Wednesday, November 30, 2011

Gente que se atreve a llamar las cosas por su nombre

Nuestra admirada Milagros Socorro.

Parmalat: un retrato del dictador

El comunicado de Parmalat, difundido el martes 29 de noviembre de 2011, es de esas cosas que jamás debieron publicarse. Nadie saldrá ganando de un documento cuyo primer párrafo dice así: “En nombre de Parmalat, comprometida con la seguridad agroalimentaria del país, en perfecta sintonía y sinergia con los programas gubernamentales que apuntan al pleno autoabastecimiento de Venezuela, nos dirigimos respetuosamente a Usted en ocasión de ofrecer nuestras más sinceras disculpas por no haber logrado nuestro objetivo como empresa de transmitir adecuadamente lo acontecido en el caso específico del contingente de leche decomisada en la planta de El Vigía, Mérida”.

No se sabe qué es más patético, si el tono rastrero; si la declaración de absoluta adhesión al régimen ya en la segunda línea; si la adopción mimética de la propaganda del Gobierno… “programas gubernamentales que apuntan al pleno autoabastecimiento”… cuando, en realidad, lo que Parmalat hace, en buena medida, es envasar el producto proveniente de la importación; si la palabra usted en mayúscula; o las disculpas por un supuesto fracaso en la redacción del documento anterior (del sábado 26 de noviembre), cuando la verdad es que los pronuciamientos de cualquier organización están pensados, repensados y calculados, mucho más en el actual contexto venezolano.

Desde luego, nadie firma el esperpento. La despedida pone “Atentamente, Parmalat”. Ni de vaina iba nadie a suscribir un texto en cuyo segundo párrafo dice: “Bajo ningún concepto pretendimos desvirtuar el esfuerzo que hace su honorable gobierno y demás organismo en pro del abastecimiento de alimentos…”. ¿Honorable? Hasta el extranjero con media hora de haber llegado a Venezuela sabe que Chávez encabeza la administración más corrupta de la historia. ¿Abastecimiento?, ¿cuál?… Más adelante, en el mismo segundo párrafo: “lamentamos el malestar generado por nuestro comunicado y ofrecemos nuestras más sinceras disculpas a Usted…”.

¿Pero de qué se disculpan con tan estridente adulación? En el comunicado del sábado 26 de los corrientes, Parmalat aseguraba que el existencia de “un contingente de leche” en su planta de El Vigía “es parte de un acuerdo con el Gobierno Nacional (Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas, Casa y Ministerio del Poder Popular para la Alimentación, Minal) para ayudar, mediante el envasado de la misma, a abastecer el mercado nacional y subsanar en parte el déficit del producto”.

Entonces sí había desabastecimiento. Pero iban más allá, calificaban de “extraña” la retención del producto por parte de la Guardia Nacional; y aseguraban que la acción del citado componente evidenciaba “una descoordinación por parte de las autoridades”. Incluso, desmentían a los voceros oficialistas al establecer que “no se corresponde con la realidad algunas versiones que señalan a la empresa como acaparadora, tomando en cuenta que la materia prima asignada por el gobierno nacional a Parmalat en días pasados para ser envasada en nuestra planta de El Vigía, ya se encontraba como producto terminado en lata de 900 gramos marca ‘La Campiña’ -con el precio regulado debidamente marcado en el empaque-, dirigiéndose a nuestros depósitos de la región central para abastecer el mercado nacional, especialmente a cadenas de supermercados, de acuerdo a los parámetros establecidos entre la empresa y el Ministerio de la Alimentación”.

Desde luego, esto despertó las iras de Chávez, quien respondió con la habitual porción de groserías y amenazas. Fue entonces cuando Parmalat tuvo la pésima idea de publicar un segundo alegato cuyos términos echan de ver la existencia de un estado de represión y miedo. La atmósfera de este desdichado texto retrata a Chávez como un dictador que exige prendas de sumisión y humillación pública. Un autócrata cruel a quien nadie debe contradecir y que, por el contrario, debe ser adulado y tratado como al dueño del país y de los destinos de quienes lo habitan.

La verdad es que el segundo comunicado de Parmalat es mucho más lesivo para el régimen que el primero, donde, finalmente, la empresa exponía sus puntos de vista con el aplomo de quien se siente seguro de andar con la verdad.

Si así son las jaladas desde los periódicos, cuáles serán las muestras de arrastramiento y pavor que leeremos cuando esto pase y los archivos de la era chavista queden a disposición del país.


