viernes, octubre 01, 2010

Entrevista al historiador hispanista británico John Lynch

COMENTARIO BLOGUERIL:

Hemos tomado esta noticia del excelente blog: El Reportero de la historia, que no dudamos en recomendar siempre. En otras ocasiones hemos reseñado libros de este historiador fundamental (su texto sobre Bolívar acá, y el de Los caudillos aquí, son varias entradas). Por cierto que no hemos logrado dar con uno de sus artículos sobre Bolívar y el caudillismo, aunque seguramente dicho texto está de algún modo en la biografía sobre El Libertador. Sin duda que puedo identificar con las afirmaciones hechas acá por el Maestro.


Profeballa


John Lynch y las revoluciones hispanoamericanas (*)


Hacia 1821, estando en Italia, Lord Byron bautizó su barco como "Bolívar" y alguna vez pensó emigrar a Venezuela porque era "el país de Bolívar". La fascinación del poeta inglés por el libertador latinoamericano, el intrépido hombre de acción que a él le habría gustado ser (y que intentó ser en algún momento, con efectos negativos para su salud), no es exactamente la misma que llevó a otro inglés, el historiador John Lynch, a escribir su biografía. El libro de Lynch se inscribe en una larga y distinguida carrera como estudioso de la historia hispanoamericana, iniciada hace más de medio siglo. De sus primeras investigaciones sobre el Río de la Plata fue ampliando sus intereses, para producir una considerable bibliografía que lo avala como uno de los más eminentes hispanistas vivos y un experto en los movimientos de independencia. De hecho, uno de sus libros más célebres, "Las revoluciones hispanoamericanas" (1973), de las cuales es la síntesis clásica, fue uno de los primeros en presentarlas en una visión de conjunto, rompiendo los aislamientos nacionales, si bien los capítulos abordan los casos de cada país.


Guerras y héroes


Las guerras de independencia sudamericanas se lucharon en territorios muchas veces inhóspitos, con abundancia de ejércitos y de generales, fundamentalmente en dos escenarios: al norte por Bolívar, al sur por San Martín y O'Higgins. De dos de estos libertadores Lynch ha escrito biografías, Bolívar -el genio militar y pensador político- y San Martín. Ambos libros tienen una perspectiva principalmente política, pero también abordan aspectos militares y psicológicos, narrando sus vidas y poniendo en contexto sus decisiones. Están lejos de la hagiografía (como demuestra el episodio más indigno en la vida de Bolívar, al entregar a Francisco de Miranda a los españoles). En 1822, San Martín viajó a reunirse con Bolívar en Guayaquil. En su único encuentro, San Martín se marchó con la idea de que Bolívar le negó ayuda militar para ser el único héroe de la independencia peruana.


No obstante estar retirado de la docencia, Lynch sigue muy activo. Amablemente se dio el tiempo de responder unas preguntas desde Londres.


-Alguna vez anotó que en los años 50 Latinoamérica era la "última frontera" y un "misterio" para un historiador inglés. ¿Cree que ha alcanzado esa frontera o develado el misterio?


En los últimos 50 o más años la frontera del conocimiento ha avanzado enormemente y América Latina ya no es más un misterio. Para hablar sólo de la disciplina que mejor conozco, la historia, el pasado de América Latina ha sido revelado, medido y analizado como nunca antes, y nuevas generaciones de historiadores han incrementado nuestra comprensión de la historia económica, la social, la indiana y la de la mujer. Historiadores de mi generación también contribuyeron a este proceso de modernización. En el caso de Chile, aprendí mucho de las nuevas orientaciones y métodos de investigación por álvaro Jara, Rolando Mellafe y Sergio Villalobos, a cuyos seminarios y clases en los años sesenta tuve el privilegio de asistir en Santiago. Historiadores británicos han contribuido a este avance, pero así también lo han hecho historiadores en las Américas y en Europa.


-¿Cuál considera que fue la importancia de las miradas de conjunto respecto de las revoluciones hispánicas?


La independencia hispanoamericana fue tradicionalmente un tema principal por derecho propio, considerado como un momento decisivo en la historia, al marcar el fin de una época y el comienzo de otra. En años recientes hubo un cambio de interés, no tanto alejándose de la Independencia como dirigiéndose hacia temas adicionales y períodos de tiempo distintos. Estas tendencias se ven reflejadas en la historiografía reciente. Algunos historiadores han estudiado regiones o países en la transición desde los tiempos coloniales a los modernos tempranos sin necesidad de invocar la independencia en cada punto de cambio o viendo la revolución como único factor causal. Otros han adoptado cronologías alternativas, ya no más dotando a 1810 o 1830 de cualidades mágicas, sino prefiriendo bloques de historia más amplios, digamos 1750-1850, para describir un período intermedio, en el cual la colonia admite de mala gana a la república, y la república conserva mucho de la colonia. Los historiadores también reconocen que los hispanoamericanos no pasaron toda su vida aguardando, observando o experimentando la Independencia, y que ellos tuvieron una historia más allá de la insurgencia.


