KRAUZE, Enrique (2008), El poder y el delirio, Caracas: Alfa.
Autor: Carlos Balladares Castillo
Publicado en Analitica.com ver acá.
La obra del historiador mexicano Enrique Krauze sobre el fenómeno de Hugo Chávez en Venezuela, es un trabajo denso en el sentido del uso de diversas fuentes, en especial las entrevistas. Tiene un carácter periodístico combinado con el trato histórico de los temas. Usa la anécdota y el relato, y la comparación con la historia de los países iberoamericanos.
El autor intenta comprender el fenómeno chavista a partir de una serie de perspectivas: el impacto de la revolución cubana, el populismo, el caudillismo, la religión, el fascismo; pero enfatiza que la mejor interpretación es la relativa al culto a los héroes en Venezuela, el cual está ligado a la figura de Bolívar; y a la del propio Chávez, como parte de un guión que él mismo ha creado, donde él es el máximo héroe de una epopeya inexistente.
Hugo Chávez es un venerador de héroes (…Bolívar y Fidel fundamentalmente), pero no es un héroe. Nunca ha sido un héroe. Admiró al Che, pero no cayó en la selva, fusil en mano y muerte crística, enfrentando al imperialismo. Admiró a Allende, pero no estuvo dispuesto a defender a toda costa su legítima presidencia. (…) Hugo Chávez no es un héroe, y él lo sabe. (…) Necesita que los cielos clamen que él es lo que pretende ser. Por eso insiste cada vez que puede en identificar a la patria con su persona, en señalar conspiraciones que lo buscan “a él”, que “van por él” y que , de triunfar, representarían el derrumbe de su país, del continente y hasta del mundo. A partir de esa quimera, ha plantado la mala yerba de la discordia en la sociedad venezolana. Y a partir de esa quimera, llegado el caso, no vacilará en llevar a Venezuela al borde del precipicio. En eso sí se parece a Hitler, que en el búnker reclamaba a sus compatriotas la destrucción de puentes y ciudades antes que admitir su derrota, la derrota de sus mitologías (p. 358).
Esta frase de la penúltima página, resume la tesis del autor. Por otro lado, me parece fascinante una idea dicha por Consalvi al ser entrevistado por Krauze, que resume el cambio en la perspectiva de la historia del siglo XX venezolano (afirmados por Carrera Damas, Pino Iturrieta, entre otros). Consalvi señala:
Chávez le está haciendo un gran servicio a Venezuela. Ha puesto a pensar al país por primera vez. En segundo lugar, está destruyendo tres mitos que nos mantuvieron dormidos, indiferentes: el mito de Bolívar, el del petróleo y el del ejército. Esos tres mitos condicionaron la democracia venezolana. (…) En conclusión, Chávez está creando las bases de un país absolutamente nuevo, despojado de esos tres condicionamientos que tenían neutralizada a la democracia venezolana (pp. 222-223).
Esta idea me hace pensar, inevitablemente (aunque no creo en los ciclos históricos), en el papel que tuvo Gómez (sin quererlo, sin buscarlo) en nuestra historia, al ser “visagra” a principios del siglo XX entre dos tiempos: la venezuela caudillista y pobre a la moderna (partidos políticos, rentismo petrolero, urbanismo, masificación de la educación, etc.). ¿Será Chávez esta visagra, que nos permitirá pasar a una Venezuela que supere el rentismo petrolero, la partidocracia, el populismo, el clientelismo y el estatismo; y muy especialmente: el nefasto personalismo? ¿Cuándo pase Chávez entraremos al siglo XXI?.
La obra del historiador mexicano Enrique Krauze sobre el fenómeno de Hugo Chávez en Venezuela, es un trabajo denso en el sentido del uso de diversas fuentes, en especial las entrevistas. Tiene un carácter periodístico combinado con el trato histórico de los temas. Usa la anécdota y el relato, y la comparación con la historia de los países iberoamericanos.
El autor intenta comprender el fenómeno chavista a partir de una serie de perspectivas: el impacto de la revolución cubana, el populismo, el caudillismo, la religión, el fascismo; pero enfatiza que la mejor interpretación es la relativa al culto a los héroes en Venezuela, el cual está ligado a la figura de Bolívar; y a la del propio Chávez, como parte de un guión que él mismo ha creado, donde él es el máximo héroe de una epopeya inexistente.
Hugo Chávez es un venerador de héroes (…Bolívar y Fidel fundamentalmente), pero no es un héroe. Nunca ha sido un héroe. Admiró al Che, pero no cayó en la selva, fusil en mano y muerte crística, enfrentando al imperialismo. Admiró a Allende, pero no estuvo dispuesto a defender a toda costa su legítima presidencia. (…) Hugo Chávez no es un héroe, y él lo sabe. (…) Necesita que los cielos clamen que él es lo que pretende ser. Por eso insiste cada vez que puede en identificar a la patria con su persona, en señalar conspiraciones que lo buscan “a él”, que “van por él” y que , de triunfar, representarían el derrumbe de su país, del continente y hasta del mundo. A partir de esa quimera, ha plantado la mala yerba de la discordia en la sociedad venezolana. Y a partir de esa quimera, llegado el caso, no vacilará en llevar a Venezuela al borde del precipicio. En eso sí se parece a Hitler, que en el búnker reclamaba a sus compatriotas la destrucción de puentes y ciudades antes que admitir su derrota, la derrota de sus mitologías (p. 358).
