El buen amigo, colega e historiador: Daniel Terán (no dejen de visitar su excelente blog aquí) nos ha recomendado este artículo de Joaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño, es consultor para la resolución de conflictos internacionales. El autor, de tendencia claramente de centroizquierda, pero que hace un análisis con el cual podemos comulgar perfectamente. En especial, con las causas del conflicto que vivimos en Iberoamérica: problemas sociales sin resolver aprovechados por un "dictador petrolero como Chávez", y a la que agregaríamos: estatismo como solución que genera agravamiento a su vez de los problemas.
Centroamérica es la región más frágil de Latinoamérica; en ella conviven Guatemala, que fue la dictadura más sanguinaria, El Salvador, el país más violento, dos de los tres más pobres, Honduras y Nicaragua, y, paradójicamente, la más estable de las democracias, Costa Rica. En los 80, Centroamérica sufrió el más sangriento conflicto del continente desde la Revolución Mexicana. Casi medio millón de muertos y varios millones de desplazados en una guerra que duró más de una década. Durante esa guerra se enfrentaron 300.000 hombres entre regulares e irregulares en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. En aquellos años Estados Unidos toleró un genocidio en Guatemala, ocupó militarmente Honduras, gobernó El Salvador, hizo la guerra a Nicaragua y terminó invadiendo Panamá con sus tropas en 1989.
En Honduras se ha roto la cuerda de un conflicto geopolítico que crece en toda Latinoamérica
Centroamérica fue conocida siempre como tierra de fraudes, cuartelazos, caudillos, dictadores militares, oligarquías voraces, magnicidios y guerrillas. La pacificación de los 90 abrió la esperanza de una institucionalidad democrática duradera, pero el fraude electoral de Nicaragua el año pasado y el reciente golpe en Honduras hacen pensar que las repúblicas bananeras están de vuelta.
Estados muy débiles están recibiendo la embestida simultánea de narco-dólares criminales procedentes de EE UU y de petrodólares ideológicos procedentes de Venezuela. Los primeros compran voluntades para obtener complicidades con el narcotráfico y los segundos compran alineamientos políticos que están rompiendo la unidad de los países: y ambos destruyen a las instituciones. Luego del fraude electoral el Gobierno del presidente Ortega en Nicaragua luce cada vez más como una resurrección del dictador Somoza. Recientemente en Guatemala una víctima acusó al presidente Colom de su asesinato mediante un vídeo grabado previamente. El hecho luce como una perversa conspiración del narcotráfico para derrocar a un Gobierno extremadamente débil.
En El Salvador el primer Gobierno de izquierda de su historia apunta a ser igualmente débil como resultado del conflicto entre un presidente que quiere mantenerse en un centroizquierda, como Lula, mientras su partido, el FMLN, hará todo lo posible por alinearse con Chávez. Pero lo más explosivo ha ocurrido en Honduras, allí la influencia de Venezuela logró polarizar a un sistema de partidos de más de un siglo de existencia, dividiendo como nunca a los hondureños. El resultado ha sido el derrocamiento del presidente Zelaya mediante una acción ejecutada por las Fuerzas Armadas con la aprobación unánime del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia y de todos los partidos políticos, incluido el del propio presidente.
En Honduras se ha roto la cuerda de un conflicto geopolítico que viene creciendo en toda Latinoamérica, cuando Chávez se mete lo mismo en Colombia, que en Perú, Argentina o Bolivia. Honduras, una sociedad conservadora, de cultura política provinciana y primaria, de larga tradición golpista y con una izquierda también conservadora y pacifista, fue sometida a los debates del modelo bolivariano de reforma constitucional, reelección y socialismo del siglo XXI. El miedo es el motor de todos los conflictos y Honduras no es la excepción. El miedo que generó el acercamiento del derrocado presidente Zelaya al coronel Chávez condujo a que la clase política hondureña hiciera lo que sabe hacer en esos casos. Enjuiciar al presidente era demasiado sofisticado para Honduras. Ahora el problema se ha vuelto mucho más grave, ya que ningún presidente latinoamericano quiere llegar en pijama a otro país.
Sin duda hay que rechazar el golpe, pero la comunidad internacional debe tener en cuenta que las políticas autoritarias en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela se han convertido en una seria provocación para las fuerzas conservadoras y centristas de toda la región. Las expropiaciones de empresas, los cierres de medios de comunicación, la intimidación callejera, las arbitrariedades judiciales, las reelecciones perpetuas y los fraudes son como golpes de Estado graduales. La polarización ideológica chavista está debilitando sociedades amenazadas por miles de pandilleros y poderosos carteles. Centroamérica puede convertirse en un bastión del crimen organizado que dé refugio a mafiosos y terroristas en medio de un caos y una inseguridad endémica que genere millones de emigrantes.
