Friday, July 24, 2015

Entrevista al joven historiador venezolano (16) Carlos Alfredo Marín



El joven historiador no respondió todas las preguntas e incluso redactó de nuevo algunas preguntas que yo le hice. No me gustó la idea pero la publico tal cual me la envió. 

Profeballa

Resumen de su vida como historiador: (ciudad de nacimiento, año), ciudad donde vive actualmente, pregrado, postgrado, docencia, investigación, publicaciones, ponencias si desea.

Nací en Caracas en 1982, ciudad donde resido actualmente. Egresé como Licenciado en Historia, Mención América, en la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela (2010). Realicé un Master en la Universidad Jaume I (Castellón, España) becado por la Fundación Carolina dedicado al Mundo Hispánico: procesos de independencias en Hispanoamérica (2012). Paralelamente, trabajé desde el 2007 en el área de la edición de publicaciones impresas en la Fundación Centro Nacional de Historia. La asesoría editorial y las nuevas plataformas digitales (Social Media) son dos oficios alternos que he venido desarrollando: primero, cursé el Diplomado en Edición, auspiciado por la Escuela de Letras y Cavelibro (2013); y luego, aprobé el entrenamiento para Community Manager Junior (2014), certificado por la agencia digital Barquisimeto Móvil y Medianálisis. Actualmente trabajo como investigador-docente a tiempo completo en el Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la UCV, Caracas. En el 2013, la Fundación Celarg publicó mi trabajo de pregrado bajo el título Dos islas, un abismo. AD-MIR 1948-1960. 

 ¿Cómo y cuando nació mi vocación de historiador?

En un principio no me veía como historiador. Recuerdo que me impactó muchísimo los sucesos terroristas del 11 de septiembre de 2001. Antes de eso era un lector compulsivo de las columnas de opinión y de suplementos literarios venezolanos. Cuando vi las torres cayendo, se despertó en mí una vocación de cuestionar la realidad con la escritura. Mi primer impulso fue más literario, periodístico. Ese mismo día del atentado me fui a inscribir el primer semestre en la Escuela de Historia de la UCV, por paradójico que parezca. Fue como un golpe de destino: la escritura problematizadora. Creo que aún no estaba seguro si quería ser historiador; me veía más bien en el terreno literario. Aun sigo llevando, no sé si con enfado o no, esa doble condición. Me siento cómodo teniendo a las dos vertientes a través del ensayo.

¿Cuáles fueron tus influencias? ¿Personas, libros?

Yo creo que hay muchas influencias claves. Entrar en la Universidad Central de Venezuela me abrió al mundo del pensamiento, al crecimiento como humanista. Tuve profesores en la Escuela de Historia que me guiaron muchísimo: Katty Solórzano, Rafael Strauss, Enrique Nóbrega. Ellos me enseñaron el oficio de historiar en términos profesionales. Les debo mucho. Y como decía Borges, los libros están para abrir universos. Los libros de Mariano Picón Salas, Manuel Caballero, Elías Pino Iturrieta, por ejemplo. Sin embargo, hay otros ligados a la literatura que fueron llevándome también al terreno del ensayo: los de Octavio Paz, Michel Montaigne, Jorge Luis Borges, Guillermo Sucre.

¿Cuáles son sus líneas de investigación? 

Entre el 2007 y el 2010 investigué la fractura generacional e ideológica de Acción Democrática que se da entre 1948 y 1960, ruptura que le da pie al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, uno de los partidos de la izquierda más importante de la segunda mitad del siglo pasado. Ese trabajo está en el orden de las ideas políticas y fue publicado en el 2013 por la Fundación Celarg bajo el título Dos islas, un abismo. AD-MIR 1948-1960. A mediados del 2011 cambié radicalmente de intereses. Deseaba estudiar el proceso de emancipación venezolana, mudarme de época y de las correlaciones de fuerzas políticas del siglo XX. Decidí meterme con el miedo social, su funcionalidad en el colectivo y cómo las élites políticas son capaces de generar aparatos de terror. El tema, confieso, me raptó por completo. Ya llevo casi cinco años sobre el tema. En Venezuela, los estudios del miedo colectivo son escasos.

¿Cómo debe situarse los historiadores frente a las nuevas corrientes de las ciencias sociales? (esta pregunta no la hizo Profeballa). 

Yo creo que los historiadores venezolanos tienen que arriesgarse a revisar las “verdades graníticas” de la historiografía oficial. Hacer preguntas nuevas desde aparatos teóricos y metodológicos multidisciplinarios. Nos hemos olvidado de que la historia es a la vez puente entre la filosofía, la sociología, la antropología, la psicología, y por encima de todo, la literatura. El historiador debe estar capacitado para difundir sus saberes no solo para el público académico, sino para todo el público lector. Creo que la clave actualmente está en el hecho de la narración, en cómo se cuenta la historia y qué herramientas podemos usar para que nuestra visión del pasado ilumine a todos.

