Autor: Clemente Balladares
En mayo de 1942 Gluski fue
transferido al Grupo 19 con el Escuadrón Nº 304 (Silesia), en la inglesa Isla
de Tiree que servía en el mando costero con las iniciales de identificación NZ.
Estos Wellington, al contrario de las misiones nocturnas iniciales de Richard,
eran en su mayoría todos blancos con el tradicional camuflaje de grises marinos
verdosos de la aviación naval británica aplicado sólo a las superficies
dorsales, y su tarea principal era cazar submarinos alemanes durante las horas
de luz.
En un claro día de ese verano patrullaban el mar vecino a Inglaterra cuando hallaron una gran mancha de petróleo, característica de los submarinos de la época. Volaron bajo lanzando cinco cargas de profundidad que luego de detonar hicieron crecer la mancha. Es muy probable que fuese un U-boat pero no hay confirmación de un hundimiento según los registros para esa fecha y zona, además los submarinos de la Segunda Guerra Mundial tanto aliados como del Eje usaban la táctica de largar abundantes señuelos aceitosos cuando eran atacados. Lo cierto es que esperaron una hora sin resultados, hasta que llegó su relevo.
Ya en julio fueron transferidos a Cornwall donde patrullaban la bahía de Vizcaya despegando de la base de Dale. Su contraparte alemana estaba en el Puerto francés de Gascogne, de donde salían los temidos U-boats y también merodeaban los bimotores Junker Ju88 y Me110.
En un claro día de ese verano patrullaban el mar vecino a Inglaterra cuando hallaron una gran mancha de petróleo, característica de los submarinos de la época. Volaron bajo lanzando cinco cargas de profundidad que luego de detonar hicieron crecer la mancha. Es muy probable que fuese un U-boat pero no hay confirmación de un hundimiento según los registros para esa fecha y zona, además los submarinos de la Segunda Guerra Mundial tanto aliados como del Eje usaban la táctica de largar abundantes señuelos aceitosos cuando eran atacados. Lo cierto es que esperaron una hora sin resultados, hasta que llegó su relevo.
Ya en julio fueron transferidos a Cornwall donde patrullaban la bahía de Vizcaya despegando de la base de Dale. Su contraparte alemana estaba en el Puerto francés de Gascogne, de donde salían los temidos U-boats y también merodeaban los bimotores Junker Ju88 y Me110.
Los patrullajes eran agotadores, ya que cerca de Inglaterra los cielos son nublados y hacen el recorrido monótono. De la misma manera, en aguas más atlánticas a veces el resplandor del sol sobre la superficie del océano no deja ver nada.
Al rato se toparon con un Ju88 que volaba sobre ellos. El avión enemigo desapareció, pero minutos más tarde regresó acompañado por tres más de sus iguales con intención de atacarlos. La maniobra del piloto aliado fue soltar todas las cargas restantes y lanzarse a volar a ras del mar. Al mismo tiempo gritaba a los artilleros que defendieran su Wimpy en lo posible con las únicas dos ametralladoras de 7.7 mm. que disponía la torreta caudal del Wellington Mk.II. Ante el ataque desde arriba incluso se disparaban los dos cañones del artillero delantero y las ametralladoras laterales cuando se encontraba a tiro alguno de los Ju88. A bordo del Wimpy el artillero de cola logró, a pesar de que sus miras estaban impactadas y él se encontraba ligeramente herido, hacer blanco sobre uno de los atacantes que se quedó rezagado humeando.
La situación se estaba haciendo desesperada, el artillero frontal y el copiloto estaban graves. Richard daba instrucciones de evasión que Ladro seguía, y a la vez pedía dramáticamente ayuda por radio ante la inminente pérdida total. Además, una granada enemiga de veinte milímetros impactó la parte media del ala derecha dejando visible un gran hoyo.
Para que el piloto descansara por instantes sus cansados brazos, el capitán Ladro tomaba con las rodillas los mandos. A casi una hora de combate, la munición de ambos lados se acababa, pero los Junkers insistieron tratando de embestir o hacer estrellarse al Wellington contra el mar. Los alemanes entendieron que la batalla quedaría en tablas, uno de los Ju88 voló cerca de ellos ladeando sus alas en saludo y procedió a retirarse. La fortuna fue mayor cuando se avistó la costa inglesa y llegaron aviones Beaufighters que acudieron en su ayuda y derribaron a los Junkers.
Al aterrizar en Predannack una ambulancia militar los esperaba para llevar a los heridos al hospital. Al bajarse observaron la superficie de su fiel Wimpy con abundantes orificios y el boquete en el ala derecha. Por esta acción al capitán Ladro se le otorgó la Cruz de Vuelo Distinguido de la Real Fuerza Aérea.
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