BARRIOS-FERRER, Gonzalo (1992) “Caudillismo, orden constitucional y régimen político”, Mundo Nuevo, año XV, N° 2-3, abril-septiembre (56-57). Caracas: Instituto de Altos Estudios de América Latina. USB. (pp. 227-253).
El profesor Barrios Ferrer posee un doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, cuya tesis llevó por tìtulo: "Venezuela: cambio social y modernización política" (1984), y dicta clases en la Universidad Simòn Bolìvar (USB) de Caracas. Agradecemos al lector si nos pueden facilitar mayor información sobre su curriculum académico.
En su artículo, valora el fenómeno del caudillismo como una realidad que posee una "presencia en la actividad política cotidiana” de los países iberoamericanos. Su expresión en la actualidad es el predominio del personalismo autoritario o no.
Su objetivo, es realizar algunos comentarios sobre el problema del caudillismo a la luz de la teoría política. Relacionarlo con el orden constitucional y el régimen político resultante (p. 232).
Identifica diferentes tipologías o modelos de caudillos integradas por el terrateniente, el "macho", el dictador positivista, el caudillo-reflejo de intereses extranjeros, caudillo-líder popular; pero no los analiza en el artículo (p. 233).
A pesar de no compartir los postulados deterministas de Laureano Vallenilla Lanz, consideramos que este autor posee un peso importante en sus ideas; en el sentido de considerar al caudillo como una realidad informal, que depende de elementos socio-culturales; un poder fáctico que define la realidad del régimen político y que se impone al formalismo constitucional (p. 234). Aunque terminará afirmando que ambos factores (caudillo y constitución) se complementan, generan dicho régimen.
En adelante revisa el fenómenos caudillista a la luz de varios teóricos.
Max Weber señaló que las principales características de la autoridad carismática es ser un centro creador de normas, poseer un séquito o los hombres de confianza (que Weber llama “comunización” o carácter emotivo) en el que no hay burocracia, no hay jerarquías, jurisdicciones o competencias. No hay reglas es irracional. El líder dicta las normas caso a caso. (Weber, Economía y sociedad, vol I, pp 193-197).
"Es un régimen autoritario que construye una pirámide política de alianzas por un parte y por otra la base agraria como aspecto socioeconómico predominante. Posee una función mediadora que le da el régimen político, permite promover un lazo entre el poder nacional y el local. Es árbitro entre los diversos factores de poder. Se da en un ambiente de ausencia de burguesía capitalista o estratos medios que puedan institucionalizar el estado liberal (Marcos Kaplan, 1976, Formación del Estado Nacional en América Latina, Buenos Aires: Amorrortu, pp 201- 207)" (p. 241).
"La debilidad de las formas políticas de carácter federal, la cual se hacía un mecanismo de reparto de poder entre caudillos, dando lugar a una estructura piramidal de mutuos apoyos, de carácter clientelar y patrimonial, presidida por el caudillo nacional (esta es la tesis de D. B. Urbaneja que apoya Maruja Delfino (1988) “Del caudillismo a la ‘cogollocracia’ en el federalismo venezolano”, Politemas, Año 2, N° 6, tercer trimestre, pp 19-20.). (...) La dinámica de la autoridad se da como una acción de cobertura parcial o sectorial, sujeta a coyunturas de fuerza y negociación de hecho de territorios, armas y hombres. El resultado es la existencia de una suerte de soberanía fragmentada basada en el reparto de parcelas de poder” (p. 243).
Siguiendo a Lych en su estudio sobre Rosas, señala que la haciendad latifundista facilita el paternalismo del caudillo. “Toda la vida social gira alrededor de la persona del patrón, autoridad indiscutible y mítica cuya voz se hace oir por sus representantes." (p. 250).
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