Tuesday, November 29, 2011

El historiador Ángel Rafael Lombardi Boscán opina sobre las agresiones del gobierno contra la UCV

UCV: TERRITORIO LIBERADO

La jerga belicosa de quienes han asaltado el Estado, sin mediar contrapesos validos, y por ende, han llevado al secuestro de la institucionalidad del país, nos da a pensar que de verdad estamos viviendo una guerra civil solapada, aunque feroz, en lo que se refiere a la victimización de quienes no comulguen con el actual proyecto militarista en ciernes. Es obvio señalar que estamos en una democracia disminuida y nominal, sujeta a los caprichos sin control, de quién aspira a la monarquía perpetua. Y lo que es peor, con una red de acólitos al servicio de la barbarie.

“La defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez, denunció a las autoridades de la Universidad Central de Venezuela por querer cercenar los derechos del dirigente estudiantil Kevin Ávila, al expulsarlo de esa casa de estudios. Deploró la “campaña de asedio y acoso cobarde” contra los que piensen diferente”.

Como me gustaría imaginarme la reacción de la “Defensora del Pueblo”, es decir, de Chávez como “Pueblo”, si a éste, en una reunión con sus ministros, un grupo de malandros, disfrazados de estudiantes, les arrojase comida podrida y tumbaría el café y los cachitos que usualmente se reparten. O que a la salida de la reunión las camionetas escoltas se hallen carbonizadas por las llamas. Como mínimo, les sale cárcel. Pero que va, desde la óptica, interesada y retorcida de quienes tienen el monopolio de la verdad, los terroristas, los violentos, son unos abnegados estudiantes maltratados por las Autoridades de la UCV, incapaces de aceptar la diversidad de pensamiento. Fue muy zanahoria el castigo de expulsión por un año, yo le hubiese impedido de por vida volver a estudiar en la UCV.

“Vamos a seguir luchando por los derechos, todavía existen en este país territorios liberados como lo es la UCV donde todas las autoridades desarrollan campañas de asedios y acosos cobarde”.

Ya ni conmueve ésta letanía de amenazas y agresiones sin pudor de una gente que de verdad cree que el país ha sido conquistado, luego de una guerra, por parte de ellos. Y que en consecuencia, les pertenece. De acuerdo al lenguaje bélico de la “Defensora”, la UCV es “territorio liberado”, es decir, los chavistas aún no han logrado contralar a una Universidad que ha sido bastión para la defensa de la democracia, la racionalidad, la paz, el respeto, la diversidad y el pluralismo, algo en que los chavistas, irrebatiblemente, no creen. Es por ello que montaron el proyecto de una Universidad paralela al vigente, sólo que los resultados han sido mas que lamentables. En realidad, a lo que temen de las Universidades Autónomas e Históricas, es a un movimiento estudiantil valeroso y en pie de lucha por la defensa de los fueros democráticos que se pretenden derribar, a su formidable fuerza idealista, moral y ética. Y es por ello, que como jauría, y desde la desesperación, proclaman el triunfo de la muerte aplastando la inteligencia.

Dr. Angel Rafael Lombardi Boscán

Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ

Monday, November 28, 2011

Mi solidaridad con las autoridades de la UCV ante la agresión de los violentos

Acá les dejo el relato de los hechos por su vicerrector académico, y la violencia de los grupos progobierno mostradas claramente en un video.
Sirva el presente post como expresión de solidaridad con las autoridades y a todas las mujeres y hombres de buena voluntad de mi querida UCV.




Estado de Derecho en la UCV

Nicolás Bianco

Artículo publicado en El Nacional el domingo: 27 de noviembre de 2011. Y digitalizado gracias a Analitica.com

El auditorio de la Facultad de Farmacia estaba desbordado. El bachiller expulsado irrumpió en la discusión con palabras y expresiones difamatorias, injuriosas, ofensivas e irrespetuosas en contra de la rectora









Foto: Google

Con el carácter soberano, democrático y el invariable apego al Estado de Derecho y a la estricta aplicación de la Constitución Nacional, a la ley de universidades vigente y a los reglamentos elaborados bajo el precepto del artículo 109 de la carta magna, que otorga a la universidad pública venezolana no sólo su autonomía sino el dictado de sus normas internas, nuestra máxima instancia directiva, representada por el Consejo Universitario, expulsó a un bachiller de la Escuela de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.

