Wednesday, March 25, 2020

El 80 aniversario de la “Drôle de guerre” (I)


El 80 aniversario de la “Drôle de guerre” (I)
Carlos Balladares Castillo
En nuestras entregas sobre el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial ahora queremos atender un largo período que representa una vergüenza para la memoria colectiva: los 8 meses (3 de septiembre hasta el 10 de mayo) en que las potencias occidentales (en especial Francia y el Reino Unido) hicieron muy poco por no decir nada en contra de las agresiones del Tercer Reich. Pero al ser científicos sociales debemos seguir el principio que nos enseñó precisamente un historiador que fue testigo y protagonista de esos tiempos: Marc Bloch (1886-1944), el cual afirmó: “la historia es para comprender, no para juzgar”. Por lo que el objetivo entonces es responder las preguntas: ¿Por qué nunca atacaron a Alemania cuando esta dedicaba todas sus fuerzas a invadir Polonia en septiembre de 1939? ¿Por qué esperaron a ser invadidos o agredidos? ¿por qué esperaron que se reorganizara y planeara con detalles su ataque? No es solo que no atacaron sino que creían en un despertar de la sensatez por parte de Adolf Hitler (1889-1945). Éste recapacitaría o sería derrocado. Solo el inicio de la larga Batalla del Atlántico liderizada por el Reino Unido fue la mayor acción, pero a ella dedicaremos la segunda entrega de este tema poco tratado.
Alguno podría señalar que no fue cierto que no hicieran nada porque en esta etapa murieron aproximadamente 3000 franceses (mayoritariamente en la Ofensiva del Sarre entre septiembre y octubre de 1940) por no hablar de las víctimas de los Aliados en el mar (más de 1000 británicos principalmente). Y ni se diga de toda la política llevada a cabo por ambos países para debilitar económicamente a la Alemania de Hitler: presiones a la Unión Soviética y a Rumanía para que dejaran de proveerle petróleo, y un plan de invasión a Noruega para que bloqueara el abastecimiento por su puerto de Narvik del hierro proveniente de las minas suecas. Todas estas acciones, salvo las marítimas; fueron lentas, tardías y nada perseverantes; para finalmente terminar en fracaso. Es evidente que juzgamos porque ya conocemos todos los hechos, porque cualquiera que mirara los acontecimientos desde esos ocho meses sin duda no poseía la capacidad para conocer la magnitud del desastre que venía. Y toda política de decidida reacción era visto como la causa de la guerra que se quería evitar; e incluso no permitiría que los generales que no apoyaban a Hitler y el pueblo que supuestamente veía la guerra como una locura, se levantaran y derrocaran al Führer.
La historiografía ha tendido a enfatizar la existencia de una mentalidad que temía (y con razón) la repetición de las grandes masacres de la Gran Guerra (1914-1918) por un lado y por el otro el anquilosamiento de las tácticas militares Aliadas (en especial francesas). Las trincheras hicieron que sus ideas de la guerra estuvieran dominadas por la defensa, de allí la construcción en Francia desde 1922 de la Línea Maginot: gran sistema de muros, barreras antitanques, alambrados, cañones y cuarteles subterráneos que iban desde la frontera con Suiza hasta Luxemburgo. Los generales que dirigían el ejército francés habían sido protagonistas de la Primera Guerra Mundial y valoraban más lo estático y el perfeccionamiento de las “trincheras” modernas. A diferencia del ejército alemán que había asumido las más novedosas teorías centradas en la ofensiva y la movilidad, lo que se conocería después como Blitzkrieg. Desde esta perspectiva (la de la defensa y lo estático) lo único que queda es esperar el ataque del enemigo, y más si se cree que “los muros” creados son indestructibles.
“La Drôle de guerre” (guerra rara, o de broma o falsa) fue bautizada así por el periodista francés: Roland Dorgelés (1885-1973) en un temprano reportaje (octubre de 1939) que realizó sobre la Línea Maginot. Le parecía rara la calma que dominaba el frente estando supuestamente en guerra. Sus palabras “La preocupación esencial del alto mando parecía consistir en no provocar al enemigo” y al hablar de los soldados señala que ninguno se tomaba en serio la guerra. Una vez se le preguntó a uno “¿por qué no le dispara al enemigo que tiene al otro lado?” y la respuesta fue sencilla: “¿por qué? ¡No me ha disparado ni me ha hecho nada!” Pero si hubo disparos y cañonazos, aunque con pocas consecuencias reales salvo las tristes víctimas de siempre. La historiografía asumió el nombre y ha tendido a generalizar esta actitud a los 7 meses, si quitamos el de abril cuando decidieron llevar a cabo a finales de marzo (el 28) el minado de las aguas noruegas y por ello la interrupción del transporte de hierro sueco a Alemania. De manera que la reacción alemana no demoraría mucho y el Frente Occidental se activaría con la Invasión a Dinamarca y Noruega, del cual hablaremos dentro de dos semanas Dios mediante.