-Usted ha argumentado en torno a una visión benévola de la dominación española en América...


Andrés Bello tuvo algunas palabras sobre esto, encerradas en su reacción a la celebrada conferencia de José Victorino Lastarria sobre el régimen colonial español en Chile. Lastarria acometió una destemplada denuncia del dominio de España que, sostuvo, dejó al pueblo chileno 'sin poseer una sola virtud social' y con una herencia colonial que todavía perduraba para ser derrotada. Bello respondió enérgicamente e insistió en la importancia de la imparcialidad y el peligro de estar bajo el influjo de convicciones políticas. El régimen colonial español, apuntó, no era totalmente tiránico, sino, como otros regímenes coloniales, era una mezcla de severidad, moderación e ineficiencia. Yo agregaría además que España merece crédito por su obra en la educación, la evangelización y el descubrimiento ambiental.


-La historia reciente de las independencias se ha dedicado a los procesos y conceptos, más que a los héroes. Sin embargo, usted ha escrito biografías de dos de ellos. ¿Por qué?


Mis apreciaciones sobre la independencia hispanoamericana, en un primer momento, se enfocaron en sus estructuras, orígenes y desarrollo y tomaron la forma de un relato general. La aproximación conceptual al estudio de la independencia ha tendido a menospreciar la importancia de las personalidades y el culto del héroe. Los historiadores modernos han buscado el significado de la liberación en el estudio de las estructuras económicas, las clases sociales y la coyuntura internacional, no en las acciones militares y las vidas de los libertadores. Todavía la independencia de Hispanoamérica es incomprensible sin la intervención de los libertadores y su historia subsiguiente estaría vacía sin la permanente influencia del liderazgo personal. Un estudio de los libertadores amplía nuestra comprensión de la independencia. A partir de ellos podemos descubrir la dinámica del liderazgo en los años posteriores a 1810, lo que fue necesario y lo asequible para gobernar a los pueblos de Hispanoamérica.


-Ya que tuvo un profesor de apellido O'Higgins, ¿no ha sentido la tentación de escribir la biografía de Bernardo O'Higgins?


Me temo que no hay una respuesta simple a esta pregunta. En estos días dependo del interés de los editores, y Yale University Press me pidió las biografías de Bolívar y San Martín, pero no de O'Higgins. Y llega un punto en que se agota el interés de uno en la biografía como forma de historia y preferiría dejar nuevas contribuciones a otros.


-Bolívar, San Martín y O'Higgins empezaron republicanos y acabaron cerca de posturas autoritarias. Todos murieron en el exilio. ¿Hay alguna explicación o es pura coincidencia?


No creo que sea mera coincidencia. Los libertadores respondieron a condiciones, y comprendieron las condiciones perfectamente. En los últimos años de su vida, Bolívar estuvo atormentado por la anarquía de los nuevos estados y obsesionado por la necesidad para ellos de un gobierno fuerte. San Martín también había recorrido esta ruta. él aborrecía la agitación social y la revolución popular, y como Bolívar, tenía sus reservas sobre la democracia. Su aceptación teórica del gobierno republicano no lo cegó ante la realidad que esta forma de gobierno no era posible en América sin incitar a la anarquía total, y la historia ha enseñado que la anarquía inevitablemente producía tiranía y despotismo. Al abandonar la escena política, San Martín y Bolívar no dejaron todo y huyeron. Ellos calcularon las posibilidades y decidieron que el final había llegado, no en la cima de sus más grandes triunfos, sino en el corolario de su poder declinante. Estas eran decisiones lógicas tomadas mientras se preparaban para entregar el poder a instituciones que ellos mismos habían creado. Después de ellos, el diluvio.


-¿Por qué dice que San Martín sacrificó su lealtad a la Argentina por una mayor hacia América?


No es tanto que él sacrificó su lealtad a Argentina, sino que estaba convencido de que la independencia total era indivisible, y que ninguna parte de Sudamérica estaba segura mientras España tuviera un ejército fuerte y mantuviera una región poderosa que se opusiera a la independencia.