Algunos meses atrás el estudiante Pedro Trejo Camacho cayó abatido a las puertas de la Escuela de Administración y Contaduría. Sus compañeros convocaron a las autoridades del rectorado, presididas por Cecilia García Arocha Márquez, a las decanas y decanos y al director de seguridad, para concretar medidas que garanticen la vida.

El auditorio de la Facultad de Farmacia estaba desbordado. El bachiller expulsado irrumpió en la discusión con palabras y expresiones difamatorias, injuriosas, ofensivas e irrespetuosas en contra de la rectora. Los estudiantes y nosotros como autoridades le reclamamos. Siguiendo su conocida trayectoria pendenciera arreció con los insultos. Los propios estudiantes lo repelieron y tuvo que abandonar el lugar.

Nuestra gestión ha presentado 48 denuncias ante el Cicpc y la Fiscalía General. Toda clase de actos terroristas, destrucción del patrimonio institucional, infamias e injurias, bombas y C4, gases lacrimógenos tóxicos, incendio de automóviles, acoso y difamación contra la rectora en sitios públicos en las manifestaciones de protesta. En fin, tres años y casi seis meses en los que Venezuela entera ha reconocido las bandas terroristas con el grito característico de "revolucionarios socialistas". Ningún caso ha sido aclarado por los organismos. El bachiller expulsado es el protagonista principal de varios de esos actos delictivos.

Fundamentados en el Estado de Derecho que rige nuestros actos se pudo instruir el expediente, el Consejo Universitario se abocó a su análisis y expulsó al estudiante, respetando sus derechos jurídicos y humanos.

Muy por el contario, el Presidente de la República lo calificó de "héroe de su revolución", y continuó con el insulto impune en contra de la UCV y sus autoridades, insulto del que se hicieron eco el canciller, la ministra de Educación Universitaria, la fiscal general y, de manera mucho más grosera, la "defensora del pueblo".

Más aún, el martes 22 cuando nos dirigíamos al Aula Magna, ese minúsculo grupo de violentos intentó agredir nuevamente a la rectora y al grupo de autoridades. Nuestra respuesta y la de cientos de familias congregadas entre las "nubes de Calder", en medio de la alegría, la fe y la esperanza, fue la de completar la graduación de 1.400 estudiantes de posgrado, en casi todas las disciplinas del saber y así no sólo establecer un récord histórico de venezolanos y ucevistas que liderarán el proceso de reconstrucción nacional, sino rechazar el odio, el engaño y el resentimiento.

Son pocos los peldaños que nos separan de unas extraordinarias y masivas primarias. Luego, a ganar abrumadoramente las nacionales, gobernaciones y alcaldías. El trabajo por hacer es enorme. La Universidad Central de Venezuela del siglo XXI, más autónoma que nunca, estará con nosotros, en pleno Estado de Derecho, liderando el camino.

nicolas.bianco@ucv.ve

Sunday, November 20, 2011

¿Qué es el chavismo? La destrucción de la carrera docente universitaria junto a las universidades autónomas

Se buscan profesores
20-Nov 06:32 am|Laura Helena Castillo
Los efectos de la crisis económica más severa que han sufrido las universidades autónomas en los últimos años llegaron a las aulas
En la Universidad de los Andes hay cargos de profesores que están vacantes. No son pocos. Lo están a pesar de que tres veces al año, durante los últimos dos, se han abierto concursos para captar docentes. La institución, con sede principal en Mérida ­ciudad universitaria de tradición­ hizo reiteradamente los llamados públicos, sobre todo para materias en las carreras de Medicina, Odontología e Ingeniería, pero nadie respondió.

La falta de interés en formar parte del mundo académico universitario no ha sorprendido sólo a las autoridades de la ULA. Detrás de los efectos sonoros de la diatriba política, de las intensas actividades del movimiento estudiantil, de los capítulos violentos en las casas de estudio, del debate por la autonomía, de las críticas a la metodología de ingreso, hay un modelo de institución que se está desfigurando: cátedras cerradas, profesores que renuncian o dan menos horas de clases, laboratorios vacíos, líneas de investigación enfriadas, conocimiento que se deja de generar y de legar, y capital intelectual que jamás se recuperará. Las deficiencias presupuestarias que sufren en los últimos años las universidades autónomas ya se sienten en los salones de clase.