¿Qué autores son los que todo el tiempo andas revisando en los últimos dos años? (esta pregunta no la hizo Profeballa).

 Fíjate, puedo nombrarte algunos, aunque mi memoria es pésima: Robert Darnton, Los best-sellers prohibidos en Francia antes de la revolución; Roger Chartier, El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación; Zygmunt Bauman, Miedo líquido; Hannah Arendt, Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal; Luigi Zoja, Paraonia, la locura que hace historia; Elías Canetti, Masa y poder; Manuel Caballero, Rómulo Betancourt, hombre de nación. Creo que mis gustos se están mudando más hacia el tema de la política, el miedo, la ética y las emociones; creo que para el año que viene terminaré un pequeño libro de ensayos cortos que se va a llamar, tentativamente, Históricas pasiones.

¿Qué tiempo diario o semanal le dedica a la historia? 

Le dedico todo el día, porque trabajo en el Instituto de Estudios Hispanoaméricanos de la Universidad Central de Venezuela. Soy parte de la planta de investigadores de ese centro académico. Llevo adelante allí una línea de investigación dedicada al estudio del miedo social en el siglo XX venezolano. No exagero si digo que me dedico veinte y cuatro horas al estudio de la historia; además de eso, preparar las clases del curso de Historia Contemporánea de Venezuela que doy en la Escuela de Comunicación Social de la UCV. Es una labor sin descanso; con todo, lo hago con mucha emoción y gusto. Hay que retribuirle a la universidad todo lo que hemos aprendido. Es un deber.

¿El historiador debe leer literatura?

¡Por supuesto! El historiador que quiera sentirse a gusto con las palabras y la creación, debe ser un lector de buena literatura. La escritura de la historia pasa por el hecho de la perspectiva y la sensibilidad, por la estética y la imaginación. El historiador tiene más vínculo con la imaginación que cualquier otra disciplina. Creo que leer a Jorge Luis Borges, sobre todo sus ensayos literarios, me ha ampliado el sentido de las relaciones infinitas que nos da el hecho de estar vivos.

¿Cómo es su relación con las redes sociales e internet en general? ¿En qué puede ayudar el internet a la historiografía? 

Sinceramente debo decir que es adictiva. Tengo un blog dedicado ensayos cortos sobre literatura, cine, música, historia, filosofía… (http://suenospostergados.blogspot.com ) y una cuenta en Twitter (https://twitter.com/@AedoLetras ).  De hecho, hice un diplomado que me acreditó como Community Manager Junior el año pasado. Todo lo que sea generar campañas de marketing, monitorear en tiempo real los contenidos de una marca cualquiera, todo ese mundo es apasionante. De hecho, es un oficio emergente muy demandado; pero hay que decir que es absorbente y requiere de mucha responsabilidad. Yo creo que hay que estar al día con todo eso. Ya saltando en el asunto de la historia, fíjate que cuentas como la de la revista el Desafío de la Historia es un muestra de la potencia que puede tener las redes sociales con la difusión del pasado. En España, por ejemplo, hay un boom en este sentido: blogs, podcast, revistas electrónicas

¿Qué profesión u oficio ejercería de no ser historiador?

Yo creo que nací para dedicarme al estudio de la historia. Mi bisabuelo, Faustino Castellanos, nacido en las tierras de los antiguos jirajaras en 1912, me enseñó desde pequeño a hacerme preguntas. Él tenía un don para contar historias. Al morir en 2011, me dejó tres cuadernos escritos de su propio puño y letra con todas sus memorias. Creo que la chispa humanista me vino a través de él. En la familia concuerdan en ese punto. Además, el hecho de querer ser escritor forma parte de esa sensibilidad. Creo que el tema la edición y el diseño editorial me gusta muchísimo; creo que todo viene en un solo paquete vocacional.

¿La historia de Venezuela ha sido un fracaso? ¿Qué piensa de nuestro presente?

Mira, yo creo que la historia no puede valorarse desde el fracaso o el progreso. Decía Hannah Arendt que en los tiempos oscuros de la humanidad son proclives a engendrar los renacimientos más importantes del hombre. La historia venezolana, por ejemplo, no puede ser un fracaso. Toda la obra de Mariano Picón Salas, Mario Briceño Iragorry y Augusto Mijares, grandes historiadores y humanistas del siglo pasado, demostraron que la historia es un combate por el presente y que nada está perdido, incluso el olvido. O como decía ese gran narrador, Enrique Bernardo Nuñez, “la historia es pasión de actualidad”.  El presente necesita de los jóvenes historiadores para brindar luces, para dar perspectivas, para dar atajos y perspectivas en este angustiante hoy. No es un asunto ilusorio: la historia nos las jugamos todos los días.

¿Qué debemos hacer con el culto a Bolívar y la Historia Patria?

