Autor: Carlos Balladares
Los pardos se convierten en conquistadores
En 1813 los republicanos habían recuperado el terreno perdido el año anterior; ciertamente la reconquista realista no se mantuvo en pie por las divisiones entre los jefes militares y las autoridades designadas por la Regencia, y entre los caudillos y sus soldados, que eran mayoritariamente pardos. El jefe republicano (Bolívar) que logra tomar Caracas, había “institucionalizado” semanas antes el tipo de guerra que los realistas practicaron en 1812: “la guerra a muerte”, los fusilamientos de los vencidos, el irrespeto a las mujeres, niños y ancianos, y el saqueo. Se había instaurado la misma situación de la conquista: una guerra que no aceptaba ningún tipo de reglamentación o piedad, era la misma crueldad que vivieron españoles e indígenas en el siglo XVI. Los criollos no terminaron por reconocer a los pardos a pesar de sus proclamas de igualdad, en la práctica se mantenía la discriminación; contradicción que posiblemente hacía más odiosa la dominación socioeconómica y jurídica. A todo esto se sumó el castigo a los pardos que habían participado en la guerra. La respuesta no se haría esperar y vendría con el apoyo de los llaneros, conformando un ejército - en nombre del Rey – mayoritariamente pardo (de 7000 soldados 50 eran blancos), aunque liderizado por un asturiano: Boves. Esta nueva rebelión convertiría a los pardos, desde su perspectiva, en verdaderos conquistadores.
Boves y sus soldados llevaron al extremo los principios de la “guerra a muerte”, generando una guerra de conquista, que incluía el exterminio de un sector social y la distribución de las tierras, tal como lo relata el padre Ambrosio Llamozas en el Memorial dirigido al Rey en julio de 1815 en el cual ponía en boca de Boves las siguientes palabras: "en los Llanos no debe quedar un blanco por dos razones: la primera, por tener destinado aquel territorio para los pardos, y la segunda, para asegurar su retirada en caso de una derrota, pues no se fiaba de los blancos, cuya compañía le desagradó siempre". Este sistema de lucha se mantuvo hasta tomar la ciudad de Caracas, y derrotar a los republicanos en oriente. La consecuencia, además de la victoria realista fue la reducción de la población blanca en los principales pueblos (por emigración o por la guerra). Uno de los aspectos perversos en los que lamentablemente los soldados de Boves imitaron a los conquistadores fue en la crueldad, es por ello que en algunas descripciones de su jefe se les llama por el nombre de algún conquistador como por ejemplo: Pizarro.
Los conquistadores gozaron de gran autonomía en sus acciones de “pacificación” del territorio en el siglo XVI; hecho que imitaron los jefes pardos en la guerra contra los republicanos (cambiando lo cambiable). A pesar de la jefatura centralizada en manos de Boves, en detrimento de las autoridades institucionales (Capitán General Cajigal), surgieron una serie de jefes pardos que repartían el botín de guerra y daban ascensos militares. Un buen ejemplo de ello fue el protagonismo que tuvo el zambo Machado en la toma de Caracas. La ausencia de orden, incluso militar, entre estos nuevos jefes, era de tal magnitud que en muchas ocasiones se enfrentaban, y si no era por el liderazgo de Boves terminaban en “degollinas” generalizadas. Estos conflictos intestinos en el bando realista se hicieron más graves con la muerte de Boves en la batalla de Urica en diciembre de 1814, por lo que las autoridades españolas aprovecharon para poner orden y frenar el genocidio que se llevaba a cabo contra los blancos. Incluso se cree que esta fue la razón por la cual el ejército expedicionario del Rey comandado por Morillo, aunque tenía dirección a la Argentina es desviado a Venezuela (USLAR, J.; 1962; Historia de la rebelión popular de 1814; p. 191). Así como los conquistadores fueron controlados por el Estado español una vez que lograron su objetivo, lo mismo se haría con los pardos; pero a diferencia de los primeros, a los pardos no se les otorgó la honra que se habían ganado.