Sunday, March 22, 2020

Cronica de la cuarentena por COVID-19 en Venezuela (I)


Venezuela y la pandemia del coronavirus

Carlos Balladares Castillo

Publicado en el WSJ Magazine

El viernes 13 de marzo de 2020, los que tienen el poder en Venezuela (el chavismo), declararon la suspensión de clases en todos los niveles a partir del lunes siguiente. Ese mismo día ya la prensa y las redes sociales, las cuales venían hablando de posibles casos infectados en el país, confirmaron el primero y que después la vicepresidenta de Nicolás Maduro también aceptaría su existencia junto a otros, en cadena nacional de medios de comunicación. Nos había tocado, era inevitable. El domingo, Maduro establecería definitivamente la cuarentena para 6 estados dejando solo la actividad de abastos de comida y servicios considerados esenciales; y en los días siguientes sumaría el resto de los estados. De inmediato surgen dos grandes preocupaciones: ¡¿cómo resistirá nuestro pueblo esta pandemia si carece de lo esencial para vivir y muy especialmente de la higiene que es fundamental para evitar la propagación?! ¡¿cómo vamos a comer las mayorías empobrecidas si vivimos de actividades económicas informales que se realizan cada día y debemos encerrarnos en nuestras casas?!

Al observar la cuarentena desde la perspectiva venezolana con el cúmulo de problemas y peligros que puede generar, es inevitable pensar en la trágica normalidad de los tiempos del chavismo. Es decir, desde hace 21 años cada cierto tiempo, Hugo Chávez primero y ahora Maduro junto a su oligarquía bautizada como “los enchufados”, han sometido a la gente a sobresaltos (crisis de alta conflictividad) de todo tipo. Los científicos sociales los han considerado como ciclos que claramente han logrado la consolidación de un sistema político con visos de “Estado policial”. La población ha ido perdiendo gradualmente cada una de las bases de lo que se considera una vida digna dentro de una democracia liberal: haciendo primero que toda actividad política sea de alto riesgo (puedes terminar desde herido, exiliado, desaparecido, preso, torturado o muerto); para luego hacer que las actividades con que se sustenten la vida sean una verdadera proeza (trabajar no te garantiza ni siquiera alimentarte). El venezolano se ha convertido en una persona que todos los días debe salir a la calle a resolver cómo comerá él y su familia, cómo tendrá techo, luz, agua y mantener en funcionamiento los aparatos con lo que se vive. Solo pensemos que hace un año exactamente se sufría un mega-apagón de la luz junto a otros servicios que duró varias semanas ¡y que no se ha resuelto del todo al día de hoy!

Nadie puede negar que la declaración de cuarentena – a partir de los datos que se conocen del país – se hizo con tiempo, aprendiendo de los casos que se agravaron por no actuar de forma rápida (China, Irán, Italia, España, etc.). En eso hubo un cambio en lo que caracteriza a su gestión de gobierno en todos estos años, nos referimos a la permanente negación y ocultamiento de los problemas. Ocultamiento y opacidad que muchas veces se ejerce y estimula con fuerte represión. A pesar de ello, es inevitable la desconfianza ¡son 21 años! Pero algo se hace y llamamos a colaborar sin perder la capacidad de crítica por el bien de todos. Ojalá esto sea el inicio de un cambio en el chavismo el cual permita a su vez el cambio urgente que requiere Venezuela. Que la crisis traiga buenos aprendizajes y no un mayor avance del autoritarismo.

Pero nada de lo dicho resuelve los dos grandes problemas que advertimos inicialmente. Y muy probablemente fue por eso que el régimen hizo una pausa en su viejísima y reiterada retórica contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y le solicitó una ayuda. Este hecho me parece que es una muestra evidente del “despertar” ante la gravedad de la situación, la cual incluso (y esto es lo que más les preocupa con total seguridad) por su alto impacto en la economía más débil del mundo generaría cambios políticos. Los programas chavistas (y no tanto las sanciones porque estas solo tienen poco más de dos años) han generado la destrucción de la economía lo cual ha llevado que en 7 años ésta decrezca más del 60% y la pobreza pase del 30% a más del 90%. La informalidad de la economía es lo dominante, y las mayorías se dedican a lo que llaman el “resuelve” QUE SE REALIZA GENERALMENTE EN LA CALLE para complementar los sueldos que nunca alcanzan para comer porque la canasta básica alimentaria ya ronda por los 61 salarios mínimos (uno solo representa menos de 6$ mensuales). Ante esta realidad me pregunto con angustia: ¡¿Qué comerán en los días que se mantenga la cuarentena?! ¡y muy especialmente entre aquellos que mantienen con ese trabajo a niños y ancianos! ¡¿Qué va a ser de ellos?!

