Bolívar de puño y letra, sin intermediarios, para que cada quien saque sus conclusiones
ELÍAS PINO ITURRIETA | EL UNIVERSAL
domingo 22 de mayo de 2011 12:00 AM
El archivo debió incinerarse, de acuerdo con lo ordenado por su propietario, Simón Bolívar, en disposición testamentaria de 1830 que fue desobedecida por sus albaceas. La afortunada desobediencia permitió la conservación de un acopio de materiales esenciales para el entendimiento de Venezuela e Hispanoamérica toda, debido a que no solo contiene los papeles suscritos por el Libertador sino también documentos remitidos a su instancia por los personajes de entonces, venezolanos y extranjeros; y testimonios de diversa naturaleza -políticos, de batallas y escaramuzas, de contenido económico, de interés cultural, de la vida cotidiana... -, debido a los cuales se pueden desentrañar los enigmas de un proceso fundacional de la sociedad.
Desgajado en tres piezas por sus allegados y esparcido en diferentes latitudes, el archivo comienza a tomar un solo cuerpo a partir de 1872, cuando el presidente Guzmán Blanco ordena la publicación de las Memorias de O'Leary; y se puede considerar como un conjunto más coherente a partir de 1883, cuando es adquirido en buena parte por el gobierno nacional y comienza su consulta gracias a la célebre recopilación de Blanco y Azpurúa. En 1914 compra el Gobierno el resto de los papeles del archivo, para que se encargue de su organización y custodia la Academia Nacional de la Historia. En 1921 se traslada a los espacios de la Casa Natal del Libertador, como parte del museo del grande hombre y como posibilidad de investigación. Después, en 1938, queda bajo la responsabilidad de la Sociedad Bolivariana recién creada por el presidente López Contreras.
Descuido
La Sociedad Bolivariana comienza la publicación de los Escritos del Libertador, extraídos del monumental archivo, pero descuida aspectos esenciales de su obligación. Las dificultades con las que tropiezan entonces los investigadores para el examen de las fuentes, inaccesibles generalmente; y evidentes fallas en el cuidado y mantenimiento de la documentación, aconsejan la búsqueda de un destino más confiable para los papeles. De allí la disposición del gobierno del presidente Caldera, expresada en decreto de enero de 1999, de trasladar la guarda y custodia del Archivo de Libertador a la Academia Nacional de la Historia. La Academia hace entonces un diagnóstico de repositorio y recopila evidencias sobre el peligro de creciente deterioro o desaparición física que amenaza a los testimonios, debido a la ausencia de previsiones mínimas de archivística y a la carencia de lugares adecuados para el resguardo.
Respaldo
Con la ayuda del Banco Venezolano de Crédito, la Academia Nacional de la Historia crea un espacio especialmente pensado para la preservación de los preciosos materiales. En mayo de 2000 inaugura la nueva sede del Archivo del Libertador con celosa curaduría, dotada de equipos de última tecnología para la preservación de los documentos, con una bóveda de seguridad para la custodia, con oficina para la preparación de ediciones y con sala de lectura para los usuarios. Debido a la calidad de los testimonios, pero también a su puntillosa conservación, en 1997 la UNESCO incluye los papeles de Bolívar en el repertorio de bienes susceptibles de considerarse como Patrimonio de la Humanidad y como parte de la Memoria del Mundo. Ya entonces la Academia ha continuado la edición de los Escritos del Libertador, hasta llegar al tomo XXXIII, y emprende el proceso de análisis de las copias de los documentos que guarda en microfilms, con el objeto de evitar su deterioro y de ponerlos al servicio de los estudiosos. Está en ese trance cuando la sorprende un decreto del presidente Chávez, que ordena el traslado del repositorio al Archivo General de la Nación. En junio de 2010 se cumple la disposición, mientras los nuevos custodios dejan constancia de cómo lo recibieron completo en su contenido y en perfecto estado de conservación.
En marcha
Hoy, con la colaboración del Bolivarium de la USB, que manejó la parte técnica y la actualización de los índices, la Academia pone en marcha el Portal del Archivo del Libertador. Se trata de la fijación de más de 60.000 imágenes individuales del repositorio, digitalizadas a la perfección, con el apoyo de un índice actualizado y con un sistema de búsquedas directas a través de las cuales toparán los usuarios sin escollo ni intermediario lo que deseen topar: elementos geográficos referidos en la documentación, fechas y lugares de cada correspondencia, identificación de destinatarios y localización inmediata de todos los asuntos de que versan los textos en su integridad, sin ningún tipo de recortes y sin interferencias anacrónicas. Bolívar para todos, en suma y de veras. Bolívar de puño y letra, sin intermediarios, para que cada quien saque y ventile sus conclusiones, si le parece. Gracias a la compañía de auxilios modernísimos, el inédito encuentro puede convertirse en diálogo abierto e infinito. De nuevo se incumple el testamento del Libertador, que condenó sus papeles a la hoguera, pero se le hace un servicio trascendental a la sociedad que nació de sus esfuerzos durante la Independencia que ahora celebra su bicentenario.
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