domingo, agosto 24, 2008

La mayor tragedia de la humanidad en el siglo XX fue haber sido el laboratorio de las utopías...

...y ahora en la Venezuela del siglo XXI escuchamos cosas como estas:
Estamos en un experimento que significa la construcción del socialismo.
Hugo Chávez Frías (Presidente de Venezuela durante el proyecto socialista chavista (1999-?); mensaje dirigido a los venezolanos en cadena nacional el 23 de agosto de 2008al inaugurar una filial de Pequiven. Lo escuchamos, pero hasta ahora la prensa no lo ha reseñando lo suficiente salvo otras partes del discurso, pero aquí si está el texto, y hoy el díario El Nacional le ha dedicado su editorial.
Editorial
Conejillos de Indias
Doblan las campanas
Venezuela se ha convertido en un conejillo de Indias. O sea, un país donde de pronto, como si fuera un fenómeno natural y no un proceso determinado por un personaje, una nación se somete a un experimento en el cual se compromete la historia, la idiosincrasia, la identidad, el bienestar, la seguridad del país, para dejar de ser lo que ha sido a través de los tiempos, bajo un proyecto autoritario que promete regimentar nuestras vidas, regular lo que producimos y consumimos, lo que leemos o pensamos, nuestros trabajos y nuestras "vacaciones", nuestros viajes y nuestros recursos económicos.
Quizás también en un no lejano futuro nos indicarán los países a los cuales podremos visitar. O la televisión que podamos ver. El Dios al cual hemos de rezar. Estas son las características del proyecto del "socialismo del siglo XXI" que el Presidente de la República ha diseñado para Venezuela. Es un socialismo peculiar. Nadie lo ha definido, nadie sabe a ciencia cierta de qué se trata. Pero una ley ahora y otra mañana, un decreto y otro cada semana, vulneran el Estado de Derecho.
Se trata de un gran laberinto que imaginamos poblado de contradicciones entre sí, porque es producto de un proceso vertiginoso, una vorágine, en pocas palabras. Miles de páginas que nadie ha podido leer, ni digerir, ni estudiar. Así lo han declarado portavoces de los poderes públicos. El Ejecutivo ha actuado con un nerviosismo inexplicable.
Un dato adicional es el costo del experimento. Las cifras hacen palidecer al más indiferente. Para los más enterados apenas se trata de un capitalismo de Estado, tentación que no es novedosa en nuestro país. Sólo que en esta ocasión el capitalismo de Estado está dispuesto a acabar con todos los otros factores de la producción y del trabajo.
El ingreso petrolero es tan alto que al Estado le sobran petrodólares para adquirir, estatizar, nacionalizar o lo que se quiera, todo aquello que el Presidente vea a su alcance. Esto ha sido posible por el flujo de ingresos producidos por el petróleo y sus precios internacionales. El Estado capitalista consume sus propios capitales pero no produce o lo hace muy poco y mal. En una palabra, este "socialismo del siglo XXI" es eso, y en la pretendida guerra del Presidente contra el capitalismo consumirá el capital de los venezolanos para dejarnos una economía semejante a lo que queda de los conejillos de Indias después de los experimentos.
Mientras los ingresos baten los records, el Gobierno de la revolución bolivariana paralelamente va endeudando a la Nación en dimensiones y cifras que enajenan el futuro de las nuevas generaciones. Los jóvenes de ahora tendrán un compromiso: pagar las deudas del "socialismo del siglo XXI". Sumadas la deuda externa del Ejecutivo a la deuda injustificada de Petróleos de Venezuela, su total se está colocando en 50.000 millones de dólares. ¿Cómo explicarlo? Ningún portavoz del alto Gobierno se dignará nunca darle una explicación a los venezolanos.

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