Bolívar es una figura valiosa, no podemos obviarla. Lo que sí debemos hacer es problematizarlo en sus contextos, en sus contradicciones. Estamos claros que todo culto es reprobable y dañino. Allí quedó el ejemplo de Hitler o Stalin: el dogmatismo ideológico nos condujo también a las monstruosidades más brutales. La crítica tiene que ser un valor ineludible. Cuando se interpreta la obra de un hombre tan influyente como el Libertador, hay que hacerlo críticamente y evitar todo dogmatismo. El asunto clave aquí recae en los docentes y maestros de todos los niveles de educación; a ellos les toca saber poner en perspectiva crítica la historia patria y sus mitos. El docente debe ser un experto en derribar los mitos. Eso sí.

¿Qué recomendaría a los noveles historiadores?

Lo primero que les recomendaría es que no se den por vencidos por los convencionalismos de la Academia y las metodologías científicas. El culto al documento quedó atrás hace tiempo. Que se atrevan a ensayar todo para atrapar los procesos históricos; que no les de miedo preguntarle a las fuentes. Deben entrenarse con la pasión de los poetas y con la rigurosidad de los detectives. Rayar y diagramar esquemas, anotar cualquier idea que les guste, a no perder de vista cualquier impulso que los anime. Y finalmente, que suelten la escritura, que no teman a las críticas, que no duden en difundir sus trabajos.

Recomiéndeme más de 2 historiadores noveles y/o jóvenes que deberíamos entrevistar (no olvide darme sus emails, estos no se harán públicos

 Ana Johana Vergara egresada de la Escuela de Historia de la UCV; a Andrés Eloy Burgos  egresado de la Escuela de Geografía e Historia del Instituto Pedagógico de Caracas.

Saturday, July 18, 2015

Entrevista al joven historiador venezolano (15) Hancer Gonzalez Sierralta (y segunda parte)

(Segunda parte, leer la primera acá). 


15.¿Cómo sobrevive (en lo económico, en lo profesional y en lo espiritual) siendo historiador? ¿Se puede ser historiador en Venezuela?

Esto es lo que me gusta hacer, espiritualmente y profesionalmente soy feliz. En lo económico, es evidente, que el que opta por esta carrera sabe que no va acumular grandes riquezas. Vivo dignamente con lo que gano. Tengo lo que necesito. Por supuesto que se puede ser Historiador en este país. Recientemente consulté un artículo referido al estudio de la Historia en Chile, me llamó poderosamente a atención que la empleabilidad de quienes la estudian se encuentra entre el 29% y 46,2%, situándose entre las carreras con más bajos índices. No conozco los números en Venezuela pero según mi percepción  no se comparan. La gran mayoría de las personas que estudiaron conmigo tienen su trabajo estable. Muchos son profesores universitarios, otros laboran como profesores de aula, cronistas, bibliotecarios, archiveros,  investigadores y funcionarios públicos. Trabajo hay para los historiadores.

16.¿Qué profesión u oficio ejercería de no ser historiador? ¿Abandonaría su profesión de historiador? ¿Por qué?

Me hubiera gustado ser futbolista profesional. Aunque no abandonaría nunca mi profesión.

17.¿Para qué sirve la historia? ¿Tiene futuro el estudio de la historia en general y en Venezuela?

La Historia sirve para generar conciencia. Entender el presente y no ser manipulados. Como herramienta en la lucha política. La Historia no puede ser solamente para los egresados universitarios, para los investigador de nuestro pasado, si no se difunde a la mayoría de la población, el pueblo en general, seguirá encerrada y será solo tema de discusión para un grupo muy pequeño de personas. Por supuesto, el estudio de la Historia en Venezuela tiene mucho presente y me imagino que un futuro.

18.Si cree que existe la venezolanidad o la identidad venezolana ¿cómo la definiría?

Claro que existe. Aunque, a pesar de todo, sigue pesando la auto-imagen negativa del venezolano que deforma nuestra identidad como pueblo. Comparto la definición de Maritza Montero, “conjunto de significaciones y representaciones relativamente permanentes a través del tiempo, que permiten a los miembros de un grupo social que comparten una historia y un territorio común, así como otros elementos socio-culturales, tales como un lenguaje, una religión, costumbre o instituciones sociales, reconocerse como relacionados los unos con los otros biográficamente” (Ideología, alienación e Identidad Nacional).

19.¿La historia de Venezuela ha sido un fracaso? ¿Qué piensa de nuestro presente?

Para nada. La Historia de Venezuela tiene una vitalidad formidable. Considero que nuestro presente es el periodo histórico más importantes de los anteriores. Doy gracias por vivirlo.

20. ¿Qué debemos hacer con el culto a Bolívar y la Historia Patria?

