El autor posee varios obras sobre el Libertador, anteriores a la que hoy comentamos:
1942: Bolívar y la guerra a muerte,
1943: El espíritu de Bolívar: ensayo de interpretación psicológica.
El autor es muy agradable de leer, es detallista y lo describe todo, a veces tanto que se puede hacer tedioso; tiene la manía de irse hasta los orígenes y caer en lo anecdótico. Parte de la consideración de Bolívar como un “hombre cesáreo”, así lo llama por estar lleno de gloria y ser magnánimo, y es como Napoleón en el sentido de nacer de una revolución, pero superior por no aceptar la corona ni el ser emperador aunque lo era en su superioridad humana.
Desarrolla y analiza la vida de Bolívar desde su nacimiento, tomando en cuenta el contexto de la Venezuela hispánica o colonial, hasta justo antes del comienzo de su vida pública en torno a los sucesos del 19 de abril de 1810. Advierte las contradicciones que debe vivir por haber nacido en un tiempo de transición que el llama "cambio de sensibilidad" de la sociedad tradicional a la moderna y liberal. Es por ello que su personalidad tendrá influencia de ambos mundos. No se puede olvidar su condición de mantuano, y la vida "galante, disolluta, frívola, volteriana, y el ser dueño de un mayorazgo" que lleva. Es fascinante ver en este historiador, que a pesar de su admiración por Bolívar no llega a divinizarlo, y reconoce su carácter de blanco criollo.
Al final concluye que este carácter contradictorio se muestra en: un romanticismo junto a un superficial liberalismo (el juramento del Monte Sacro está rodeado de cierta frivolidad) combinado con el hecho de no desear renunciar a sus privilegios de casta. En pocas palabras dice que tiene cierta disposición al sacrificio, pero le falta madurez; y lo que realmente tiene un peso en su vida es el ANHELO DE OBTENER GLORIA (de imitar a Napoleón en esto). En esto no se diferenciaba de la juventud privilegiada de su época.
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