La comunidad internacional es determinante para salvar a la región, pero el problema es más complicado de lo que parece. No es sólo de instituciones violentadas, sino de provocaciones, miedos y reacciones ya desatadas. La región necesita un plan de despolarización ideológica y otro de defensa integrada de su seguridad. En Centroamérica ya hubo guerras y revoluciones y la desmilitarización acelerada de Guatemala entregó ese país al narcotráfico. En el fondo está la viabilidad de pequeños Estados con economías de juguete manejados como fincas por sus caudillos. Centroamérica hubiese sido mejor como una sola república, pero británicos y estadounidenses se empeñaron hace dos siglos en dejarlas como repúblicas bananeras para poder controlar el Estrecho. Ahora, estos Estados son tan débiles que no pueden defenderse por sí mismos e igual los puede comprar un narcotraficante como el Chapo Guzmán o un dictador petrolero como Chávez.
En Honduras se ha roto la cuerda de un conflicto geopolítico que crece en toda Latinoamérica
Centroamérica fue conocida siempre como tierra de fraudes, cuartelazos, caudillos, dictadores militares, oligarquías voraces, magnicidios y guerrillas. La pacificación de los 90 abrió la esperanza de una institucionalidad democrática duradera, pero el fraude electoral de Nicaragua el año pasado y el reciente golpe en Honduras hacen pensar que las repúblicas bananeras están de vuelta.
Estados muy débiles están recibiendo la embestida simultánea de narco-dólares criminales procedentes de EE UU y de petrodólares ideológicos procedentes de Venezuela. Los primeros compran voluntades para obtener complicidades con el narcotráfico y los segundos compran alineamientos políticos que están rompiendo la unidad de los países: y ambos destruyen a las instituciones. Luego del fraude electoral el Gobierno del presidente Ortega en Nicaragua luce cada vez más como una resurrección del dictador Somoza. Recientemente en Guatemala una víctima acusó al presidente Colom de su asesinato mediante un vídeo grabado previamente. El hecho luce como una perversa conspiración del narcotráfico para derrocar a un Gobierno extremadamente débil.
En El Salvador el primer Gobierno de izquierda de su historia apunta a ser igualmente débil como resultado del conflicto entre un presidente que quiere mantenerse en un centroizquierda, como Lula, mientras su partido, el FMLN, hará todo lo posible por alinearse con Chávez. Pero lo más explosivo ha ocurrido en Honduras, allí la influencia de Venezuela logró polarizar a un sistema de partidos de más de un siglo de existencia, dividiendo como nunca a los hondureños. El resultado ha sido el derrocamiento del presidente Zelaya mediante una acción ejecutada por las Fuerzas Armadas con la aprobación unánime del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia y de todos los partidos políticos, incluido el del propio presidente.
En Honduras se ha roto la cuerda de un conflicto geopolítico que viene creciendo en toda Latinoamérica, cuando Chávez se mete lo mismo en Colombia, que en Perú, Argentina o Bolivia. Honduras, una sociedad conservadora, de cultura política provinciana y primaria, de larga tradición golpista y con una izquierda también conservadora y pacifista, fue sometida a los debates del modelo bolivariano de reforma constitucional, reelección y socialismo del siglo XXI. El miedo es el motor de todos los conflictos y Honduras no es la excepción. El miedo que generó el acercamiento del derrocado presidente Zelaya al coronel Chávez condujo a que la clase política hondureña hiciera lo que sabe hacer en esos casos. Enjuiciar al presidente era demasiado sofisticado para Honduras. Ahora el problema se ha vuelto mucho más grave, ya que ningún presidente latinoamericano quiere llegar en pijama a otro país.
Sin duda hay que rechazar el golpe, pero la comunidad internacional debe tener en cuenta que las políticas autoritarias en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela se han convertido en una seria provocación para las fuerzas conservadoras y centristas de toda la región. Las expropiaciones de empresas, los cierres de medios de comunicación, la intimidación callejera, las arbitrariedades judiciales, las reelecciones perpetuas y los fraudes son como golpes de Estado graduales. La polarización ideológica chavista está debilitando sociedades amenazadas por miles de pandilleros y poderosos carteles. Centroamérica puede convertirse en un bastión del crimen organizado que dé refugio a mafiosos y terroristas en medio de un caos y una inseguridad endémica que genere millones de emigrantes.
La comunidad internacional es determinante para salvar a la región, pero el problema es más complicado de lo que parece. No es sólo de instituciones violentadas, sino de provocaciones, miedos y reacciones ya desatadas. La región necesita un plan de despolarización ideológica y otro de defensa integrada de su seguridad. En Centroamérica ya hubo guerras y revoluciones y la desmilitarización acelerada de Guatemala entregó ese país al narcotráfico. En el fondo está la viabilidad de pequeños Estados con economías de juguete manejados como fincas por sus caudillos. Centroamérica hubiese sido mejor como una sola república, pero británicos y estadounidenses se empeñaron hace dos siglos en dejarlas como repúblicas bananeras para poder controlar el Estrecho. Ahora, estos Estados son tan débiles que no pueden defenderse por sí mismos e igual los puede comprar un narcotraficante como el Chapo Guzmán o un dictador petrolero como Chávez.
