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Su piedra de toque es que "la presencia de Chávez en la historia venezolana es el reflejo del rescate del hecho nacional" porque el discurso político del Presidente habla de la historia, de símbolos, de héroes y de mitos |
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Por: Paula Vásquez |
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Explicar el surgimiento del chavismo es quizás la agenda principal de las ciencias humanas y sociales venezolanas. Y ya que el "bolivarianismo" es el referente ambiguo, difuso e incierto del proyecto político que supuestamente comparten aquellos que dominan la escena política del país, la historia es una de las disciplinas más solicitadas por los que buscan causas y razones de lo que nos ocurre. Tuve la oportunidad de escuchar al historiador Reinaldo Rojas en una reunión académica en una prestigiosa casa de estudios en París. Experto en la historia económica y social del estado Lara, jubilado de la UPEL, miembro de la Asamblea Nacional Constituyente y autor de una amplia bibliografía sobre historiografía venezolana, Rojas analiza el discurso político del presidente Chávez "desde el punto de vista histórico". Su piedra de toque es que "la presencia de Chávez en la historia venezolana es el reflejo del rescate del hecho nacional" porque el discurso político del Presidente habla de la historia, de símbolos, de héroes y de mitos. Según Rojas (cito sus opiniones entre comillas, recogidas en una entrevista realizada por Frédérique Langue para los archivos audiovisuales de la investigación histórica de Francia, disponible en internet), el bolivarianismo se define como el proceso que llevó el culto oficial a Bolívar a la carta constituyente, "es la ideología de rescatar los valores de la unión americana, de ayudar a los demás" y el ALBA "es el proyecto que Bolívar planteó en 1824, que había quedado como letra muerta en los libros y él lo que ha hecho es darle vida y transformarla en una política cotidiana y darle realidad y eso tiene una gran fuerza porque eso está asentado en la idiosincrasia del país". Así las cosas, "el país" sigue a Chávez por sus "valores" y de allí la fuerza de evocar a la Batalla de Santa Inés, porque se rescatan "los valores de la lucha de los federales contra los godos". Todo fuera clarito si no se tuviera en cuenta que el ejercicio del poder del actual régimen no se resume a lo simbólico. Es falso pensar que aquí se gobierna a punta de simbología y retórica. Se ha gobernado con una manera precisa de hacer las cosas, de manejar las instituciones y eso no se resume a los arquetipos. Además de que la idiosincrasia ("lo que piensa el pobre") no es discutida sino que es una suerte de esencia histórica predeterminada, impermeable a la modernidad democrática y petrolera, a la educación masiva, a la consolidación de una clase media que era pujante. El trabajo historiográfico de Rojas se alimenta de un trabajo de archivos y fuentes primarias. Pero el análisis de sus resultados termina alimentando una causa nacionalista que en el fondo nunca es sometida a un verdadero debate, a un verdadero cuestionamiento. El meollo la idea de que, al final, lo que vivimos hoy, es una reedición del intento de ayer de llevar a los pardos a al poder permanece entonces incuestionable para los intelectuales cercanos a este régimen. |
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