Wednesday, October 06, 2010

La lamentable condición del docente universitario en Venezuela

Un profesor de LUZ gana al mes 60% menos que un taxista

Capacidad de compra del profesorado en 2010 es cinco veces menor a la que tenían hace 26 años. Gastos se incrementan

Aziel Figueroa Betancourt - Maracaibo - 04/10/2010


La idea de que un profesor universitario venezolano vive con lujos y forma parte de la clase media alta de este país es un mito. Hasta un taxista gana más en salario que un docente dedicado a la educación supe­rior pública. No es cuento. Un taxista promedio que trabaja desde las 6.00 de la mañana durante 12 horas gana míni­mo 300 bolívares fuertes dia­rios que equivalen a dos mil bolívares fuertes semanales. En un mes, suman ocho mil bolívares fuertes. No están su­jetos a un horario estricto ni se les exige mayor esfuerzo inte­lectual.

En cambio, un profesor universitario de la máxima ca­tegoría, que alcanza ese esta­tus después de mínimo 15 años de servicio en su institu­ción, hacer trabajos de ascen­so, maestrías, doctorados y pública artículos en revistas científicas arbitradas, y que además debe cumplir funcio­nes de investigación y exten­sión universitaria, apenas de­venga un sueldo de cinco mil 166 bolívares fuertes mensua­les. La diferencia es significati­va considerando la relación esfuerzo-remuneración. Ni hablar de la categoría más baja del escalafón, el auxiliar do­cente I a medio tiempo, que gana 766 bolívares fuertes al mes, como aparece en la tabla de sueldos vigente a partir de enero de 2008 y aprobada por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu).

Época que no volverá

Año tras año el salario del profesorado se deteriora más. La inflación es uno de los prin­cipales responsables según un análisis elaborado por Rafael Piña Pérez, economista y pro­fesor titular de la Facultad de Ciencias Económicas y So­ciales de la Universidad del Zulia (LUZ). En 1984 entraron en vigencia las normas de ho­mologación, instrumento que establece un ajuste de los sueldos de los profesores de todas las universidades y centros de educación supe­rior públicos cada dos años, de acuerdo al nivel de infla­ción publicado por el Banco Central de Venezuela.

Ese año el sueldo nominal (dinero que percibe un traba­jador a cambio de su labor) se fijó en 16 mil 50 bolívares de los anteriores, pues aún no existía la denominación del bolívar fuerte. El sueldo real (capacidad del salario nomi­nal para la adquisición de bienes y servicios de acuerdo al índice inflacionario) era el mismo. Veintiséis años más tarde, en 2010, el salario no­minal se registra en 5.166.000 bolívares de los anteriores pero el salario real -tomando como base el año 1984- es de tres mil 200 bolívares de los viejos, según cálculos propios del también vicepresidente de la Academia de las Cien­cias Económicas y Sociales del estado Zulia.

Es decir, que hoy el poder de compra de los profesores es la quinta parte del poder de compra que tenían en 1984. Para recuperar el sala­rio real de hace 26 años, un profesor titular a dedicación exclusiva tendría que ganar un salario nominal estimado en 25 millones de bolívares o 25 mil bolívares, su equiva­lente en bolívares fuertes. De enero a julio de 2010 la infla­ción acumulada sumó 18 por ciento pero el año todavía no acaba así que es probable que el deterioro salarial siga ascendiendo.

Gastos por doquier

Al observar la realidad in­ternacional se confirma la desventaja económica del profesorado venezolano. Se­gún cifras de la Federación Venezolana de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv), un profesor en Ecua­dor tiene un salario de tres mil 500 dólares al mes; en Co­lombia de cinco mil; y en México de cuatro mil 500.

Por experiencia propia, Karelis Fernández, presiden­ta de la Asociación de Profe­sores de LUZ (Apuz) sabe que en Panamá un docente de la máxima categoría gana dos mil 300 dólares. En Venezue­la, haciendo la conversión al régimen cambiario oficial de 4.30, los profesores ganan en­tre 178 y mil 200 dólares, de acuerdo al mínimo y al máxi­mo escalafón.

La gremialista aseveró que los docentes universitarios ya no se cuentan ni siquiera en­tre la clase media. “Vivimos agobiados con las tarjetas de crédito hasta el tope que nos subvencionan las deudas que agarramos en enero hasta ju­lio, cuando nos llega el bono vacacional y podemos hacer un abono grueso, y arranca­mos de nuevo en agosto has­ta diciembre que nos dan los aguinaldos”. En los recibos de pago sufren deducciones co­mo cualquier empleado: préstamos de vivienda, vehí­culo, asistencia médica, far­macia, Instituto de Previsión Social y Caja de Ahorro. “Con lo que nos queda no vivi­mos”.

Y es que al menos hasta abril de 2010, la Canasta Bá­sica de Alimentos, Bienes y Servicios rondaba alrededor de los cuatro mil 360 bolíva­res mensuales, según datos del Centro de Documenta­ción y Análisis para los Traba­jadores (Cenda). A eso hay que sumarle que muchos do­centes costean los gastos de sus postgrados, libros de tex­to actualizados -que en las bibliotecas de la universidad brillan por su ausencia-, In­ternet y cursos de mejora­miento profesional.

Karelis Fernández añadió que hay profesores que inclu­so cubren los gastos para los reactivos e insumos de sus laboratorios. “A veces hacen proyectos del Fondo Nacio­nal de Ciencia, Tecnología e Investigación, o de Misión Ciencias para ganar dinero y comprar los insumos. Otros compran potes de pintura de sus bolsillos para mejorar el ambiente físico, o piden do­nativos de computadoras, escritorios y sillas a las em­presas privadas. No es justo”.

Juego trancado

¿Quién querría ingresar y permanecer en la carrera do­cente universitaria en estas condiciones de trabajo?. Ca­da día es mayor la cantidad de profesores que buscan re­bajar su carga horaria -de de­dicación exclusiva a medio tiempo o tiempo completo-, para asegurar otro trabajo fuera de la universidad que le genere más ingresos, agregó Fernández.

A pesar de las múltiples protestas y paros que ha im­pulsado la Fapuv desde 2008 en las 18 universidades na­cionales adscritas en todo el país, las puertas de negocia­ción salarial con el Gobierno están cerradas.

Sólo el presidente Hugo Chávez tiene la última pala­bra de cuándo y cuánto será el aumento. Esa es básica­mente la respuesta de los ca­becillas del Ministerio de Educación Universitaria, Fi­nanzas y Planificación, la Asamblea Nacional y la vice­presidencia de la República a donde Fapuv ha acudido. Los médicos, maestros, militares, pescadores y taxistas reciben un ajuste del sueldo y pensio­nes del Seguro Social, mien­tras que los profesores “repri­midos y desesperados” viven con el mismo salario de hace dos años y medio, sin vislum­brar una fecha de discusión de las Normas de Homologa­ción 2010-2012 ni el pago del retroactivo de 30 por ciento.

2 comments:

Daniel Terán-Solano (Dantesol) said...

Si vale, muy triste. Y así Ud. quiere que yo me eche este "calamar" encima, Ja, ja, ja....

Profeballa said...

Yo no, usted fue el que me dijo.

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