El subrayado es nuestro.
El impulso del presidente Hugo Chávez con miras a extender su influencia en América Latina está menguando debido a la caída del precio del petróleo y el desorden en el sector petrolero venezolano.
En años recientes Chávez ha usado la riqueza petrolera para impulsar una agenda socialista en el país y atraer a otras naciones de la región a su esfera de influencia, lo que ha contribuido a consolidar un giro hacia la izquierda en algunas partes de Latinoamérica.
Sin embargo, más de una docena de grandes proyectos energéticos venezolanos están en el limbo –como un gasoducto a través del continente y al menos ocho refinerías desde Jamaica hasta Uruguay– en momentos que el país hace frente a la baja de ingresos y problemas en el monopolio estatal petrolero PDVSA.
Venezuela también ha reducido significativamente la asistencia financiera a sus vecinos, uno de los elementos fundamentales de su influencia regional. Un estudio reciente del Centro de Investigaciones Económicas, firma de asesoría financiera de Caracas, indicó que Venezuela había anunciado planes de inversión de sólo $6,000 millones en el extranjero este año, mucho menos de los $79,000 millones invertidos en el 2008.
Eso incluye gastos en todos los rubros, desde armas hasta asistencia, que indica un gran debilitamiento de la diplomacia petrolera de Chávez.
Ya se acabó, por ejemplo, la compra de deuda argentina por valor de miles de millones de dólares, y ahora se emiten préstamos modestos, como uno de $9 millones para el cultivo de arroz en Haití.
Y los países que han dependido de la ayuda venezolana buscan fondos en otras partes. Argentina recibió un crédito de $10,000 millones por parte de China para financiar las importaciones de ese país, mientras Ecuador, cercano aliado de Venezuela, reanuda sus vínculos con el Fondo Monetario Internacional, el tipo de institución multilateral dominada por Occidente que Chávez desdeña.
Algunos aliados de Venezuela incluso dan la impresión de estar aceptando gradualmente al gobierno del presidente Barack Obama, incluso en temas como la capacitación militar. Este mes el presidente Rafael Correa de Ecuador envió a su piloto a estudiar a Montgomery, Alabama.
De igual manera, Cuba se abre cautelosamente a un mejoramiento de relaciones con Washington, al tiempo que intenta atraer inversiones de Brasil, lo que reduce potencialmente su dependencia de Venezuela.
La influencia de Chávez ha comenzado a llegar a sus límites naturales, tras años de impulsar un proceso de integración regional en el que Caracas era el centro de la rueda y los otros eran los radios, dijo Daniel P. Erikson, analista en el Diálogo Interamericano, casa de estudios de Washington. “Los países de cierto peso en América Latina no tienen interés en ser un radio de Venezuela”.
Y los mayores países de la región impulsan sus propios planes, contribuyendo a modificar el mapa de las alianzas energéticas y de poder en América Latina lejos de Venezuela y Bolivia, uno de los principales aliados de Chávez que cuenta con grandes reservas de gas natural. Brasil, Argentina y Chile han avanzado este año con proyectos de importación de gas natural de fuentes como Rusia y Trinidad y Tobago.
Brasil también ha surgido como un rival en el sector de energía tras el descubrimiento de grandes yacimientos de petróleo y gas natural en su costa atlántica. Brasil ha comenzado a aumentar sus exportaciones a Estados Unidos, el principal cliente de Chávez, al tiempo que PDVSA enfrenta una baja en la producción de sus yacimientos petrolíferos.
Sin embargo, Venezuela todavía conserva una gran influencia en la región y en países de Centroamérica y el Caribe, donde más de 15 países participan en un programa de compra de petróleo venezolano en términos extraordinariamente beneficiosos. La de estos países con Venezuela aumentó más de 30 por ciento en el 2008, a $5,500 millones.
Otra de las prioridades de Chávez, la creación del Banco del Sur, una entidad de fomento que tiene por fin contrarrestar la influencia del Banco Mundial, parece avanzar, aunque no está claro cuándo comenzaría a funcionar.Venezuela también ejerce influencia a través de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), un grupo de cooperación integrado por seis de las naciones más pobres de la región, entre ellas Nicaragua y Bolivia.Pero la drástica caída en los ingresos petroleros de Venezuela ha acentuado los problemas de PDVSA, donde hay grandes tensiones entre los sindicatos debido a salarios que crecen por debajo del índice de inflación del país, el mayor de América Latina. Las pérdidas se acumulan porque Venezuela tiene el mayor subsidio mundial al combustible de venta nacional, lo que provoca tráfico ilegal de gasolina barata a Colombia. Además, hay grandes retrasos en la puesta en marcha de grandes proyectos de exportación y un fuerte aumento en las deudas.
Chávez nacionalizó este mes los activos de docenas de contratistas petroleros nacionales a quienes debía aproximadamente $10,000 millones.
Esto ha llevado a Chávez a tener que olvidarse de los grandes proyectos internacionales y apuntalar a PDVSA, que genera más de 90 por ciento de los ingresos por concepto de exportaciones. En abril la empresa redujo en 20 por ciento el salario de los ejecutivos y congeló el de sus 75,000 empleados.
Otros proyectos, como el demorado plan de explotar reservas de gas natural frente a las costas y transportarlo en enormes buques cisterna, avanzan con lentitud.
“Venezuela intentó imponer su perspectiva de la integración energética en la región, pero ese modelo se está haciendo añicos”, dijo Roger Tissot, experto en el sector energético venezolano de la firma de asesoría brasileña Gas Energy.
Una parte de la presión se refleja en el programa venezolano de petróleo subsidiado a otros países de la región. Al menos un país impaciente por participar, Costa Rica, ha dicho que su petición ha perdido fuerza, una indicación potencial de que Caracas está menos dispuesta a dar más en momentos de ingresos en descenso.
Al mismo tiempo, Costa Rica estudia un acuerdo con China para construir una refinería de crudo a un costo de $6,000 millones.
En contraste, la toma de fuerza de Brasil en asuntos políticos y de energía se puso de manifiesto tras la elección del presidente izquierdista salvadoreño Mauricio Funes, quien fue recibido con entusiasmo por Chávez como prueba de la “corriente histórica que ha estado en ascenso en Latinoamérica en la década del siglo XXI”.
No obstante, la primera visita de Funes después de su victoria fue con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.“Me identifico más con el modelo brasileño que con el de Venezuela, pero deseo buenas relaciones con todos”, dijo Funes durante la visita en marzo.
El mandatario agregó que esperaba aprender de la experiencia de la industria de etanol de Brasil, que se basa en la caña de azúcar, en una propuesta por exportar el combustible de El Salvador a Estados Unidos, y de los programas de asistencia social de Lula da Silva.
En público, Brasil aplaude las iniciativas regionales de Chávez– como el Banco del Sur y el gasoducto de $20,000 millones de Venezuela a Argentina– pero bajo condiciones que corresponden a sus propios intereses.
“Pienso que el proyecto es factible”, dijo en abril el canciller brasileño Celso Amorim, refiriéndose al gasoducto, “pero durante la crisis no hay fondos disponibles. El gran proyecto debe esperar”.
Simón Romero
Merma la influencia de Chávez en LatinoaméricaThe New York Times extraído de El Nuevo Herald
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