Los docentes no nos cansamos de repetir a nuestros jóvenes
aprendices imbuidos en el mundo virtual de sus teléfonos (con conexión a
internet y todo lo que esto implica), que ese exceso de estímulos no les
permite el silencio necesario para la concentración. No les da el sosiego que
si da la lectura, la admiración del arte, y toda meditación. De igual forma la
política necesita esta calma. Un líder o autoridad que no deja de hablarle a
sus seguidores o gobernados, que vive “encadenado” y llenando todos los
momentos con su presencia es el camino directo al personalismo, el abuso del
poder y la pérdida de la autonomía al que todo ser humano tiene derecho. Por
todo esto: ¡qué bien la hemos pasado los demócratas de Venezuela con la
enfermedad de Chávez! No me vayan a malinterpretar y pensar que deseamos su
enfermedad. Por mi parte lo quiero sano, no solo por él y su familia, sino para
qué vea cómo vamos a reconstruir un país después de su dictadura. Además, debe
pagar por el daño realizado en estos 14 años. No podemos seguir con esta
impunidad y el ejemplo empieza por arriba. El punto al que me refiero es que su
enfermedad nos ha dado un poco de normalidad política, bueno, estoy exagerando,
pero nos ha permitido dejar de hablar del mismo tema, nos ha recordado los
buenos tiempos en que el Presidente no se metía en nuestras vidas, en nuestros
medios de comunicación, en nuestras conversaciones. Hay un camino.
Profeballa
Razón y sentido de las
crónicas politológicas son fundamentalmente la redacción de la historia
inmediata venezolana, pero para una explicación más amplia de dicha crónica
leer acá.
3 comments:
pues si es impresionante como las cosas se sienten cuando el mandatario no aparece para ocupar horas de transmisiones sin sentido, definitivamente hay un camino, pero espero que ese camino sea de cordura y de progreso. A la fe me remito, es hora un cambio
Dios lo escuche y en especial las mayorías de este país y las FFAA.
GRacias por el comentario.
1000 veces de acuerdo con el título de tu post. Obviamente la mejor forma de enriquecer es con la palabra, pero a veces un silencio es más que necesario
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