Este año, en la Facultad de Humanidades de la Universidad Central de Venezuela, 20% de los concursos quedó desierto. La Escuela de Educación de esta facultad tiene más de 5.000 alumnos y es una de las más grandes del país. Aquí el problema adquiere una doble dimensión: falta quienes enseñen a enseñar. "Las escuelas que más sufren son las de mayor tamaño, como la de Educación. Hay vacantes en la cátedra de Orientación Educativa, que imparte varias asignaturas a lo largo de la carrera; para la materia de Sociología de la Discapacidad tampoco hay profesores. En la Escuela de Filosofía no tenemos quien dé Filosofía de la Praxis. En la facultad hay algunas cátedras que se han cerrado porque no hay profesores", ofrece un balance Piero Lo Mónaco, decano de la facultad.

Una de las causas principales ­aunque no la única ni la más determinante­ de que la profesión no sea atractiva para los jóvenes son los bajos sueldos.

Desde 2008 los profesores universitarios no recibían aumento salarial, hasta que este año se decretó un incremento de 40%.

La decisión gubernamental estuvo precedida por el tenso pulso de la huelga de hambre que realizaron estudiantes universitarios en marzo y que duró 31días frente a la sede del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en Caracas. Tenían 5 peticiones y una de ellas era mejorar la remuneración de los docentes.

El porcentaje de aumento decretado, frente a una inflación acumulada que superó 100% entre 2008 y 2010, aún dejó al gremio en desventaja. Aunque en las décadas recientes el sueldo del profesor universitario se ha depreciado, este lapso de estancamiento de 4 años frente al aumento tenaz del costo de la vida abrió un boquete difícil de eludir.

Un estudio de Doris Avendaño, vicerrectora administrativa de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, evidencia que según las Normas sobre homologación de sueldos y beneficios del personal docente y de investigación de las universidades nacionales (Gaceta Oficial 32539, 1982) el aumento del año 2010 debió haber sido de 138%.

De acuerdo con la investigadora, a un docente instructor a dedicación exclusiva (rango más bajo del escalafón) que ganaba el año pasado 2.382 bolívares le tocaba percibir 12.676 bolívares. El aumento de 2011 lo llevó a 3.335 bolívares mensuales, 1.667 quincenales, con una carga horaria que lo obliga a cumplir una jornada a tiempo completo en la institución y no le permite trabajar en otro lugar.


Desiertos
Fue precisamente gracias a los estudios hechos por las autoridades de la ULA para enviar a la Oficina de Planificación del Sector Universitario los recaudos necesarios para comenzar a recibir el aumento que detectaron la gravedad de su situación. "Pensábamos que en Mérida no iba a ocurrir la falta de relevo de profesores porque no había tantas fuentes de empleo y la carrera universitaria siempre tuvo gran prestigio. Descubrimos lo contrario. En la carrera de Medicina la situación es dramática.

En áreas como Medicina Interna, Cardiología, Oftalmología o en otras más básicas como Anatomía, abres concursos y no se presenta ningún interesado. Siempre he dicho que el trabajo del docente es un apostolado, pero debes poder vivir con dignidad", indica Mario Bonucci, rector de la ULA.

El Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV tiene un programa de becas académicas para formar profesores de relevo.

Emily Avendaño, recién graduada con honores en el primer lugar de su promoción de Comunicación Social y preparadora durante dos años, era, con 23 años de edad, candidata para unirse al programa.

El plan consistía en dar 8 horas de clase a la semana y, en las tardes, asistir al posgrado.
Su labor docente sería remunerada y los estudios, becados.

"La beca no me permitía tener compromisos con ninguna otra institución, pero yo quería retribuirle a la universidad la formación que me dio. Estudié 5 años pagando apenas 1 bolívar el semestre. Pero cuando me enteré de que me pagarían 900 bolívares mensuales, tuve que decidir que no podía continuar. Eso no me alcanzaría ni para comprar las guías del posgrado", relata Avendaño, que optó por asumir el pago semestral ­2.300 bolívares aproximadamente­ de su maestría en Estudios del Discurso y trabajar en otro lugar.

Las exigencias para ingresar en una universidad como personal docente son altas. "Se hacen tres ofertas de cargos al año, se deja el concurso abierto durante un mes y todavía no se llenan. También depende de lo estricto del perfil. Por ejemplo, en materias como Química o Matemática sólo se admiten doctores. Además, el programa de apoyo institucional que nos permitía formar a la generación de relevo se ha visto mermado", dice Christian Puig, secretario de la Universidad Simón Bolívar, donde han apelado a una solución parcial, como muchas otras instituciones: los profesores contratados, que cubren la carga académica pero no hacen investigación, ni son tutores de alumnos y sólo van durante las horas que les corresponde dar clases.

