Autor: Carlos Balladares
Nace la idea de guerra de conquista en la Independencia
Nace la idea de guerra de conquista en la Independencia
La sociedad tradicional española del siglo XVI era una estructura jerarquizada y rígida basada en la idea de honor (sentimiento interno de la persona que la lleva a cumplir con su deber) y honra (reconocimiento externo que resulta de la aprobación de nuestros actos por la comunidad). En dicha estructura “el honor se encontraba en la parte alta de la pirámide social y se condensaba más cuanto más se ascendía en ella; al contrario, a medida que se alejaba del Rey, el reflejo del honor que llegaba a los individuos se hacía cada vez más débil” (HEUFEMANN-BARRÍA, E.; 2002). A estos elementos se sumaron las características estamentales (el lugar de la persona en la jerarquía social dependía de sus funciones de las cuales se derivaban una serie de derechos y deberes), y la “limpieza de sangre” (el demostrar que no se poseían antepasados judíos o moros), factores que generaban una serie de privilegios de todo tipo y que facilitaban además la concentración de la riqueza. El ascenso social era algo extraño, aunque existía una forma de movilidad, que era por la obtención de honra en la guerra (tal como lograron los caballeros en la Edad Media, a pesar de que la caballería estaba en declive), siendo la conquista de América una de esas vías:
"Por el solo hecho de participar en la Conquista y cualquiera que fuera su origen, el conquistador se sentía hidalgo y solicitaba al rey las preeminencias que los nobles gozaban en la Península. Prueba de ello son los documentos enviados al soberano, refiriéndose a los derechos adquiridos. A ejemplo de lo que habían hecho los caballeros en la Península, los conquistadores ganaban tierras, luchaban contra los infieles, asumían los gastos de las expediciones, y usaban armas y caballos, símbolos de todo caballero. Por estos motivos ellos justificaban sus aspiraciones y derechos a ser tratados como hidalgos. En España, la mayoría de los conquistadores no habría tenido oportunidad de ascender socialmente. El único camino que les restaba para alcanzar este objetivo era ejecutar alguna o algunas hazañas notables, y conseguir a través de ellas un buen botín". (Idem).
En Iberomérica se sumaban a los criterios de jerarquización social: el color de la piel, y la posesión de la tierra; siendo los descendientes blancos de los conquistadores poseedores de tierras heredadas de estos, los cuales se consideraban junto a los funcionarios españoles como el estamento de gente principal, y el resto de la población gente de baja condición. La conquista finalizó en el siglo XVII y la sociedad volvió a la rigidez original, e incluso mucho peor por el carácter racista que llevaba implícito por la existencia de diversas etnias con sus correspondientes mezclas. En medio de esta sociedad se empezó a desarrollar a finales del siglo XVIII un grupo social que prosperó junto al crecimiento de la riqueza de las provincias que luego conformarán Venezuela, y que a su vez anhelaba ser reconocido. Este grupo era el de los llamados pardos (el que nace de cualquiera de las mezclas posibles entre las etnias), y que a pesar de su reconocimiento por la corona, los blancos criollos atenuaron los privilegios que pudieron obtener, cerrando las vías de movilidad y acumulando el resentimiento y el odio de los pardos hacia estos. No era el Rey el que impedía el ascenso de los pardos, al contrario, este lo deseaba aunque por razones meramente materiales. Para los pardos la conclusión era: el Rey los protegía, los criollos los humillaban. ¿Qué tenían que hacer los pardos para lograr ganar la confianza del Rey y que este les permitiera el ascenso a pesar de la resistencia criolla? ¿podía existir la oportunidad de flexibilizar las jerarquías impuestas por la propia corona?. Los criollos eran los verdaderos defensores de la desigualdad, el Rey estaba muy lejos y su visión podía aceptar instituciones como la Real Cédula de “Gracias al sacar”, más no así los criollos. La oportunidad de los pardos para demostrar su lealtad al Rey llegó con la propuesta de la independencia, proyecto asumido por la mayor parte de los mantuanos.
El proyecto mantuano fue considerado un acto de rebeldía, e incluso a medida que se conocieron las proclamas e ideas de los republicanos; los realistas vieron en dicho proyecto un acto de traición (una infidencia, un pecado) a todas las bases del buen orden español en Venezuela. Los calificativos cada vez más denigrantes que les dio el bando realista a los republicanos (y viceversa), y el llamado que hicieron las autoridades a que los pardos se incorporaran a la lucha, fue el momento que los pardos esperaban para justificar sus recientes (e incluso en muchos casos viejas) aspiraciones de obtención de honra. La idea de emular a los conquistadores, quizás no fue asumida inmediatamente por los pardos; sino que fue incorporada después que los jefes de la rebelión contra la Primera República en 1812 dieran el ejemplo. El caso más visible fue el de Monteverde citado por Straka (2000; 214), autor que señala que de la lectura del texto de la Gaceta de Caracas en el cual se restablece el Cabildo, el jefe realista se describe como “reconquistador de esta provincia”; y luego José Domingo Díaz lo comparará con el conquistador Diego de Losada dando a entender que ambas guerras eran en esencia las mismas. El uso del calificativo de “pacificadores”, fue otra de las palabras usadas para designar a los jefes, siendo el significado sinónimo de conquistador. No pasaría mucho tiempo para que los soldados se sintieran conquistadores también, y por ello merecedores del mismo reconocimiento que estos tuvieron en el pasado. Imaginaron los pardos que Monteverde permitiría por lo menos el ascenso militar como un primer paso, pero esto no ocurrió porque este los marginó gobernando con peninsulares y canarios (todos blancos).