Todavía hay resabios de la Historia Patria por allí, pero eso se supera con la expansión de la profesionalización de la ciencia histórica. Atrás quedó el monopolio de la ULA y UCV. Recientemente se creó la tercera Escuela de Historia en nuestro país, en la Universidad Rómulo Gallegos, (Calabozo, estado Guárico), tengo entendido que ya egresó la primera promoción. A lo largo y ancho del país, en los Pedagógicos y en Universidades Experimentales se imparte Educación, Mención Geografía e Historia, y se han creado Programas Nacionales de Formación en Historia para ser impartidos en varios estados, y hay maestrías y doctorados. Me llama la atención que en la Democracia Representativa valía la pena ser bolivariano, hoy en día ser Bolivariano es sinónimo de chavista. Más que un culto a una persona, a una estatua, Simón Bolívar es un proyecto histórico de Independencia, una concatenación de conceptos, de acciones y objetivos.

21. Recomiéndeme más de 2 historiadores noveles y/o jóvenes que deberíamos entrevistar (no olvide darme sus emails, estos no se harán públicos)

Norbert Molina Medina y Francisco Soto Oraá. Jóvenes investigadores y profesores de la Escuela de Historia (ULA).

Neller Ramón Ochoa, investigador del Centro Nacional de Historia y profesor del Programa Nacional de Formación en Historia de la Universidad Nacional Experimental de las Artes  (UNEARTE).

Samuel Leonardo Hurtado Camargo, investigador y profesor de la  Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (UNELLEZ)

22. Ahora invente una pregunta, la hace y se responde a sí mismo.

¿En cuáles Archivos o Bibliotecas ha investigado? ¿Que repositorio documental ha sido fundamental en sus trabajos?

En varios. Principalmente en La Biblioteca Nacional, en su Hemeroteca y en colección de Libros Raros y Manuscritos. En el Archivo Histórico de la Asamblea Nacional, ambos de la capital de la República. En Mérida, el Archivo General del Estado Mérida y la Biblioteca Febres Cordero. Las fuentes fundamentales de mis investigaciones las he consultado allí.
 

23. Puede hacerle una pregunta al entrevistador

23 ¿Defina que es para usted un joven historiador? ¿Profesor universitario de Historia es igual a Historiador?

Respuesta de Profeballa: Estoy en la elaboración de ese concepto. Todavía no lo tengo del todo claro. Joven para mí es menor de 40 años, después de allí uso el eufemismo de “adulto contemporáneo”. El historiador es estudioso de la historia (estudio racional de las sociedades humanas en el tiempo) que desarrolla una labor de investigación en dicha área. No necesariamente debe haber publicado aunque sería ideal, por lo menos a nivel digital si la realidad nacional en el área de la edición se lo impide. “Profesor universitario de historia es igual a historiador” siempre y cuando cumpla con lo dicho anteriormente: investigue y sea reconocido como tal por otros historiadores, de allí que debería realizar postgrados y aprobarlos. Ser solo profesor de historia sin investigar… es un repetidor de “verdades historiográficas” aunque no dudo que existan expertos en ello, y animen a los jóvenes a formarse. La docencia y la investigación a nivel universitario son inseparables para mí. Lo triste es que la actual deterioro del sueldo docente dificulte a la mayoría que lo desea realizar y lograr este binomio. Es algo que debe cambiar.

¡Muchas gracias por su tiempo!

A ti por el apoyo y la oportunidad. Fue un ejercicio interesante de memoria.

Publicaciones Hancer González Sierralta.

Libros:

-El Ayuntamiento en los orígenes y consolidación de la sociedad colonial merideña (1558-1622). Mérida, Instituto Municipal de Cultura, 2010. (Premio Municipal de Historia Mérida-2008)

-Mérida después de la guerra. Consideraciones sobre la gestión de gobierno del Cabildo republicano (1823-1826). Mérida, El Lápiz Grupo Editorial y de Investigación, Biblioteca Nacional-Biblioteca Febres Cordero, Centro Nacional del Libro,  2011.

-Documentos para el estudio de Mérida durante la Campaña Admirable (1813). Mérida, Fundación para el Desarrollo Cultural del Estado Mérida (FUNDECEM), 2013.

Artículos en revistas arbitradas e indizadas      

-“Preservación y Conservación del Patrimonio Cultural. ¿Tarea de Quien?” en: Presente y Pasado, 23 (Mérida, enero-junio de 2007), pp. 127-138.  

-“Conflictos del Cabildo de Mérida con otras autoridades (1586-1621)” en  Ensayos Históricos, Anuario del Instituto de Estudios Hispanoamericanos, 2º etapa, 20 (Caracas, 2008), pp. 11-24.

-“La élite de poder del Cabildo de Mérida (1558-1622)” en: Boletín del Archivo General del Estado Mérida, 8 (Mérida, enero-diciembre 2008) pp. 15-23.    
           
-“El Gran Estado Bolívar y sus vías de comunicación (1881-1899)” en: Tiempo y Espacio, 51 (Caracas, enero-junio 2009) pp. 67-87.

