martes, septiembre 02, 2008

Bicentenario de la Independencia: comprendiendo las causas (Crisis española (II)), según el historiador Carlos González Martínez

Seguimos posteando al amigo Carlos del blog Historia, polìtica y autores, con su nueva serie sobre el Bicentenario de la Independencia. Ver los anteriores acà.

Agosto 23, 2008

Este artículo está dentro de una serie de textos que estoy escribiendo sobre la España de Fernando VII; para leer el escrito anterior, pulsa aquí.

Uno de los objetivos de la invasión napoleónica era dotar a España de una nueva estructura política acorde con el modelo francés. Para alcanzar este fin, se tomaron tres medidas: convocatoria de Cortes en Bayona (1808), creación de nuevas instituciones, y sustitución dinástica. Nos detendremos brevemente en el primer y tercer aspecto.

En la convocatoria de Cortes se aprobó el Estatuto de Bayona, de marcado carácter liberal. Sin embargo, la elaboración de este texto y buena parte de sus contenidos recordaban bastante a la manera de proceder del Antiguo Régimen. Para empezar, no se reconocía la soberanía nacional, jugando las Cortes de Bayona un papel meramente consultivo. No redactaron nada, se les propuso un texto salido de la pluma de Napoleón –carta otorgada- que no podían modificar ni rechazar. Además, según lo estipulado en el nuevo Estatuto, las reuniones de Cortes seguirían organizándose por estamentos. En definitiva, se trataba de un documento que dejaba de lado muchos principios del nacionalismo y del constitucionalismo. Sin embargo, no hemos de olvidar que se situaba en la tradición revolucionaria francesa; y, aunque era menos avanzado que la Constitución gaditana de 1812, esta se inspiró en el texto de Bayona para elaborar buena parte de su obra legislativa.

Agosto 26, 2008

Este artículo está dentro de una serie de textos que estoy escribiendo sobre la España de Fernando VII; para leer el escrito anterior, pulsa aquí.

La sustitución dinástica se llevó a cabo en España por medio de las abdicaciones –Fernando VII y Carlos IV- de Bayona. Napoleón, dueño desde ese momento de la Corona hispánica, decidió entonces dividir el poder: los aspectos militares quedaron bajo el mando de Murat, y los políticos en manos de José I. Además, con la intención de ganarse a la población autóctona, hizo tres promesas: respeto a la integridad del país, a su independencia, y a la religión católica. Estos compromisos demuestran el gran conocimiento que el emperador tenía de la realidad española. Sin embargo, su proyecto fue rechazado de forma mayoritaria. Los absolutistas vieron en él un ataque a sus principios, los liberales consideraban que se les proponía un liberalismo imperfecto, y el pueblo mostró una gran fidelidad a la dinastía de los Borbón.

La actuación política de los gobiernos napoleónicos puede resumirse en los siguientes puntos:

- Necesidad de limitar el poder de la Iglesia; en lo económico por medio de la desamortización, en lo jurídico con la eliminación del código canónico y el fuero, y en lo personal con los procesos de exclaustración. Además, se llevó a cabo la abolición de la Inquisición.

- Elaboración del Código Civil y del Código Penal.

- Reforma administrativa; división territorial en más de ochenta prefecturas.

- Reforma de la Hacienda; su finalidad era acabar con la enorme deuda pública del reino. Esto no era fácil, ya que buena parte de la población –los privilegiados- gozaban de exención fiscal. El problema se solucionó aplicando el principio revolucionario de Igualdad.

Septiembre 2, 2008

Este artículo está dentro de una serie de textos que estoy escribiendo sobre la España de Fernando VII; para leer el escrito anterior, pulsa aquí.

Se llamó afrancesados al grupo encargado de llevar a cabo las reformas citadas anteriormente. Se trataba de un amplio grupo de funcionarios de la élite española –se calcula que 12.000 familias- que apostó por el proyecto josefino. Dentro del mismo distinguimos dos tipos: difuso –de tipo cultural- y concreto –colaboraron directamente con José I-. En torno al estudio de los afrancesados, encontramos dos corrientes historiográficas: Artola sostiene que eran ilustrados, mientras que Juretzche piensa que eran liberales. Ambos autores coinciden al rechazar la “leyenda negra” que desde el XIX los ha acompañado; revalorizan su papel. Lo mismo sucede con el balance general del reinado de José I. Tradicionalmente ha sido objeto de anatema, pero en la actualidad es visto de manera más benévola.

Bibliografía:

[1] Historia Contemporánea de España II; Javier Paredes (Coord.) - Madrid - Ariel - 2005.

[2] Historia Contemporánea de España II; José Luis Comellas - Madrid - Rialp - 1986.

[3] Historia de España; José Luis Martín, Carlos Martínez Shaw, Javier Tusell - Madrid - Taurus - 1998.

[4] Las Cortes de Cádiz; Federico Suárez Verdeguer - Madrid - Rialp - 1982.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola. Te invito a pasar por mi Blog http://www.libertadpreciadotesoro.blogspot.com para que recibas un Premio que acabo de dejar para tu Blog.
Saludos
Magda Mascioli G.

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