"Se está perdiendo al profesor para el que su desarrollo profesional está dentro de la universidad, ese que no busca grandes sueldos sino trabajar su línea de investigación, libremente, con unas mínimas condiciones. Nuestra preocupación es mantener un nivel de calidad acorde con lo que el país conoce de nuestra universidad", lamenta Puig. En un cafetín del campo de Sartanejas, un estudiante que pide no ser identificado dibuja claramente el asunto: "Las universidades se van a convertir en colegios donde uno va a clases y ya. Cada vez habrá menos profesores que se dediquen al intercambio con los alumnos".

La propuesta más clara del Gobierno para la educación universitaria ha sido la masificación. Los datos del Ministerio de Educación Universitaria dan cuenta de que en el año 2000 había 497.319 estudiantes en la enseñanza pública y para 2009 esa cifra se había triplicado a 1.506.693. De esos, 917.931 son de universidades experimentales como la Unefa. La ampliación de la matrícula, sin embargo, ha planteado dudas sobre la merma de la calidad de la formación que se imparte.

A la Universidad Carabobo, sin embargo, le resulta difícil crecer. "Abrir nuevas materias es muy complicado. Los docentes deben cumplir muchos requisitos, y no es que al profesor no le guste estudiar, el problema es el poco atractivo socioeconómico de los cargos. En la Facultad de Ciencias de la Salud no se han podido abrir cargos para carreras técnicas por falta de profesores", dice Ulises Rojas, vicerrector académico de esa casa de estudios.

Hugo Chávez ha manifestado con frecuencia su incomodidad con la estructura de funcionamiento de las universidades autónomas. "Fueron tomadas por la élite burguesa. El modelo clásico es excluyente. Hablar del claustro universitario ¿qué te está diciendo? Nosotros necesitamos universidades `exclaustradas’ como la Bolivariana", dijo en marzo de 2008, durante una graduación de esa institución, creada por su gobierno en 2003.

"El capital humano de este gobierno se formó en las universidades autónomas. No se entiende bien el objetivo final de esta asfixia presupuestaria.

¿Tener el control ideológico de las casas de estudios?", se pregunta Alfredo Marcano, coordinador del vicerrectorado administrativo de la UCV.

No vuelven. Desde enero de 2009 hasta mayo de 2010 han renunciado 77 profesores a dedicación exclusiva de la USB. En total han sido 173, incluyendo los de tiempo convencional.

Es decir, 45% de los que se han ido no sólo impartía horas de clase, sino que investigaba y hacía vida plena en el campus.

Era del personal mejor preparado. "Estamos haciendo esfuerzos, maniobrando, para que no se note este déficit. Pero ¿y a largo plazo?", se pregunta Puig ante una tendencia que parece irreversible.

Las modalidades más comunes de las renuncias van desde quedarse en el exterior después de un año sabático o una beca de estudios hasta irse a trabajar a otro sitio dentro del país. "Seis docentes de la Escuela de Matemática que terminaron sus doctorados fueron contratados por la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, que les ofrecía mejor sueldo", señala Marcano.

Para las universidades no es un dilema menor que esos docentes que han recibido apoyo de estas instituciones para formarse afuera no regresen, aunque paguen lo adeudado que, en ocasiones, hasta corre por cuenta de la universidad extranjera que lo contrata.

Cada seis años le corresponde a los docentes uno sabático. En la USB han visto a algunos irse y no regresar. "Consiguen la posibilidad de hacerlo en laboratorios buenos y no se reincorporan. Hay profesores que eran nuestros en Canadá, Bélgica y Estados Unidos", dice Puig.

"Entre el envejecimiento, el cambio de dedicación por malos salarios y la emigración en niveles de agregados, asociados y titulares estamos afrontando serias dificultades. Se nos está quedando la gente afuera del país, un capital humano formado que lleva 10 o 12 años en la universidad. Se puede recuperar el dinero, en términos nominales o reales, pero el capital humano no se recupera, lleva tiempo", explica Nicolás Bianco, vicerrector académico de la UCV. "Esa fuga es mucho más importante que la de los dólares", puntualiza Marcano.