-“El gran estado Norte de Occidente o Lara y las controversias sobre la reforma territorial en Venezuela, 1879-1899” en: Montalbán, 44 (Caracas, mayo 2010), pp. 119-140.

-“La Biblioteca Febres Cordero y la documentación del período de Independencia–Gran Colombia 1810-1830” en: Anuario GRHIAL, 5 (Mérida, enero-diciembre 2011), pp. 71-84.

-“Mérida y Gibraltar. Relaciones políticas y económicas a finales del siglo XVI y principios del XVII” en: Nuestro Sur, 2 (Caracas, enero-junio 2011), pp. 25-37.

-“Un ideal de la federación en los Llanos. El gran estado Zamora (1881-1899)” en: Presente y Pasado, 31 (Mérida, enero-junio 2011), pp. 67-94.   

-“El gran estado Carabobo. Una integración política-administrativa única (1881-1899)” en: Mañongo, 37 (Valencia, julio-diciembre 2011), pp.11-28.

“De Guzmán Blanco a Miranda. Integración y desunión del Gran Estado del Centro (1881-1899)” en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 382 (Caracas, abril-junio 2013), pp. 83-105.

“Creación y disgregación de los grandes estados venezolanos (1881-1899)” en: Presente y Pasado, 37. (Mérida, enero-junio 2014), pp. 37-62.

Capítulos de libros

-“El Cabildo colonial merideño: revisión historiográfica y fuentes para su estudio” en: Opciones de Investigación Historiográfica. Mérida, Universidad de Los Andes / Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela, 2010. pp. 59-71.  (Colección Historiográfica 7, Robinzon Meza compilador)

-“Visiones sobre un memorialista, Tulio Febres Cordero ante la historiografía y la critica” en: La Venezuela Perenne. Ensayos sobre aportes de venezolanos en dos siglos. Caracas, Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Vicerrectorado de Extensión, 2014. pp. 75-86. (Yuleida Artigas Dugarte, Jean Carlos Brizuela y José Alberto Olivar coordinadores)         
                       
-“Tensiones y conflictos en la provincia de Mérida. La élite capitular y religiosa enfrenta las dificultades (1810-1814)” en: La Academia de Mérida en los 456 años de la ciudad. Mérida, Academia de Mérida, Vice Rectorado Administrativo de la Universidad de Los Andes, 2014. pp. 20-46. (Roberto Rondón Morales editor académico)


Revistas de divulgación

-“Una visita no deseada. Los encomenderos merideños contra Alonso Vásquez de Cisneros” en: El Desafío de la Historia, 32 (Caracas, año 5,  2012), pp. 24-28.  (Mención publicación en el primer concurso de El Desafío de la Historia 2010)

-“Eugene Hermann Plumacher y el gran estado Falcón-Zulia (1881-1890)” en: Memorias de Venezuela, 25 (Caracas, abril-mayo 2012), pp. 52-55.

-“José Cornelio de la Cueva. El mestizo merideño que quiso “serlo que no era” en: El Desafío de la Historia, 35 (Caracas, año 5, 2012), pp. 45-47.

-“Vías de comunicación en el eje Apure-Orinoco a finales del siglo XIX” en: El Desafío de la Historia, 36 (Caracas, año 5, 2012), pp. 42-46.

-“Barinas en el mapa de Venezuela: sus transformaciones político-territoriales a finales del siglo XIX” en: Haciendo Memoria, 6 (Barinas, noviembre-diciembre 2012), pp. 13-18.

            “Tulio Febres Cordero (1860-1838)” en: Memorias de Venezuela, 28 (Caracas, mayo-junio 2013), pp. 58-59.

“Esclarecidos y virtuosos ciudadanos. La municipalidad de Mérida y Simón Bolívar (1813)” en: Haciendo Memoria, 8 (Barinas, marzo-abril 2013), pp. 123-130.

Documentos y reseñas

            -“Unidad y Diversidad de América” de Claudio Briceño (Reseña) en: Presente y Pasado, 19 (Mérida, enero-junio de 2005),  pp. 209-212.

-“El Desembarco de Miranda y su repercusión en la ciudad de Mérida” (Documento) en: Presente y Pasado, 22 (Mérida, julio-diciembre de 2006), pp. 233-244.

-“Historia de Mérida. Conformación de la sociedad colonial merideña 1558-1602” de Eduardo Osorio (Reseña) en: Montalbán, 40 (Caracas, mayo 2008), pp.199-200.

-“Estudios críticos de Inés Quintero y Vladimir Acosta. El Bolívar de Marx” (Reseña) en: Tiempo y Espacio, 54 (Caracas, julio-diciembre de 2010), pp. 103-106.
 