-¿En qué está trabajando ahora?


Estoy ocupado con artículos y ensayos relacionados con el Bicentenario de la Independencia; ellos ocupan mi tiempo en este momento. En el largo plazo, preferiría no responder la pregunta, para no anticipar mis expectativas.


Lynch y la "Nueva Historia" chilena


En uno de los textos de Lynch recopilados en su libro "América Latina, entre colonia y nación", en el que repasa su itinerario personal como historiador, recuerda su etapa como director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Londres: "Los estudios de posgrado fueron reforzados de 1973 en adelante, cuando estudiantes de Chile y de Argentina, académicos y refugiados políticos, se unieron al seminario y ampliaron sus horizontes. (...) Los chilenos fundaron una revista, Nueva Historia ".


Quien fuera el secretario ejecutivo de la publicación, Leonardo León, actualmente profesor en la Universidad de Chile, recuerda que en el período 1975-1980 arribaron al Reino Unido diversos investigadores, estudiantes e historiadores (entre ellos Luis M. Ortega, Jorge Hidalgo, Eduardo Cavieres). En 1980, en reunión con otros historiadores chilenos residentes en el Reino Unido (como Gabriel Salazar, Ana Gallegos, Manuel Fernández y otros), formaron la Asociación de Historiadores Chilenos y fundaron la revista "Nueva Historia", cuyo primer número apareció en agosto de 1981: "El profesor John Lynch, junto con el doctor Harold Blakemore (especialista en historia de Chile y cuyas cenizas fueron derramadas en el desierto chileno al momento de su muerte), nos ofrecieron una oficina en el Instituto y la dirección postal del mismo para usarlas como dirección de la revista. Además, cada año, nos colaboraron con los gastos de franqueo a diversos lugares del mundo y nos otorgaron pequeños estipendios que, sumados a las crecientes subscripciones de la revista, permitieron su existencia hasta el año 1989". En sus páginas se incluyeron trabajos innovadores, polémicas y reseñas. Lynch y Blakemore fueron miembros permanentes del Comité Editor de la revista y activos promotores de ella.


Leonardo León señala que Lynch dejó su impronta no sólo académica sino personal en muchos de quienes tuvieron la oportunidad de trabajar directamente con él: "El profesor John Lynch fue un gran maestro y un mejor amigo de muchos chilenos que vivieron en el exilio".


Visiones de conjunto


Lynch no es el único que ha intentado abordar las revoluciones hispánicas en una visión de conjunto. El argentino Tulio Halperín Donghi, particularmente en "Reforma y disolución de los imperios ibéricos" (1985), mostró procesos regionales más amplios. Luego lo harían François-Xavier Guerra y Jaime Rodríguez. Otra manera de verlas es considerar las independencias hispanoamericanas como la tercera de una serie de revoluciones, tras la estadounidense y la francesa. Se ha hablado de "revoluciones atlánticas" con entronques hacia temas como el esclavismo. Un posible ejemplo de esta perspectiva sería la revolución en Santo Domingo o Haití (1791-1803), influída por la revolución francesa y que tuvo influjo en Venezuela. Sobre ella existe el vibrante relato de "Los jacobinos negros" de C.L.R. James (FCE/Turner, 2003), centrándose en su líder Toussant L'Ouverture.


Algunos datos


John Lynch nació en 1927. Actualmente es profesor emérito de la Universidad de Londres, donde fue director de su Instituto de Estudios Latinoamericanos, hoy Instituto de las Américas, entre 1974 y 1987. Entre sus numerosos estudios cabe mencionar: "Administración colonial española" (1967), "Rosas" (1981), "Caudillos en Hispanoamérica" (1993), "América Latina, entre colonia y nación" (2001). En el proyecto de Historia General de América Latina (Unesco/Trotta), en el volumen V, dedicado al período de las independencias, el primer capítulo es de Lynch y se ocupa de la crisis del orden colonial.


Las revoluciones hispanoamericanas


Traducción J. Alfaya y B. McShane, Editorial Ariel, Barcelona, 12ª edición, 2010, 384 páginas.


Simón Bolívar


Traducción de Alejandra Chaparro, Editorial Crítica, Barcelona, 2006, 446 páginas.


San Martín: soldado argentino, héroe americano


Traducción de Alejandra Chaparro, Editorial Crítica, Barcelona, 2009, 384 páginas.


* Publicado en el diario El Mercurio, de Chile, el sábado 18 de setiembre de 2010.

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