En la ULA, cercanos a la frontera con Colombia, están experimentando la diáspora a ese país. "Vemos casos de profesores de Odontología bien formados dentro de nuestra institución que se van a universidades privadas en Bucaramanga ganando 12.500 bolívares mensuales al cambio oficial. Allá esa mano de obra es bien pagada, sobre todo porque predominan las universidades privadas", indica el rector Bonucci.

En el continente, los profesores venezolanos son valorados. Un ejemplo claro es Rafael Reif, ingeniero eléctrico de la Universidad de Carabobo, que es el actual rector del Massachussets Institute of Technology, una de las 10 mejores universidades del mundo. Otro caso similar es el José Rosas.

Rosas fue director de la Escuela de Arquitectura Carlos Raúl Villanueva de la UCVdesde el año 2000 hasta 2003. Hoy es decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Universidad Católica de Chile, una de las mejores de la región.

Con 52 años de edad, el prestigio de haber estado al frente de una escuela de renombre y el miedo de reiniciar todo de nuevo, Rosas volvió a su país natal. "Veíamos que a nuestra edad no había vejez posible en Venezuela. La crisis comenzaba a sentirse. Cada vez era más difícil que los profesores cumplieran con su situación cola institución universitaria venezolanantractual y se comenzaron a notar fisuras y filtraciones que iban desdibujando . No nos fuimos por el dinero, porque el que está en la academia tiene un proyecto de vida diferente al de hacerse rico", expresa. Sin embargo, hay datos interesantes sobre el tema del salario: en la Católica de Chile un profesor titular a dedicación exclusiva ­máximo escalafón para el que se requieren entre 12 y 15 años de experiencia académica y estudios de IV nivel­ gana 3.000 dólares en comparación con los 7.232 bolívares (1.680 dólares al cambio oficial) que percibe en Venezuela.

Investigar o morir. La educación superior es docencia, investigación y extensión. Las dos últimas son las áreas más afectadas por la carencia de personal calificado. Esto incide directamente en la valoración nacional e internacional de las universidades, porque parte de su prestigio se mide por la cantidad de publicaciones en medios especializados sobre hallazgos importantes hechos por sus expertos.

Pedir cambio de tiempo completo a medio tiempo es una de las maneras más comunes que han encontrado los docentes para ganar dinero extra, pero es, a su vez, una de las causas de la mengua en las pesquisas especializadas.

Un claro ejemplo de esta situación es la Facultad de Humanidades de la UCV, donde este año han llegado 40 peticiones de cambio de dedicación. Si a eso se suman 10 renuncias en 2011 y los 30 a 50 jubilados que salen de las aulas cada año, el contingente de 920 profesores de la facultad está teniendo casi 100 bajas anuales.

"El docente necesita no sólo de la remuneración, sino un laboratorio bien dotado, suministros para la investigación. El profesor se va quedando solo porque no tiene ni el técnico, ni el asistente de investigación. Eso hace que distorsione la esencia", dice Lo Mónaco.

De los aproximadamente 1.000 profesores de la Escuela de Medicina Luis Razetti de la UCV, la mitad son medio tiempo y sólo un poco más de 10% es a dedicación exclusiva. "En 2008 esta situación se agudizó.

Si se le suma el envejecimiento de la población docente, la situación es casi insostenible.

En la Escuela de Enfermería, más de 80% es jubilable. Si lo hacen, para decirlo honestamente, no tendríamos capacidad de respuesta", dice Arturo Alvarado, coordinador académico de la Razetti.

Todos los consultados coinciden en que gracias a profesores jubilados que han querido mantenerse en las aulas dando clases se han mantenido abiertas muchas cátedras, como la de Medicina Legal en la Razetti. "Ellos son una garantía de calidad", dice Puig de la USB.

Alvarado hizo un informe en el que detallaba hasta qué punto el déficit presupuestario debilita la investigación por la poca capacidad para adquirir insumos. Un reactivo para la determinación de VIH en 900 pruebas costaba, en 2009, 11.500 bolívares; en 2010, 17.382 bolívares y, en 2011, 33.480 bolívares. En contraparte, la UCV recibirá en 2012 el mismo presupuesto que en 2011: 1,25 millardos de bolívares, a pesar de haber solicitado el doble.

"Toca pedir créditos adicionales, pero eso no permite planificar, sobre todo las líneas de investigación. La mayoría de los profesores están retrasados en sus trabajos de ascenso.

