Felicitamos a la nueva rectora Cecilia García Arocha, esperando que nuestra universidad (me gradué en ella de pregrado y postgrado, he trabajado en ella como pasante y burócrata (no en el sentido peyorativo) y actualmente soy profesor (contratado lamentablemente, porque mi sueño es estar fijo)) sea ejemplo de eficiencia, compromiso con el país, y en especial SE CONSERVE AUTÓNOMA.
Acá le dejamos un artículo de hoy en El Universal sobre la UCV, del amigo Gustavo Linares Benzo, que me ha gustado. El subrayado es nuestro.
Una vez cada doce años hay megaelecciones en la Universidad Central de Venezuela. Coinciden las elecciones del equipo rectoral, los Decanos, los Consejos de Facultad y los Consejos de Escuela.
En buena medida, la campaña electoral de las distintas planchas estuvo obviamente influida por la política nacional. En vista de las continuas agresiones del Gobierno contra la autonomía, era evidente que todas las planchas colocaran a la autonomía como su principal bandera (salvo, por supuesto, la identificada con el Gobierno). De allí que el análisis privilegiado por los medios de comunicación fue considerar a estas elecciones como un triunfo de la oposición en virtud de que el único equipo simpático al Gobierno obtuvo nada más el 15% de los votos.
Esta es una visión completamente equivocada de la universidad como institución y de la UCV en particular. La UCV fue fundada hace 283 años; este Gobierno entre ñapas y reelecciones sólo lleva nueve y es uno de los largos de nuestra historia. Así que comparar a la UCV con este Gobierno o cualquier otro es rebajarla y hacerle un servicio a aquellas fuerzas representadas hoy en día por el chavismo que quieren convertirla en un apéndice de la política. La universidad tiene, sin duda, una dimensión política pero sus tiempos se cuentan por generaciones y siglos y no en los meses que faltan para las próximas elecciones.
Porque la universidad tiene como principal objetivo la verdad y la educación es imprescindible que sea libre de todos los poderes distintos a sí misma, sean políticos, económicos o ideológicos. (En estos tiempos el Gobierno es el mayor poder político y económico, por lo que la lucha por la autonomía es más imprescindible que nunca).
Precisamente por tener fines intelectuales formativos, la universidad también tiene que ser un espacio de encuentro respetuoso y fraterno de todas las corrientes del pensamiento, aun las más antipática para la policía mental de la época. En la UCV han convivido marxistas, maoístas, neoliberales y toda manera de pensar que se le haya ocurrido a los seres humanos en los últimos diez mil años. Y la lucha por la autonomía, hoy contra el Gobierno mañana contra otros, no puede cerrar este espacio para nadie. Por más daño que la ideología neosocialista haya pretendido hacer a las universidades venezolanas, ese pensamiento también es bienvenido en sus aulas y espacios.
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