7 comments:
Insisto en que el proceder tan torpe contra Zelaya es lo peor que han podido hacer en Honduras. En Venezuela tuvimos un presidente que actuó ilegalmente y de espalda a los Poderes, Carlos Andrés Pérez pero los Poderes actuaron DENTRO DEL MARCO LEGAL y hasta preso llegó a parar ¿Es que era muy difícil hacer eso en Honduras donde el Presidente no tenía apoyo nisiquiera de su propio partido? Pero no, tenían que recurrir a una asonada cuartelera y ramplona que lo que hará será que los demócratas hondureños sean señalados con la mácula de la historia y que gente como el presidente venezolano sean tenidos como los paladines de la democracia. Eso es lo que se ha ganado con tan torpe medida. Y lo peor es que los demócratas venezolanos seremos los que sufriremos las consecuencias de proceder tan torpe.
Estamso de acuerdo amigo!
Yo tengo mi propia hipótesis de que la destitución de CAP, por la forma como fue planteada (el circo mediático, la campaña de desprestigio al partido, etc.) terminó erosionando la confianza del ciudadano en el sistema democrático al punto que dio pie a que un Golpista como Chávez capturara los corazones de las personas. Eso es lo que ocurre cuando, a pesar de hacerse las cosas "por el libro", se exagera para aniquilar enemigos políticos.
En el caso de Zelaya, siento que hay algo que falta: el gobierno "reemplazante" está primero ordenando la casa antes de salir a dar explicaciones. Y si toman la política diplomática en serio y tan efectivamente como actuaron los militares, el CSJ, la Fiscalía y el Congreso, creo que la pelea va a ser espectacular. Y no dudo que Chavez salga realmente mal parado de ello.
Por ahora las informaciones son muy contradictorias. Hay gente que, bien intencionada o no, está dando información falsa ya sea a favor o en contra de Zelaya. El país está revuelto como no podía ser de otra forma. Hay que esperar a que se tranquilice la cosa y veremos.
Una cosa que si veo claramente es el temor (pánico?) de Zelaya a que se enfríe el asunto y se quede sin su "trono". Y no me extrañe que Chávez se lo traiga para Venezuela y lo mantenga como no hace con sus verdaderos coterraneos. Porque si se devuelve a Honduras debería ir preso. Y si Chávez (y su combo) se ponen en plan comando, regresarán con sus muertos en bolsas porque los Hondureños serán pocos, pero saben pelear como hace rato que no saben nuestros generales y ejército.
Zelaya es un enemigo de la democracia, como lo es Chávez, como lo son los hermanitos Castro. Que quede eso BIEN claro.
P.D.: El CSJ ordenó la captura y aprehensión de Zelaya. Esa orden sigue vigente. Así que SI hubo un proceso legal. Lo que sucede es que los militares sólo saben de matar o morir. Mucho hicieron expatriándolo a Costa Rica.
¡Saludos Don Carlos! Muchas gracias por tomar mi recomendación y postearme el Blog. Lo de Honduras pica y se extiende. De verdad estoy empezando a ver esto como lo que pasa cuando hay problemas en el edificio o en el vecindario. Cada quién comienza a revolver su conciencia (o sus demonios) con el drama que se desata dentro en el apartamento o la casa de esos vecinos que se veían tan sericeitos o tranquilos. Y lo que es la "comidilla" de unos, se vuelve la tragedia de todos. ¡Un abrazo!.
Amigo AR: gracias por suscomentario. Esperamos que haya paz.
Amigo Daniel: asì es... ¿Serà que una parte està despertando ante la amenaza chavista?
saludos
visiten www.forounah.com
o si no
www.blogunah.blogspot.com
desde Honduras, mil gracias!
Momentit,seamos prolijos ,en ARGENTINA por más que haya amor entre CHAVITO y CRISTINA ambos gobiernos estàn financiados por distintos extremos de los conflictos del CERCANO ORIENTE.
Ello determina que CHAVITO expropie las empresas argentinas y no las brasileñas.A pesar de que se quiere hacer creer que LULA es un lider y CHAVITO su contrincante.
En HONDURAS el colmo de los colmos que EDEN ATANASIO PASTORA que luchò como agente de la CIA contra el gobierno de ORTEGA(OJO NO LO DEFIENDO A ESTE OTRO DESASTRE),AHORA SE HACE EL SOCIALISTA SIGLO XXI.Amenaza al pueblo HONDUREÑO, que deberìa ser respetado en su soberanìa,con invasiòn.
Observen la actuaciòn para ver para que lado se inclinan los tìteres de esta fantochada.
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