Friday, July 17, 2015

Entrevista al joven historiador venezolano (15) Hancer Gonzalez Sierralta (primera parte)



Al amigo Hancer lo conocí en la Maestría de Historia de Venezuela de la UCAB. Desde ese momento admiré su disciplina y pasión como historiador, por lo cual fue uno de los primeros que pensé en entrevistar. No comparto sus apegos políticos (no puedo decir ideología porque no hemos hablado de ello) pero admiro el hecho que sea tolerante de nuestras diferencias, es algo que me genera esperanzas en la Venezuela futura. Desde acá le envío un abrazo, agradecido por su tiempo y amistad. 

Profeballa
 
1.Foto.

2.Resumen de su vida como historiador: (ciudad de nacimiento, año), ciudad donde vive actualmente, pregrado, postgrado, docencia, investigación, publicaciones, ponencias si desea (ENVIAR LISTA POR FAVOR)
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Primero que nada me gustaría agradecer públicamente al profesor Carlos Balladares por tomarme en cuenta y felicitarlo por la excelente iniciativa. Ojalá pueda recopilar las entrevistas y publicarlas como un libro. No se si se me pueda considerar como Historiador, ya que no he culminado mi proceso formativo, y además no estoy seguro si he publicado lo suficiente como para recibir tal título. Joven sí soy. Nací en Acarigua, estado Portuguesa, el 5 de mayo de 1983. Desde principios de los años 90 vivo en Mérida. Ingresé a la Escuela de Historia de la Universidad de Los Andes en septiembre del 2001, egresando en octubre del 2007. En esa misma fecha inicié mi Maestría en Historia de Venezuela de la Universidad Católica Andrés Bello, culminada en 2011. Desde 2013 curso el Doctorado de esa misma Universidad. He sido profesor de la Misión Sucre, del Instituto de Estudios Internacionales y Lenguas Modernas VENUSA, y en la actualidad del Programa Nacional de Formación en Historia de la Universidad Politécnica Territorial del Estado Mérida “Kléber Ramírez” (UPTMKR). Investigador A-1 del Programa de Estimulo a la Investigación e Innovación (PEII) del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, (ONCTI) del Ministerio de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, (Convocatorias: 2011-2013, 2013-2015), investigador asociado del Centro Nacional de Historia y miembro de los grupos de investigación de Historia de las Ideas en América Latina y de Historiografía de Venezuela, ambos de la ULA. Formo parte del Consejo Editorial de la revista Nuestro Sur. He publicado tres libros: El Ayuntamiento en los orígenes y consolidación de la sociedad colonial merideña (1558-1622) (2010), (Premio Municipal de Historia, Mérida-2008): Mérida después de la Guerra. Consideraciones sobre la gestión de gobierno del Cabildo republicano (1823-1826) (2011) y Documentos para el estudio de Mérida durante la Campaña Admirable (1813) (2013). La Academia Nacional de la Historia aprobó la publicación de mi tesis de Maestría titulada: Las Discusiones de Reforma Territorial en Venezuela. Unión y desintegración de los Grandes Estados (1881-1899). He publicado artículos en revistas arbitradas e indizadas (Presente y Pasado, Ensayos Históricos, Anuario del Instituto de Estudios Hispanoamericanos, Montalbán, Tiempo y Espacio, Nuestro Sur, Mañongo, Boletín del Archivo General del Estado Mérida,  Boletín de la Academia Nacional de la Historia, y Anuario GRHIAL)  y de divulgación (Memorias de Venezuela, El Desafío de la Historia, Haciendo Memoria), además capítulos de libros (Opciones de Investigación Historiográficas, La Venezuela Perenne y La Academia de Mérida en los en los 456 años de la ciudad) la mayoría de esos trabajos han sido presentadas como ponencias en eventos académicos. (Anexo lista de los libros, artículos, y capítulos de libros y con sus respectivas referencias)

3.¿Cuándo y cómo nació su vocación como historiador?

Fue creciendo en varias etapas de mi vida. En mi casa, mi padre, Hancer Gonzalez Padilla, es un gran lector, él me inculcó el interés por los libros  En el bachillerato tuve un profesor muy bueno de Historia, Pedro Pablo Gil, sus clases eran esquemáticas. Era una persona muy organizada. Excelente docente y mejor persona. Y por supuesto en la Escuela de Historia (ULA) donde se consolidó todo, aunque confieso mi primera opción de estudios fue Derecho. 
 
4.¿Qué lectura, película-serie, o persona fortaleció dicha vocación? ¿Fue “discípulo” de algún historiador? ¿Cuál es su historiador preferido y por qué? ¿Qué libro de Historia recomienda y por qué?