"Por el solo hecho de participar en la Conquista y cualquiera que fuera su origen, el conquistador se sentía hidalgo y solicitaba al rey las preeminencias que los nobles gozaban en la Península. Prueba de ello son los documentos enviados al soberano, refiriéndose a los derechos adquiridos. A ejemplo de lo que habían hecho los caballeros en la Península, los conquistadores ganaban tierras, luchaban contra los infieles, asumían los gastos de las expediciones, y usaban armas y caballos, símbolos de todo caballero. Por estos motivos ellos justificaban sus aspiraciones y derechos a ser tratados como hidalgos. En España, la mayoría de los conquistadores no habría tenido oportunidad de ascender socialmente. El único camino que les restaba para alcanzar este objetivo era ejecutar alguna o algunas hazañas notables, y conseguir a través de ellas un buen botín". (Idem).
En Iberomérica se sumaban a los criterios de jerarquización social: el color de la piel, y la posesión de la tierra; siendo los descendientes blancos de los conquistadores poseedores de tierras heredadas de estos, los cuales se consideraban junto a los funcionarios españoles como el estamento de gente principal, y el resto de la población gente de baja condición. La conquista finalizó en el siglo XVII y la sociedad volvió a la rigidez original, e incluso mucho peor por el carácter racista que llevaba implícito por la existencia de diversas etnias con sus correspondientes mezclas. En medio de esta sociedad se empezó a desarrollar a finales del siglo XVIII un grupo social que prosperó junto al crecimiento de la riqueza de las provincias que luego conformarán Venezuela, y que a su vez anhelaba ser reconocido. Este grupo era el de los llamados pardos (el que nace de cualquiera de las mezclas posibles entre las etnias), y que a pesar de su reconocimiento por la corona, los blancos criollos atenuaron los privilegios que pudieron obtener, cerrando las vías de movilidad y acumulando el resentimiento y el odio de los pardos hacia estos. No era el Rey el que impedía el ascenso de los pardos, al contrario, este lo deseaba aunque por razones meramente materiales. Para los pardos la conclusión era: el Rey los protegía, los criollos los humillaban. ¿Qué tenían que hacer los pardos para lograr ganar la confianza del Rey y que este les permitiera el ascenso a pesar de la resistencia criolla? ¿podía existir la oportunidad de flexibilizar las jerarquías impuestas por la propia corona?. Los criollos eran los verdaderos defensores de la desigualdad, el Rey estaba muy lejos y su visión podía aceptar instituciones como la Real Cédula de “Gracias al sacar”, más no así los criollos. La oportunidad de los pardos para demostrar su lealtad al Rey llegó con la propuesta de la independencia, proyecto asumido por la mayor parte de los mantuanos.
El proyecto mantuano fue considerado un acto de rebeldía, e incluso a medida que se conocieron las proclamas e ideas de los republicanos; los realistas vieron en dicho proyecto un acto de traición (una infidencia, un pecado) a todas las bases del buen orden español en Venezuela. Los calificativos cada vez más denigrantes que les dio el bando realista a los republicanos (y viceversa), y el llamado que hicieron las autoridades a que los pardos se incorporaran a la lucha, fue el momento que los pardos esperaban para justificar sus recientes (e incluso en muchos casos viejas) aspiraciones de obtención de honra. La idea de emular a los conquistadores, quizás no fue asumida inmediatamente por los pardos; sino que fue incorporada después que los jefes de la rebelión contra la Primera República en 1812 dieran el ejemplo. El caso más visible fue el de Monteverde citado por Straka (2000; 214), autor que señala que de la lectura del texto de la Gaceta de Caracas en el cual se restablece el Cabildo, el jefe realista se describe como “reconquistador de esta provincia”; y luego José Domingo Díaz lo comparará con el conquistador Diego de Losada dando a entender que ambas guerras eran en esencia las mismas. El uso del calificativo de “pacificadores”, fue otra de las palabras usadas para designar a los jefes, siendo el significado sinónimo de conquistador. No pasaría mucho tiempo para que los soldados se sintieran conquistadores también, y por ello merecedores del mismo reconocimiento que estos tuvieron en el pasado. Imaginaron los pardos que Monteverde permitiría por lo menos el ascenso militar como un primer paso, pero esto no ocurrió porque este los marginó gobernando con peninsulares y canarios (todos blancos).
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