Esta frase de la penúltima página, resume la tesis del autor. Por otro lado, me parece fascinante una idea dicha por Consalvi al ser entrevistado por Krauze, que resume el cambio en la perspectiva de la historia del siglo XX venezolano (afirmados por Carrera Damas, Pino Iturrieta, entre otros). Consalvi señala:
Chávez le está haciendo un gran servicio a Venezuela. Ha puesto a pensar al país por primera vez. En segundo lugar, está destruyendo tres mitos que nos mantuvieron dormidos, indiferentes: el mito de Bolívar, el del petróleo y el del ejército. Esos tres mitos condicionaron la democracia venezolana. (…) En conclusión, Chávez está creando las bases de un país absolutamente nuevo, despojado de esos tres condicionamientos que tenían neutralizada a la democracia venezolana (pp. 222-223).
Esta idea me hace pensar, inevitablemente (aunque no creo en los ciclos históricos), en el papel que tuvo Gómez (sin quererlo, sin buscarlo) en nuestra historia, al ser “visagra” a principios del siglo XX entre dos tiempos: la venezuela caudillista y pobre a la moderna (partidos políticos, rentismo petrolero, urbanismo, masificación de la educación, etc.). ¿Será Chávez esta visagra, que nos permitirá pasar a una Venezuela que supere el rentismo petrolero, la partidocracia, el populismo, el clientelismo y el estatismo; y muy especialmente: el nefasto personalismo? ¿Cuándo pase Chávez entraremos al siglo XXI?.
2 comments:
Gomez, de lo que sé de historia, fue el hombre que puso orden en la "jodedera" en que se había vuelto el país luego de las guerras federales. No en vano fue llamado "el pacificador" (que no tiene nada de pacífico y si mucho de violento), además de haber profesionalizado la tropa, convertir a meros milicianos y mercenarios en ejército regular, profesional y capacitado. Algo que esta revolución se ha encargado de pervertir y corromper, destruir hasta la vergüenza.
Y si bien no concuerdo del todo con el autor, ciertamente la situación político-social del país ha obligado al ciudadano común a salir de la apatía para "al menos" quejarse y expresar su inconformidad, aunque lamentablemente todavía dista años luz de poder "crear" movimientos sociales auténticos, sin circos ni mesías.
Yo soy de los que creo que Hugo se convertirá en el Fidel del siglo XXI, gobernando hasta su muerte. No porque no haya suficiente "oposición" sino porque los habitantes de este país han tenido que de-evolucionar de ciudadanos a "pueblo": los valores cívicos poca o ninguna cabida tienen en una sociedad donde los parámetros como seguridad personal, económica o jurídica no existen, entonces el individuo "pospone" los valores ciudadanos mientras intenta sobrevivir en una jungla moderna. En esa condición de "pueblo", la ley la impone el gobernante de turno, la violencia se convierte en costumbre y los habitantes terminan esperando el fin si más queja, sin más reclamo con la única esperanza de que de vez en cuando se le acerque un trozo de pan.
En 20 años pasamos de ser un país que literalmente rozó el primer mundo, con una economía próspera, con una democracia aceptable, un sistema jurídico mediocre y un sistema de salud público "subsistente" a un país tan tercermunista como Zimbabue, con un sistema de salud público inexistente, con una economía hecha mierda, con un sistema jurídico politizado y criminal, donde quién se oponga o exponga la realidad criminal del gobierno se convierte inmediatamente en un criminal político: porque cualquier "revelador" de la realidad venezolana constituye un peligro latente a la estabilidad de un gobierno forajido.
De resto, mi estimado, feliz año nuevo y que puedas pasarlo con los tuyos. Eso si, suerte, mucha suerte, porque el año que viene se augura como el peor de todos los que ha vivido esta tierra llamada Venezuela.
Saludos:
Ése libro es muy bueno, lo único que le critico es que quizás usa mucho los recursos periódisticos, quizás abusando de la tendencia de moda en lo que se llama la "historia inmediata" que tiene más de crónica y análisis reporteril que historia-historia "clásica".
Es el primer gran libro hispanoaméricano que trata de acercarse al fenómeno Chávez más allá del halago y la detracción, pero en ése aspecto le encuento una sensible falla: Pese que el autor deja claro (y con una honestidad que se agradece) su posición frente a Chávez debió haber hecho un mayor esfuerzo para ubicar, conversar y entrevistar a los intelectuales mas o menos serios del chavismo, para así darle un mayor equilibrio al contenido del texto. Ya que aún sabiendo la postura del autor, el debe permitirle a los lectores que compran y leen su obra, que saquen ellos mismos sus propias conclusiones, y lo más honesto es que en esas conclusiones la gente pueda decidir en igualdad de condiciones o sea: con las dos versiones parejas.
Me alegra que le haya gustado el texto y haya colocado una reseña con su opinión.
Y aprovecho para aportar en la respuesta de la pregunta que formuló al final (y que espero no sea retórica) SI, Chávez es como Gómez -no sólo por lo malo que es y el daño que nos ha hecho, como dijo en un momento Pino Iturrieta- si no porque sin proponerselo, es una "visagra" de dos tiempos históricos.
Nuestro presente y nuestro futuro, lamentable e inevitablemente se divide en Antes y Después de Chavez, pues como Betancourt, Gómez, Guzmán, Paéz y Bolívar, este hombrecito se ha convertido en uno de los protagonistas fundamentales de nuestra historia republicana y lo que vaya a pasarnos con él y después de él, tendrá el signo "pro" o "anti" que en su momento ha marcado el paso de cada uno de esos hombres fundamentales en nuestra historia.
¡Un abrazo grande para Ud!. Y un muy feliz año 2010, año de nuestro bicentenario.
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