"Libertador", una ficción
Historiadores analizan la película sobre la vida de Simón Bolívar
DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
domingo 3 de agosto de 2014 12:00 AM
El duelo deportivo entre el rey Fernando VII y Simón Bolívar; la participación directa de Santander en la llamada Conspiración septembrina del año 1828; la sugerencia de un asesinato y no muerte por tuberculosis; la presencia de Simón Rodríguez en la Hacienda San Mateo; la estadía del General Monteverde en el país antes de 1812. Historiadores nacionales enumeraron una serie de licencias que Alberto Arvelo se permitió para realizar Libertador, un filme que mantiene el mito del héroe sobre lo humano.
Inés Quintero, por ejemplo, cree que la cinta no es una película histórica sino mítica. Que es ficción mas no verdad. "La película pretende idealizar al héroe épico en vez de relatar la historia tal como fue. Todo relato mítico es maniqueo. No trata de explicar ni comprender ni discutir el pasado sino presentar claros y oscuros. Para el mito, es más fácil un Francisco de Miranda traidor que uno que compita con él", dijo la Individuo de Número de la Academia Nacional de Historia de Venezuela, que no pudo prescindir de su oficio al ver el largometraje en el cine.
Hay tanta invención en el filme protagonizado por Édgar Ramírez que Inés Quintero considera inútil hacer una lista de goteras históricas de la cinta. Que es innecesario decir que así no fue cómo Bolívar se conoció con Miranda o con Sucre. O que no fueron 100 batallas en las que luchó sino menos. O que no fue una suerte de Pepe Grillo que estaba en todos lados. Quintero cree que la película es una versión libre sobre la vida de Bolívar y que ni siquiera en los créditos se hace mención a una asesoría histórica. Podría decirse, entonces, que Libertador es una ficción ambientada en el siglo XIX que prescinde de la historia.
Tomás Straka también asegura que se dejó atrás cualquier rigurosidad de tipo documental. Que el guionista (Timothy J. Sexton) se tomó la libertad de imaginar todo lo que quiso. "En vista de que la biografía de Bolívar no se ajustaba al proyecto de la película, inventaron otra que les resultaba mejor. Yo no condeno que un director se tome licencias al hacer cine, siempre y cuando lo informe. Que no lo pase como una verdad", agregó el historiador, que cree que el cine puede influir en la interpretación histórica de una persona común.
El problema de Libertador, advirtió Straka, es que la transformación que se hace de Bolívar en la cinta puede tener consecuencias en el país de hoy, dividido desde hace varios años entre chavismo y oposición (ya se sabe que Hugo Chávez fue de los que dijo que a Bolívar lo mataron). "La película expone buena parte de los mitos con los que se ha manipulado la vida de Bolívar, sobre todo aquellas torceduras que se la ha dado para encajarla en el proyecto chavista. Si un espectador no está bien formado, no va a tener capacidad para ponderar eso".
La teoría del asesinato de Bolívar no es lo que más le preocupa a Straka del largometraje. El historiador critica la desvirtualización de su liderazgo. "Lo convierte en sus inicios en un líder de carácter popular, en una especie de héroe revolucionario protosocialista, en una especie de Ché Guevara (...). Transforma a Bolívar en una suerte de demócrata radical jacobino que no fue nunca, pero que ha sido edificado por ciertos discursos históricos para alinearlos con algunos proyectos políticos contemporáneos. La película legitima esa forma de ver las cosas y va más allá. Chávez nunca llegó tan lejos en la manipulación de la historia como lo hace esta cinta", agregó Straka, que se siente con el deber de advertirle a la ciudadanía que Libertador es una ficción casi fantástica.
Daniel Terán Solano es otro de los que cree que la película se toma algunas libertades que son peligrosas en la actualidad. Plantear que a Bolívar lo mataron es algo que le angustia. "Se deforma más la historia. En el país ya tenemos 15 años de manipulación histórica desde el poder y esa cinta recoge una serie de mentiras o inventos sobre Bolívar que ayudan a distorsionarla todavía más (...). Ese tipo de películas, en vez de invitar a los venezolanos a ver la historia con reflexión, genera interpretaciones negativas del pasado que pueden afectar para peor al presente", explicó el profesor de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Así, Libertador debe ser vista como una superproducción que trata de adaptar la vida de Bolívar a los estereotipos propios de la industria del cine. Un héroe que es traicionado, que muere de pie y no en cama, que pelea batalla tras batalla, que se enamora, que sufre. Un filme que intenta entretener al espectador y no documentarlo, que es cuento mas no historia.
dfermin@eluniversal.com
Historiadores analizan la película sobre la vida de Simón Bolívar
DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
domingo 3 de agosto de 2014 12:00 AM
El duelo deportivo entre el rey Fernando VII y Simón Bolívar; la participación directa de Santander en la llamada Conspiración septembrina del año 1828; la sugerencia de un asesinato y no muerte por tuberculosis; la presencia de Simón Rodríguez en la Hacienda San Mateo; la estadía del General Monteverde en el país antes de 1812. Historiadores nacionales enumeraron una serie de licencias que Alberto Arvelo se permitió para realizar Libertador, un filme que mantiene el mito del héroe sobre lo humano.