Los países desarrollados tienen ahorros para estas contingencias, pero los que tienen el poder desde 1999 en Venezuela se encargaron de despilfarrar y robar (dicho por ellos mismos) los ingresos que recibimos por el segundo mayor boom petrolero de nuestra historia. El Estado es incapaz hoy de ayudar a la gente. Las personas en los países normales tienen reservas (¡y créditos!) para los tiempos en que no reciben ingresos: desempleo, enfermedad o accidentes; pero en Venezuela los ahorros de la gente se han pulverizado desde el 2012 debido a la crisis de la economía que ya explicamos. El crédito es inexistente y los pocos ahorros de cada familia se consumieron en comida y otros servicios. De esta forma la cuarentena nos toma en las peores condiciones y con la posibilidad que se agrave la crisis humanitaria compleja que padecemos. Ni hablar del sistema de salud que no tiene la capacidad para resolver los problemas diarios de la población tal como explicó en detalle el “Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela” del 2019 y que tal como ha señalado este año las condiciones han empeorado. Este sistema se caracteriza por carecer de los insumos necesarios y mantener un alto estado de insalubridad, por no hablar de la falta de agua y luz. Todo ello ha llevado a muertes que se pudieron haber evitados.

La conclusión es simple pero trágica: ¡Las mayorías en Venezuela están ante un grave peligro! ¡Si no nos mata el coronavirus nos puede matar el hambre por no hablar de cualquier otra enfermedad! ¿Qué hacer? La cuarentena que ya se está haciendo, pero considero que ahora lo primero es incrementar las ayudas que se dan a los más necesitados (hoy se llaman CLAP y bonos por el carnet de la Patria) e incorporar otros apoyos, y muy especialmente lleguen a todos y sin filtros de lealtades partidistas. Lo segundo es la solidaridad de la comunidad internacional, de la diáspora y de todos los que sobrevivimos acá. Ya lo dijimos: afuera están en mejores condiciones para enfrentar la pandemia, y hay gente en el país que soporta mejor la crisis debido a que tiene un mayor “músculo económico”. Esas personas deben ser generosas. Y por último y no menos importante, y esto atañe muy especialmente a los que tienen el poder, asuman las reformas económicas que permitan una mayor productividad ¡y que tenemos años esperando! Piensen seriamente el hecho de la necesidad que tiene la gente de la economía informal de salir a la calle para lograr sobrevivir. Busquen formulas que combinen esta necesidad junto a la prevención. No tengo todas las respuestas pero creo que lo peor es caer en una distopía al mejor estilo “1984”. No niego la prevención para nada y soy obediente de las medidas que se implementan en nuestro país, pero llamo a la necesaria reflexión antes que sea tarde.

Thursday, March 12, 2020

Hace 80 años el pueblo finlandés cambió la historia con las bombas molotov y el espiritu Sisu


Hoth (TESB) - Star Wars PlacesHace 80 años el pueblo finlandés cambió la historia

Carlos Balladares Castillo

En el famoso universo de Star wars, especialmente en la que es su mejor película: El imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980), aparece una batalla en medio de un planeta helado (Hoth) entre un pequeño grupo de la Alianza Rebelde y todo el poder del Imperio Galáctico. Un gran mito popular tiene su inspiración probablemente en un hecho real que este jueves 12 de marzo cumple 80 años de haber finalizado, y no es otro que la Guerra de Invierno (30 de noviembre de 1939 al 13 de marzo de 1940 en medio del invierno más fuerte del siglo) entre una pequeña pero valiente Finlandia (con una población de 3 millones de habitantes) y la Unión Soviética (URSS): el país más extenso del planeta con una población de 170 millones de personas.

La desproporción no era solo poblacional sino también en lo referente a su potencial armado, por solo citar un ejemplo: La Unión Soviética (URSS) tenía más de 2500 tanques modernos frente a los 32 anticuados de Finlandia, y parecidas proporciones en artillería y aviación, y en relación a los soldados estaban entre casi un millón versus 300 mil. A pesar de todo ello, el pueblo finlandés con gran coraje y unidad resistió, infringiendo muchas derrotas y graves pérdidas a la URSS (más de 300 mil bajas, 1500 tanques, 750 aviones); aunque al final tuvieron que aceptar un armisticio en los que cedían el 11% de su territorio pero sin entregar su independencia. Los recursos de Finlandia habían llegado al límite, mientras que los del enemigo eran inmensos. Abandonada por las potencias occidentales al igual que Polonia (en septiembre de 1939), tuvo que aceptar las condiciones del imperio comunista.

