Sunday, September 21, 2008

El mito del protonacionalismo y antimperialismo de Cipriano Castro (explicado en su biografía por el historiador Antonio García Ponce)

Vidas de venezolanos
GARCÍA PONCE, Antonio (2006), Cipriano Castro, Caracas: El Nacional (Biblioteca Biográfica Venezolana, N° 30).

Antonio García Ponce plantea inicialmente el problema del biografiado: ser "despojo" histórico por la crítica en su contra, tanto en su gobierno como una vez que fue sacado del poder por Gómez; y luego ser reivindicado como protonacionalista y antimperialista, por lo que en 1975 sus restos son trasladados a su pueblo natal y; hace pocos años es llevado al Panteón Nacional (2003) por un gobierno que busca identificarse con estas dos supuestas banderas de Cipriano Castro (discurso en en el Panteón ante la inhumación de sus restos, ver aquí). No pretende el autor resolver la polémica, pero si intentar poner al biografiado en un contexto más humano e histórico.

La primera tarea que se propone es comprender tres rasgos de su personalidad: el guerrero, el lujurioso y el político mesiánico. Dichas caracaterísticas son fruto de la Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX, Castro es un hijo típico de su tiempo que emula el caudillo que debe demostrar su hombría por medio de la violencia y la potencia sexual. Sólo el aspecto mesiánico es lo propiamente andino, zona de una gran religiosidad (él estudiará en un seminario). Al evaluar su gestión de gobierno, desmiente una serie de mitos sobre su período y afirma una serie de aspectos, como por ejemplo:

1) Sobre el gobierno de los andinos como la definitiva incorporación de los Andes a Venezuela, señala que no es cierto que esta región poseyera una indefinidad nacionalidad durante el siglo XIX (p. 26);

2) la idea de las distancias como prueba del aislamiento de los Andes, puede aplicarse a muchas regiones de Venezuela;

3) la tesis de un Castro integrador de la nación, es falsa porque a pesar de las distancias y particularismos existía una idea de unidad antes de él;

4) la idea de un Castro que gobernaba sólo con Andinos no responde a un arraigado regionalismo sino al deseo de gobernar con su gente de confianza (p. 32),

5) a nivel constitucional (1904) sí adopta un modelo centralizador y personalista e incluso positivista, en política y economía (pp. 36-37),

6) Aplicó la censura, represión y torturas a toda oposición (pp. 44-46). El capítulo “El bloqueo, un momento estelar para la leyenda”, nos permite concluir que su protonacionalismo y antiimperialismo no son sinceros, porque responden más al deseo de conservar el poder que a un anhelo por la defensa nacional. De esa forma señala:
Con el pasar de los años, dicha figura (la de Castro como protagonista en la escena mundial durante el bloqueo) se ha agigantado, porque para muchos observadores, lo importante no es detallar uno a uno los pasos de Castro en tan singular diatriba, que duró años, sino destacar su proclama de patriota herido, pero orgulloso (ver acá discurso de Castro el 09 de diciembre de 1902, día del inicio del bloqueo de las costas) (p. 48).

La cesación de pagos de la deuda declarada por Castro permitió a Alemania (en plenos tiempos de imperialismo) a penetrar la zona de influencia de los EEUU en el Caribe (el Almirante alemán Alfred von Tirpitz, no ocultaba su deseo de establecer una base naval en la región, posiblemente la Isla de Margarita) con el apoyo de Inglaterra y luego Italia (p. 49).
La tesis antiimperialista se desmorona ante el hecho probado de su petición a EEUU para que interviniera basado en la Doctrina Monroe (p. 52). A pesar de que la “ola de patriotismo recorrió todo el país, no hay ninguna noticia de movilización de tropas, no se registra ningún encuentro en tierra con las tropas invasoras, no se ve ningún alto funcionario blandir su espada en una acción concreta contra el agresor” (p. 53). Sólo se mueven pequeños contingentes cerca de los puertos, pero que se dispersan al primer cañonazo, o que no llegan nunca a entrar en combate (ver imagen de tropas en Caracas que se dirigen al puerto de La Guaira, cuando lleguen al puerto ya las tropas extranjeras habían rescatado personal de sus respectivos consulados).

Estas pruebas, más las constantes contradicciones de Castro frente a las potencias, demuestran la poquísima firmeza de su grito nacionalista, que sólo se redujo a una proclama. Otros argumentos que desmontan su protonacionalismo y antiimperialismo son los siguientes:

1) En relación a su oposición al monopolio de la Nem York & Bermudez Company en el lago de asfalto de Guanaco en el oriente del país, la realidad es que el mismo se resuelve en los tribunales; y a pesar de su claro apoyo a la “revolución libertadora” Castro ni la acusa, y al final terminará reconociendo la decisión de los tribunales a favor del consorcio en 1904 (p. 55);

2) Apoya, entre los primeros, la independencia de Panamá, nacida del “gran garrote” de Roosevelt (p. 56);
3) Ejerce el intervencionismo en países de Iberoamérica, siendo su forma degenerada de entender la integración bolivariana del continente (p. 59);
4) En 1917 realizó contactos con EEUU para que este apoyara la invasión de Castro a Venezuela para sacar del poder a Gómez, basado en la desconfianza de EEUU por la germanófilo y política de neutralidad frente a la Primera Guerra Mundial por parte de Gómez (p. 62).

Imagen: bloqueo a las costas venezolanas.