Desde 2008 no habíamos vivido un momento tan restrictivo como ahora", afirma Alvarado.

Un informe de gestión de enero a junio de 2011 de la Unefa revela, en el apartado de "desarrollo de ciencia y tecnología", que no han publicado ningún trabajo de investigación, ni hay quienes estén capacitados para hacerlos. En el análisis dice: "Hace falta personal ordinario de dedicación exclusiva", así como materiales y espacios para desarrollar investigación.

Nicolás Bianco es más pesimista: "Estamos hablando de 9 o 10 universidades autónomas que no aguantarían 2 años en estas condiciones".

Saturday, November 19, 2011

El lado oscuro de una epopeya (extracto), por Edgardo Mondolfi Gudat (Prodavinci)


Por Prodavinci | 17 de Noviembre, 2011

Luces y sombras de una aventura

El mito romántico

Toda epopeya es, por definición, brillante. De hecho, están concebidas con un propósito enaltecedor y, si los dioses lo permiten, para que duren la eternidad de los tiempos. Al cumplir, como pretenden hacerlo, con un fin edificante, las epopeyas se definen a sí mismas en función del carácter sobrehumano de sus protagonistas y, al mismo tiempo, por la bajeza y sordidez de sus contrarios. En ese sentido, la epopeya de la antigüedad clásica, o de la gesta bolivariana, pretenden –y consiguen– responder más o menos al mismo propósito. Y si se trata ya, de manera particular, del carácter sobrehumano del héroe venezolano, bastaría consultar los versos de Eduardo Blanco o los frescos de Tito Salas, en cuyos casos la epopeya cobra el punto máximo de paroxismo. Allí, entre los héroes, todo luce en orden, y el caos apenas se vislumbra como el eje necesario de un discurso que le permite al protagonista de la gesta erigirse para dominarlo y, a fin de cuentas, someterlo a su portentosa voluntad. Lo mismo se aplica viendo a Bolívar arengar (en la imaginación de Salas) sobre los restos demolidos de la esquina de San Jacinto en 1812, o contemplarlo (de nuevo según la imaginación de Salas) retirado en segundo plano mientras no pierde detalle del combate que se libra ante su mirada en el cuadro La expedición de los Cayos. Además, con timbales de un heroísmo semejante discurre sin el menor parpadeo toda la iconografía republicana concebida por los grandes maestros de la pintura venezolana entre el último tercio del siglo XIX y la primera década del XX, desde Martín Tovar y Tovar hasta Antonio Herrera Toro.

De modo que frente a una tradición como esta, que aún anida con fuerza en el fondo de nuestra psique colectiva (basta verlo expresado en la iconografía popular o en los murales oficialistas para confirmarlo), hablar de uno de los lados «oscuros» de la epopeya independentista, más que una contradicción en sí, podría sonar como algo cercano al sacrilegio y la herejía.

Lo que me atrevo a calificar como ese lado «oscuro» (y que podría terminar siéndolo de otros costados de la epopeya bolivariana si se les examina con cierto cuidado) se contrae, en este caso, a un contexto y unas fechas muy precisas como se dijo al comienzo: las expediciones británicas que, entre 1817 y 1819, acudieron en apoyo de la causa insurgente atraídas por el señuelo de unas promesas gaseosas y de casi imposible cumplimiento ante el precario estado de las arcas rebeldes.

Con todo, muchos de esos efectivos continuaron participando, más allá de aquellas fechas iniciales y sus tempranas desilusiones, en los entreveros de la contienda emancipadora. Además, la presencia de estas unidades británicas, que hicieron pie a través de Margarita y el valle del Orinoco, se diseminó al cabo sobre el resto de los territorios en los que la acción militar del elemento monárquico comenzó a retroceder, independientemente de que tal elemento fuese español o, en muchos casos, propia y genuinamente americano.