Guerra de Invierno - Wikipedia, la enciclopedia libreEn nuestro último artículo sobre la serie que estamos escribiendo en torno al 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial: “La caída de Polonia” (25 de septiembre de 2019), explicamos que el 27 de septiembre de 1939 Varsovia se rendiría y al día siguiente las dos potencias que destruyeron el Estado Polaco firmarían el “Tratado Germano-Soviético de Amistad, Cooperación y Demarcación” que reformularía el suscrito a finales de agosto estableciendo las zonas de influencias respectivas. En lo que respecta a la zona de la URSS, ésta se iría anexionando los países fronterizos del Báltico en los siguientes meses. Solo Finlandia se resistió y de esa forma comenzaría la guerra. En cierta forma Finlandia era un punto de honor porque la capital de la Revolución: Leningrado, estaba a 40 kilómetros de la frontera. De modo que los soviéticos anhelaban crear “un colchón” protector en el llamado Istmo de Karelia por no hablar del dominio de los puertos no congelados en el Ártico.

¿Cómo fue posible que un pequeño país con un débil ejército en lo referente a poder de fuego pudo resistir a tal avalancha de soldados y armas? Los finlandeses hablan de “sisu”, la cual es una palabra intraducible al castellano porque describe la suma de un conjunto de virtudes en un solo espíritu. Es el espíritu de perseverancia, resiliencia, valor, aprendizaje en las penurias y muy especialmente el darlo todo por una gran meta cuando parece que ya no te quedan fuerzas. Sin duda es parte de una sociedad que ha crecido en un ambiente tan inhóspito, y cuando logró su independencia ésta se le quiso arrebatar por medio del comunismo bolchevique en una guerra civil en 1918 y posteriormente en la Guerra de Invierno. La inmensa mayoría puso de su parte: las mujeres ocuparon los puestos de los hombres en las fábricas y crearon todo un sistema de apoyo a las familias de todos los afectados por la guerra en especial de los soldados, y los soldados no se acobardaron ante el gran desafío y poseían un excelente guía militar: el mariscal Carl Gustaf Emil Mannerheim (1867-1951).
A Finnish Maxim M-32 machine gun nest during the Winter War.jpg

Buenos ejemplos de “sisu” fue todo el sistema de defensas (trampas antitanques, minas, etc.), pero cuando estos caían y se daban los inevitables avances de los masivos ataques de los soldados de la URSS, se asumía la guerra de guerrillas. Los tanques rusos al inicio parecían imposibles de vencer, pero los finlandeses generaron varias formas de contraataque al mejor estilo “sisu” (perseverantes adaptándose a las nuevas condiciones para lograr la meta) y la más famosa de ellas fue bautizada por este valiente pueblo cuando el cínico canciller soviético (Viacheslav Molotov) les dijo que el bombardeo a sus ciudades era con pan, y de inmediato la gente dijo: “si Molotov pone el pan nosotros pondremos los cocteles”. Y cada tanque recibía esta famosa arma (botellas con gasolina y algún otro material de rápida combustión) en sus ductos de aire, arma que los finlandeses acababan de bautizar para el mundo: “el cóctel molotov”.

Las consecuencias de esta guerra; además de las ya señaladas pérdidas humanas y de armas, y las territoriales de Finlandia; fue el convencimiento para Hitler que el Ejército Rojo estaba totalmente debilitado por las purgas de Stalin y que eso se había demostrado ante su claro fracaso en Finlandia frente a soldados decididos aunque en menor número tanto de hombres como de armas. La URSS era un “gigante con pies de barro”, de modo que a los pocos meses comenzó a preparar su campaña para invadirla. Y ante la intención de los aliados anglobritánicos de controlar Noruega para ayudar a los finlandeses, el Tercer Reich tenía que invadir este país y garantizar así el abastecimiento de hierro de las minas suecas cuyo transporte se hacía por el puerto noruego de Narvik. Lo que ignoró Hitler fueron otras dos consecuencias de esta guerra: la reforma militar soviética ante sus errores y la demostración del coraje de los pueblos para mantener su independencia cueste lo que cueste incluso frente a la terrible destrucción de la guerra moderna. El pueblo finlandés con la Guerra de Invierno se había ganado un sitial de honor en el mundo.

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