La persona que fortaleció esa vocación fue mi profesor Isaac López. A quien le debo, en parte,  mi formación profesional. Con él cursé Historia de Venezuela II, Archivos Venezolanos y su Organización, Historia y Patrimonio Cultural, primero como optativa y luego como seminario de tres niveles y Paleografía y Prácticas de Archivo, cátedra de la cual fui preparador (2005-2006). No creo en eso de ser discípulo de alguien. Valoro la amistad de las personas y las orientaciones que nos puedan dar  aquellos de mayor experiencia. No tengo historiador preferido. Admiro la memoria de Gilberto Quintero, la inteligencia de Robinzon Meza, mi tutor, y lo crítico de Isaac López. Podría recomendar dos libros  de historiadores extranjeros:  El Miedo a la Revolución. La Lucha por la libertad en Venezuela (1777-1830)  de Miguel Izard, trabajo fundamental sobre el proceso de Independencia venezolano, y el Antimanual del mal historiador. O ¿cómo hacer hoy una buena historia crítica? de Carlos Antonio Aguirre Rojas, una publicación que ofrece herramientas para crítica histórica e historiográfica.

5.¿Cómo fue su experiencia en el pre y/o postgrado de historia?

Fueron gratificantes y a su vez completamente diferentes. En el pregrado tuve profesores buenos y malos. Nombraré a los que dejaron huella: Ebert Cardoza, Claudio Briceño, Carlos Villalobos, Gilberto Quintero, Carmen Carrasquel, Elvira Ramos, Ramón Rivas, y Edda Samudio. Me tocó ingresar en un momento de transición, muchos de los profesores se estaban jubilando, Alí López, Mercedes Ruiz, Otoniel Morales y Eduardo Osorio, y otro grupo estaba cursando sus estudios doctorales fuera del país, Belkis Rojas, Miguel Ángel Rodríguez Lorenzo y Robinzon Meza, con los cuales no vi clase. En la Escuela, conjuntamente con otros compañeros, organizamos las primeras y segundas Jornadas de Investigación de los Estudiantes de Historia, que en la actualidad van por la VII edición. Tengo muy buenos recuerdo y los mejores amigos: Norbert Molina, Eliezer Riera, Yuli Contreras, Francisco Soto, Juan José Duarte Peña, Fabiola Velasco Garípoli, Ovelimar Martínez Erazo, mi novia ayer, esposa hoy, y madre de mi hija Ángela Sofía. Mi apoyo incondicional. El postgrado  fue y sigue siendo un esfuerzo económico y humano muy fuerte, viajar desde Mérida a Caracas no es fácil. Debo agradecer el apoyo de los coordinadores de la Maestría (Tomás Straka) y el Doctorado de la UCAB (Dora Dávila), más el entendimiento de los profesores, que le permiten a los estudiantes del interior del país viajar cada quince días. Profesores como Elías Pino Iturrieta, Dora Dávila, José Alberto Olivar, Naudy Suárez, Alexander Torres Iriarte, Tomás Straka, Manuel Donís, Horacio Biord, Elena Plaza, Agustín Moreno, Gustavo Vaamonde y Yepsaly Hernández han sido de gran ayuda en nuestra formación. Recuerdo afectivamente a los compañeros de clase: Pedro Chacón, Luis Lauriño, Carlos Balladares, Guillermo Guzmán, Miguel Prepo, Tomás González, Samuel Escalante Rebeca Padrón, Silvio Di Bernardo y Efrén Barazarte. Sin el apoyo de mi pana Juan Alberto Barradas y su querida madre Olga de Barradas no hubiera podido estudiar en Caracas. Tener contacto con los Archivos de la capital de la República, conocer algunos de los ambientes historiográficos de Caracas  me han permito valorar la Historia desde otro punto de vista. Eso se lo debo a los sabios consejos de los profesores, Isaac López y Robinzon Meza. Ellos dos son pilares fundamentales en mi formación.

 6.¿Cuál es su área o rama de la Historia favorita y por qué? ¿Cuáles son sus líneas de investigación? ¿Cuál escuela historiográfica sigue y por qué?

La Historia Política. Creo que tengo dos líneas de investigación: El estudio del Ayuntamiento de la ciudad de Mérida (período colonial y republicano); y las transformaciones político-territoriales del guzmanciasmo, (Los Grandes Estados). La Microhistoria Italiana, no es que la siga, sino que me ha permitido plantear,  uno de sus postulados fundamentales, el del cambio de escala.

7.En torno a los debates historiográficos: ¿Cuáles han atrapado su atención y/o cuáles ha estudiado? ¿Cuáles considera que deben ser divulgados? ¿Cuál es su posición ante ellos?