Existe una lista, tal vez no muy larga, pero sí lo suficientemente significativa a fin de cuentas, de títulos referidos a esos legionarios británicos. Se trata, las más de las veces, de libros clásicos que –por ello mismo– resultan difíciles de conseguir o que son, incluso, de infrecuente consulta en las bibliotecas. Pero cuando no son clásicos por la pátina que les confiere el tiempo, o por su condición de libros olvidados, lo son por la forma en que el tema se ve clásicamente tratado por algunos autores que pretendieron incursionar de vuelta sobre el asunto durante las últimas décadas del siglo XX. Pero en uno y otro caso, salvo por muy contadas excepciones, se cumple la misma premisa y ambos tipos de literatura pecan del mismo defecto. Son obras que fundamentalmente recogen y registran, en clave romántica y heroica, lo que significó aquella arriesgada participación en una guerra ajena. Eso en cuanto a la intención que los motiva. Y, desde luego, por tratarse del anverso y reverso de una misma moneda, su contenido tampoco se disocia de ese espíritu, puesto que, en general, lo que allí se registra, muchas veces con un formidable y autorizado grado de detalle, son las campañas en las cuales se vieron involucrados los contingentes británicos que acudieron en apoyo de Bolívar y de la causa insurgente.

La heroicidad es, por tanto, la nota que domina esa literatura y, en el fondo, aunque no haya nada de malo, ni mucho menos de despreciable en que ello sea así, no es el aspecto que interesa o complace rescatar ahora. No solo porque sería redundante volver sobre los aspectos militares de tales campañas (algo acerca de lo cual, de paso, el autor entiende poco) sino porque no se justificaría ofrecer, como pretende hacerse ahora, un entendimiento ligeramente distinto del asunto.

Además, y conviene subrayarlo con toda la fuerza del caso, el mito o la visión romántica que ofrece el tema de los voluntarios ha funcionado, y así se adelantó a precisarlo en fechas más o menos recientes el historiador inglés Matthew Brown, como una suerte de «prisión historiográfica» de la cual ha resultado difícil escapar en muchos casos. Dicho de otro modo, esto significa que existe un cerco muy trabajoso de trasponer a la hora de intentar hablar de nuevo acerca de aquellas brigadas de voluntarios y, en general, sobre las expediciones intercontinentales que tuvieron lugar, como se ha dicho, a partir de 1817.

El problema, por tanto, no se limita a que la leva de voluntarios extranjeros fuese convenientemente poetizada por sus propios contemporáneos cuando, en muchos casos, esa realidad estuvo lejos de ser lo que sus apologistas quisieron, o pretendieron, que fuera. En realidad, el asunto se complica aún más cuando esa idealizada versión de lo ocurrido se enlaza con una tradición en la cual ha privado con fuerza una historiografía de tipo militar centrada en poner de relieve la participación de aquellos efectivos en las distintas campañas de la gesta bolivariana. Esto ha llevado a que el historiador moderno se haya detenido raras veces, o que no le prestara mayor atención a otros aspectos relacionados con el alistamiento de reclutas extranjeros. O para resumirlo de la forma como lo hace el ya citado Matthew Brown, que en ese sentido se vean subestimadas las implicaciones sociales y culturales de lo que, para sus protagonistas, debió significar aquella extraña aventura militar en la América española (Brown, 2006: 1). En este sentido, la dimensión social o humana de los voluntarios británicos se halla notablemente ausente de los análisis que existen hasta ahora, en franco contraste con la abundancia de datos de carácter militar con que, en ciertos momentos, se llevó a cabo el estudio de las distintas unidades de combate de las cuales estos reclutas formaron parte y su desempeño en el marco de la contienda emancipadora.

De modo que, aunque suene obvio afirmarlo, este libro pretende alejarse, en la mayor medida de lo posible, del olor a pólvora que se desprende de la bibliografía conocida, por muy respetable que esta sea desde el punto de vista documental. De allí que el propósito se contraiga más bien al afán de explorar otros costados que tienen que ver con la identidad de los combatientes, o con el contexto en que ocurrió el llamado a integrar tales expediciones, y menos con sus aptitudes y destrezas en el campo de batalla. Al mismo tiempo, interesaba conocer el carácter clandestino que cobró la actividad reclutadora en Londres; pero también el esfuerzo que se emprendió para contrarrestar tales levas y disuadir a quienes pretendieron integrarlas. Y resumiendo a fin de cuentas ambos puntos, la intención ha sido entonces la de revisar las opiniones divergentes que suscitó este tema en Inglaterra, sobre todo a través de la prensa.

De allí, pues, que si bien la causa insurgente y el enrolamiento de los voluntarios suscitó simpatías y encontró apoyos en ciertos sectores de la prensa británica, también halló en otros abiertos cuestionamientos y resistencias.

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El lado oscuro de una epopeya:
Los legionarios británicos en Venezuela
Edgardo Mondolfi Gudat
Editorial Alfa

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