Artículos de opinión de los historiadores venezolanos
Les dejo acá el artículo quincenal del historiador Diego Bautista Urbaneja que publica todos los Jueves en El Universal.
En proceso
Las fuerzas democráticas del país están entrando en una de las etapas más delicadas
Las fuerzas democráticas del país, las que enfrentan el proyecto de poder personal total que intenta adelantar Hugo Chávez, están entrando en las etapas más delicadas del esfuerzo por producir una propuesta unitaria para las elecciones de noviembre. Están culminando la etapa de proponer cada una su lista de candidatos para las distintas gobernaciones y alcaldías, para luego -es decir, ya- pasar a la etapa de escoger para cada circunscripción el candidato que tendrá el respaldo de todas esas fuerzas.
Al momento de escribir estas líneas, el partido Un Nuevo Tiempo ha proclamado públicamente sus precandidatos para todas las gobernaciones y para 314 de las 335 alcaldías en juego. Según entiendo, aunque las demás fuerzas políticas no han llevado a cabo un anuncio tan formal y completo, todas ellas tienen de hecho escogidos -o están a punto de tenerlos -sus precandidatos para los cargos respecto a los cuales tienen aspiraciones y aspirantes.
Con libertad
Esto es un logro que tiene que ser subrayado. Fueron muy amplias casi todas las agrupaciones, al dejar que los distintos aspirantes que cada una de ellas tenía para los distintos puestos se expresaran con bastante libertad. Así fue que vimos que varias de esas organizaciones tenían más de un aspirante para el mismo puesto, lo cual dio pábulo a mucha inquietud, a muchas críticas y a toda esa temática de la "candidaturitis". Pero a medida que se cumplen los lapsos establecidos en el pacto del 23 de enero, se ve que la supuesta fiebre de las candidaturas cede.
Los partidos han encontrado la manera de resolver las aspiraciones encontradas de sus dirigentes sin mayores conflictos internos, aplicando sus propias normas y reglamentos. Creo que el esfuerzo de Un Nuevo Tiempo, por ser un partido muy nuevo, producto reciente de la confluencia de varias corrientes, cada una con sus cuadros y dirigentes, ha sido especialmente notable. Ha pasado por un trance difícil, no exento de disgustos e incomodidades, pero donde el partido jugó limpio y las aguas poco a poco retoman su nivel. De modo que esta etapa, que tan conflictiva pudo ser, ha significado para los partidos más bien un paso de avance en sus fortalecimientos como instituciones que actúan con base a reglas. Es dentro de partidos así que tiene que desarrollarse el liderazgo personal con el que cuenten algunos de sus más destacados dirigentes. Es contando con partidos fuertes como base de apoyo, y moviéndose dentro de sus reglas y organismos consolidados, que las personalidades políticas más destacadas pueden desenvolver todas sus potencialidades, tanto para beneficio del país como para el cumplimiento pleno de su vocación de líderes. Esa es una de las lecciones perdurables de la trayectoria pública del político venezolano más importante del siglo XX, Rómulo Betancourt. El apoyo
Ya cada partido no tiene, pues, sino un precandidato, a los cuales hay que sumarles los precandidatos que están lanzados por cuenta propia o con el apoyo de agrupaciones locales no partidistas, y que en varios casos parecen tener un apoyo interesante de parte de sus comunidades. De entre todos ellos hay ahora que escoger en cada caso uno sólo que sea respaldado por todos los demás factores. Aquí aparece por cierto el indignante tema de las inhabilitaciones. Habrá que encontrar la fórmula para ello, pero no será Clodosbaldo Russián quien le impedirá al pueblo caraqueño llevar al gobierno metropolitano a su candidato preferido, Leopoldo López.
Ya cada partido no tiene, pues, sino un precandidato, a los cuales hay que sumarles los precandidatos que están lanzados por cuenta propia o con el apoyo de agrupaciones locales no partidistas, y que en varios casos parecen tener un apoyo interesante de parte de sus comunidades. De entre todos ellos hay ahora que escoger en cada caso uno sólo que sea respaldado por todos los demás factores. Aquí aparece por cierto el indignante tema de las inhabilitaciones. Habrá que encontrar la fórmula para ello, pero no será Clodosbaldo Russián quien le impedirá al pueblo caraqueño llevar al gobierno metropolitano a su candidato preferido, Leopoldo López.
Corresponde afinar las reglas, los criterios, los instrumentos de medición del respaldo de cada precandidato, los elementos que se usarán para dirimir desacuerdos o situaciones parejas, y aplicarlos y recurrir a todo ello con sentido común, visión de conjunto, una base de buena fe y una concepción clara de lo mucho que se juega en las elecciones de noviembre.
Todo esto hay que seguirlo con atención. Con seguridad aquello en lo que se llegará a acuerdos y se encontrará una manera consensuada de dirimir las diferencias será mucho mayor que lo conflictivo que se pueda presentar en esta o la otra situación y uno aspiraría que ello se reflejase así en los medios.
Mientras todo esto sigue su curso, tenemos las amenazas que ya conocemos. En especial la permanente búsqueda de situaciones que le faciliten al Gobierno, llegado el caso, suspender las elecciones regionales. Hasta nuevo aviso, el tema colombiano se muestra como la carta preferida para esa eventual jugada. Valga esto como una alerta de rutina.
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