Me imagino te refieres a las denominadas etapas de la historiografía venezolana (Independencia, Romántica, Positivista, Marxista y Ecléctica) según la división que propone el historiador Germán Carrera Damas. Las conozco, las difundo en clase, aunque soy sincero no las he estudiado a profundidad. Todas deben ser divulgadas, estudiadas  y analizadas con rigor científico, para así superar  y no repetir los errores historiográficos del pasado. Desde el Centro Nacional de Historia, un conjunto de investigadores agrupados en la Red de Historia, Memoria y Patrimonio, (Belín Vásquez, Dulce Marrufo, Nereida Ferrer, Luis Pellicer, Luis Peñalver, entre otros)  vienen proponiendo, lo que han denominado como, la Historia y la Historiografía Insurgente. Se pretende visibilizar, en el relato histórico venezolano, a las grandes mayorías de la población, (pardos, esclavos, mujeres, y campesinos) que no han sido tomados en cuenta por la historiografía. Algunos productos de esa propuesta son los trabajos de Roscio Castellano Rueda y Boris Caballero:La lucha por la igualdad. Los pardos en la Independencia de Venezuela 1808-1812; Ana Joana Vergara: Camino a la libertad. Esclavos combatientes en tiempos de Independencia; Mirla Alcibíades: Mujeres e independencia. Venezuela: 1810-1821. Aura Rojas: Insumisión popular (1830-1848);  y Meyby Ugueto-Ponce: Aproximación ideológica sobre lo afrovenezolano en la historiografía venezolana: Una mirada antropológica;  y el Diccionario de Memorias de la Insurgencia, con su errores y todo. Más allá de la diatriba política actual, (Oficialismo-Oposición) creo que es una interesante propuesta.

8.¿Cuál fue su primer escrito como historiador o cuál fue el que más le gustó? ¿A quién se lo dedicó?

“Preservación y conservación del patrimonio cultura. ¿tarea de quien?”  Un artículo que publiqué en la Revista Presente y Pasado, número 23.  El que más me gusta hasta ahora es mi tesis de Maestría. Debo hacer público el agradecimiento a mi tutor, Robinzon Meza, por cederme gentilmente el tema de investigación. Ese trabajo se los dediqué a él y a Isaac López. Mi primer libro se lo dediqué a mis padres, el ya nombrado Hancer González Padilla y mi madre Zenaida Sierralta de González, a quienes les debo todo. El segundo a un artesano amigo, el señor Sixto Díaz, del parque Misirén (Tabay-Mérida), y el tercero, el más sentido, al presidente Hugo Chávez.

9.¿Cuáles son sus ritos cuando se dedica a escribir sobre historia? ¿Escribes de noche o de día, con música, te acompañas de objetos especiales, lo haces en un lugar específico, etc.?

No tengo ritos. Por lo general escribo de día. Sin música y en mi casa, a veces en el trabajo. Aunque cada vez es más complicado, Ángela Sofía requiere más tiempo.

10.¿Qué tiempo diario o semanal le dedica a la historia? ¿Qué está leyendo en este momento? ¿Qué lee por lo general?

Mucho tiempo. Casi todo el día. Trabajo en una biblioteca, la Febres Cordero (Mérida) allí la historia está presente. Me la paso entre libros, periódicos, y manuscritos. Atiendo público principalmente. Nuestra institución es especializada en Historia de Venezuela y de Mérida. Estoy leyendo sobre Teoría y Metodología de la Historia, para la preparación de mis clases de Técnicas de Investigación Documental en la UPTMKR. En estos momentos estoy consultando nuevamente a León Halkin: Iniciación a la crítica histórica y a Julio Aróstegui: La Investigación Histórica: Teoría y Método

11.¿En qué proyectos sobre historia está ahora?

El Centro Nacional de Historia me contrató, a petición de los profesor Pedro Calzadilla, para investigar sobre José Antonio Anzoátegui. También estoy redactando y corrigiendo mi proyecto de Tesis Doctoral.

12¿El historiador debe leer literatura? ¿Qué otras disciplinas debería conocer el historiador? ¿Y la religión?

El Historiador debe leer todo lo que le sirva de fuente para la investigación histórica. Si le gusta la literatura bien, cada quien es libre de leer lo que le provoque, hasta de religión, aunque no son temas que me interesen. Yo en particular tengo una política, mis lecturas son sobre Historia, principalmente de Venezuela. Me gusta leer a historiadores venezolanos y conocer lo que se produce en mi país.

13.Además de la Historia, ¿tiene otros gustos, placeres o vicios?

No tengo vicios. Me gustan mucho los deportes. Practiqué por años Fútbol. También monté bicicleta. Soy fanático de las películas de ciencia-ficción.

14.¿Cómo es su relación con las redes sociales e internet en general? ¿En qué puede ayudar el internet a la historiografía? (si tiene twitter nos gustaría conocerlo y divulgarlo si le parece).

Es buena. En el facebook estoy activamente, (Hancer Juan Tercero),  twitter tengo pero casi no lo utilizo, (@hancerjuan). El internet es importante para la investigación histórica. Infinidad de libros en PDF se ubican fácilmente en la Web, la mayoría de las revistas especializadas de nuestro país están pasando del formato de papel al digital. Trato de estar al día en ese aspecto. A pesar de ello, no tengo la menor duda, los Archivos y las Bibliotecas siguen teniendo plena vigencia, sin sus fondos y colecciones no se puede escribir nuestro proceso histórico.

(Concluye mañana). 
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