Los pardos se convierten en conquistadores
En 1813 los republicanos habían recuperado el terreno perdido el año anterior; ciertamente la reconquista realista no se mantuvo en pie por las divisiones entre los jefes militares y las autoridades designadas por la Regencia, y entre los caudillos y sus soldados, que eran mayoritariamente pardos. El jefe republicano (Bolívar) que logra tomar Caracas, había “institucionalizado” semanas antes el tipo de guerra que los realistas practicaron en 1812: “la guerra a muerte”, los fusilamientos de los vencidos, el irrespeto a las mujeres, niños y ancianos, y el saqueo. Se había instaurado la misma situación de la conquista: una guerra que no aceptaba ningún tipo de reglamentación o piedad, era la misma crueldad que vivieron españoles e indígenas en el siglo XVI. Los criollos no terminaron por reconocer a los pardos a pesar de sus proclamas de igualdad, en la práctica se mantenía la discriminación; contradicción que posiblemente hacía más odiosa la dominación socioeconómica y jurídica. A todo esto se sumó el castigo a los pardos que habían participado en la guerra. La respuesta no se haría esperar y vendría con el apoyo de los llaneros, conformando un ejército - en nombre del Rey – mayoritariamente pardo (de 7000 soldados 50 eran blancos), aunque liderizado por un asturiano: Boves. Esta nueva rebelión convertiría a los pardos, desde su perspectiva, en verdaderos conquistadores.
Boves y sus soldados llevaron al extremo los principios de la “guerra a muerte”, generando una guerra de conquista, que incluía el exterminio de un sector social y la distribución de las tierras, tal como lo relata el padre Ambrosio Llamozas en el Memorial dirigido al Rey en julio de 1815 en el cual ponía en boca de Boves las siguientes palabras: "en los Llanos no debe quedar un blanco por dos razones: la primera, por tener destinado aquel territorio para los pardos, y la segunda, para asegurar su retirada en caso de una derrota, pues no se fiaba de los blancos, cuya compañía le desagradó siempre". Este sistema de lucha se mantuvo hasta tomar la ciudad de Caracas, y derrotar a los republicanos en oriente. La consecuencia, además de la victoria realista fue la reducción de la población blanca en los principales pueblos (por emigración o por la guerra). Uno de los aspectos perversos en los que lamentablemente los soldados de Boves imitaron a los conquistadores fue en la crueldad, es por ello que en algunas descripciones de su jefe se les llama por el nombre de algún conquistador como por ejemplo: Pizarro.
Los conquistadores gozaron de gran autonomía en sus acciones de “pacificación” del territorio en el siglo XVI; hecho que imitaron los jefes pardos en la guerra contra los republicanos (cambiando lo cambiable). A pesar de la jefatura centralizada en manos de Boves, en detrimento de las autoridades institucionales (Capitán General Cajigal), surgieron una serie de jefes pardos que repartían el botín de guerra y daban ascensos militares. Un buen ejemplo de ello fue el protagonismo que tuvo el zambo Machado en la toma de Caracas. La ausencia de orden, incluso militar, entre estos nuevos jefes, era de tal magnitud que en muchas ocasiones se enfrentaban, y si no era por el liderazgo de Boves terminaban en “degollinas” generalizadas. Estos conflictos intestinos en el bando realista se hicieron más graves con la muerte de Boves en la batalla de Urica en diciembre de 1814, por lo que las autoridades españolas aprovecharon para poner orden y frenar el genocidio que se llevaba a cabo contra los blancos. Incluso se cree que esta fue la razón por la cual el ejército expedicionario del Rey comandado por Morillo, aunque tenía dirección a la Argentina es desviado a Venezuela (USLAR, J.; 1962; Historia de la rebelión popular de 1814; p. 191). Así como los conquistadores fueron controlados por el Estado español una vez que lograron su objetivo, lo mismo se haría con los pardos; pero a diferencia de los primeros, a los pardos no se les otorgó la honra que se habían ganado.
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