Inés Quintero, por ejemplo, cree que la cinta no es una película histórica sino mítica. Que es ficción mas no verdad. "La película pretende idealizar al héroe épico en vez de relatar la historia tal como fue. Todo relato mítico es maniqueo. No trata de explicar ni comprender ni discutir el pasado sino presentar claros y oscuros. Para el mito, es más fácil un Francisco de Miranda traidor que uno que compita con él", dijo la Individuo de Número de la Academia Nacional de Historia de Venezuela, que no pudo prescindir de su oficio al ver el largometraje en el cine.
Hay tanta invención en el filme protagonizado por Édgar Ramírez que Inés Quintero considera inútil hacer una lista de goteras históricas de la cinta. Que es innecesario decir que así no fue cómo Bolívar se conoció con Miranda o con Sucre. O que no fueron 100 batallas en las que luchó sino menos. O que no fue una suerte de Pepe Grillo que estaba en todos lados. Quintero cree que la película es una versión libre sobre la vida de Bolívar y que ni siquiera en los créditos se hace mención a una asesoría histórica. Podría decirse, entonces, que Libertador es una ficción ambientada en el siglo XIX que prescinde de la historia.
Tomás Straka también asegura que se dejó atrás cualquier rigurosidad de tipo documental. Que el guionista (Timothy J. Sexton) se tomó la libertad de imaginar todo lo que quiso. "En vista de que la biografía de Bolívar no se ajustaba al proyecto de la película, inventaron otra que les resultaba mejor. Yo no condeno que un director se tome licencias al hacer cine, siempre y cuando lo informe. Que no lo pase como una verdad", agregó el historiador, que cree que el cine puede influir en la interpretación histórica de una persona común.
El problema de Libertador, advirtió Straka, es que la transformación que se hace de Bolívar en la cinta puede tener consecuencias en el país de hoy, dividido desde hace varios años entre chavismo y oposición (ya se sabe que Hugo Chávez fue de los que dijo que a Bolívar lo mataron). "La película expone buena parte de los mitos con los que se ha manipulado la vida de Bolívar, sobre todo aquellas torceduras que se la ha dado para encajarla en el proyecto chavista. Si un espectador no está bien formado, no va a tener capacidad para ponderar eso".
La teoría del asesinato de Bolívar no es lo que más le preocupa a Straka del largometraje. El historiador critica la desvirtualización de su liderazgo. "Lo convierte en sus inicios en un líder de carácter popular, en una especie de héroe revolucionario protosocialista, en una especie de Ché Guevara (...). Transforma a Bolívar en una suerte de demócrata radical jacobino que no fue nunca, pero que ha sido edificado por ciertos discursos históricos para alinearlos con algunos proyectos políticos contemporáneos. La película legitima esa forma de ver las cosas y va más allá. Chávez nunca llegó tan lejos en la manipulación de la historia como lo hace esta cinta", agregó Straka, que se siente con el deber de advertirle a la ciudadanía que Libertador es una ficción casi fantástica.
Daniel Terán Solano es otro de los que cree que la película se toma algunas libertades que son peligrosas en la actualidad. Plantear que a Bolívar lo mataron es algo que le angustia. "Se deforma más la historia. En el país ya tenemos 15 años de manipulación histórica desde el poder y esa cinta recoge una serie de mentiras o inventos sobre Bolívar que ayudan a distorsionarla todavía más (...). Ese tipo de películas, en vez de invitar a los venezolanos a ver la historia con reflexión, genera interpretaciones negativas del pasado que pueden afectar para peor al presente", explicó el profesor de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Así, Libertador debe ser vista como una superproducción que trata de adaptar la vida de Bolívar a los estereotipos propios de la industria del cine. Un héroe que es traicionado, que muere de pie y no en cama, que pelea batalla tras batalla, que se enamora, que sufre. Un filme que intenta entretener al espectador y no documentarlo, que es cuento mas no historia.
dfermin@eluniversal.com
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