidos". En suma, una mujer le dará colorido a una campaña que amenazaba por su monotonía varonil. En política, de donde menos se espera, salta la liebre.
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