El autor: Antonio García Ponce (1929): es médico e historiador, y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello. Siguiendo la reseña del autor realizada por Alfaguara: "analista político, médico cirujano, historiador. A partir de 1963 fue miembro del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela y su Buró Político. Intervino en la lucha armada de los años 60. Fue enjuiciado por conspiración, con cuatro años de prisión. Fue expulsado del PCV en 1979 por «revisionista» y finalmente abandonó toda militancia para dedicarse al periodismo, la literatura y la docencia. Obtuvo en 1992 el premio Miguel Otero Silva."


Autor de la reseña: Carlos Balladares

5 comments:

Daniel Terán-Solano (Dantesol) said...

Saludos: Muy buena la reseña, pero mis observaciones no son sobre el reseñador sino sobre el reseñado. La obra es sin duda un buen aporte, pero "peca" de estar muy influenciada por el ambiente del presente, es decir, como Chávez ha pretendido exaltar lo inexaltable con Casto, se pretende negarle todo a Castro. Sin dudas Castro fue un dictador oscuro, lamentable, cruel y delirante, pero su único pase "digno" a la Historia fue su papel ante el Bloqueo Ango-Alemán. Ciertamente fue un nacionalismo patriotero y de proclamas, pero fue real y tuvo receptividad en el país: José Gregorio Hernández fue uno de los que se ofreció para alistarse a defender el país ante un desembarco extranjero. Sobre los Estado Unidos hay que recordar que todavia eran vistos en América Latina como el "Hermano mayor" y no como la potencia imperialista en ascenso que era, por eso es muy lógico que Castro acudiera a pedir su auxilio. Cuando el caracter intervencionista de Estado Unidos se va manifestando, es que se dan los entrentamientos con ese país y Castro, exactamente como los choques que tuvo Guzmán con Inglaterra y Holanda en su período. Sobre lo de "los contactos de 1917" es absolutamente al revés la cosa: fueron los Estados Unidos quienes le hicieron la propuesta de invadir el país y fue Castro el que se negó. Otros elementos como lo de la incorporación de los Andes y la integración del país son dignos de análisis, pues el autor sólo expresa opiniones y no hechos concretos, pero no tengo más espacio y sería fatigoso seguir. Nuevamente lo felicito por su Blog.

Anonymous said...

GRacias por tu comentario!! excelente!! Puede recomendar bibliografìa para estimular el debate...

saludos y màs felicitaciones por su blog!

Daniel Terán-Solano (Dantesol) said...

Para Cipriano Castro es escencial en primer lugar, como guía, el libro colectivo: "Cipriano Castro y su época" de MonteÁvila Editores, luego otro de J. A. Catalá editores, también colectivo: "Cipriano Castro y su tiempo histórico". Finalmente los dos clásicos: "Los Días de Cipriano Castro" de Picón Salas y "El hombre de la levita gris" de Enrique Bernardo Núñez. "El cabito" de Pio Gil, sólo sirve para ver la visión más extremista de la oposición, que confunde y agrava hechos ciertos con el fin de detractar al máximo a Castro. Son también de ayuda y referencia: "Los andinos en el poder" de Domingo Alberto Ragel, "Venezuela metida en cintura" de E. Pino Iturrieta y la famosa "Caíada del liberalismo amarillo" de Ramón J. Velásquez. A la orden y seguimos en contacto.

Anonymous said...

EXcelente! Mil gracias por la bibliografìa!.

ya vi que se guìa por el maestro Pino!

Anonymous said...

Saludos: Buenas observaciones sobre la reseña, pero no comparto totalmente el punto de que exista una influencia por el ambiente político, sí comparto de que el “protonacionalismo y antiimperialismo de Castro” no es más que reacciones populistas de un Caudillo que pudieron formar un protonacionalismo y antiimperialismo falso .

Castro llegó al poder de la misma manera que un caudillo cualquiera, (Rev. de los 60) acompañado de un leal grupo de oficiales. Carecía de un ideal de unidad o de nacionalismo antiimperialista. Castro se encuentra con un país fraccionado y comienza a tomar decisiones que lo fortalecen en el poder y le dan una falsa imagen de unitario:
1)La anulación de otros caudillos se debe a que si no acaba con ellos, tarde o temprano vendrán a sacarlo del poder tal y como él lo hizo
2) La revocación de concesiones y expropiaciones que se realizaron a compañías extranjeras no se dieron para promover la industria nacional ni para acabar con monopolios. Se dieron como resultado de incumplimientos contractuales y de intromisión de estas compañías en la política del país (Ny and Bermudes company, Gran ferrocarril de Vla, Compañía de cables internacional, etc.) Vale destacar que el monopolio extranjero pasó a ser un monopolio nacional, que favoreció a la gente de Castro (circulo de Valencia).
3) El llamado de “unidad nacional en contra del imperio” y la amnistía, no se da, si no por el ataque y bloqueo que nos hacen barcos europeos para exigir el pago de deudas. Este plan fue hecho sobre la marcha debido a que era la única forma de afrontar a un enemigo extranjero y poderoso.

La imagen de Castro como antiimperialista y pro unitario, se podría utilizar, pero sin tomar en cuenta los verdaderos motivos de sus actos por lo tanto se carecería de base para sustentar esta postura. En cierta parte logro despertar esta conciencia pero no a raíz de un ideal, si no de reacciones que realzaron su popularidad.

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