lunes, diciembre 12, 2011

La transición en Venezuela a un nuevo proyecto de país post Chávez

Tomado de acá.
ENTREVISTA | Benigno Alarcón, negociador de conflictos y profesor de la UCAB

"Hay que negociar la transición con los sectores del chavismo"

"Es necesario tender puentes con el CNE, y los militares deben saber que sus cabezas no rodarán", asegurá Alarcón. Destaca que "por otro lado hay que impulsar la protesta. Así sube el costo de la opresión, y Gobierno buscará negociar" BENIGNO ALARCÓN

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Benigno Alarcón sostiene que quienes tienen el poder negocian la transición si se les permite conservar algunos privilegios, no ser juzgados o exiliados OSWER DÍAZROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
domingo 11 de diciembre de 2011 12:00 AM

Denso, variado y abigarrado es el es el curriculum de Benigno Alarcón, abogado con diversas especializaciones en campos como la Gerencia Pública, el Derecho Internacional Económico o los Procedimientos Alternativos de Resolución de Conflictos. Coordinador del Programa de Gerencia Política y Gobernabilidad del Convenio CAF-UCAB, ahora el foco de su interés se concentra en un tema crucial para los venezolanos: "Una de las grandes discusiones en el mundo, hoy en día, estriba en plantearse si, en un régimen no propiamente democrático, a través de elecciones, puedes avanzar en el perfeccionamiento del sistema o, si, por el contrario, los espacios democráticos se van cerrando.

-¿En dónde ocurre eso?

-En Cuba y en muchos países africanos, donde hay elecciones pero no democracia. También hay experiencias como la egipcia o la rusa, donde acaba de celebrarse una elección que está bajo protesta. Estudiosos de las ciencias políticas como Larry Diamond establecen diferencias entre distintos tipos de gobiernos y los clasifican, por el grado de participación de la gente, en cinco categorías. Desde los regímenes más cerrados hasta las democracias liberales.

-¿En dónde se encuentra Venezuela?

-Están los autoritarismos cerrados, los autoritarismos hegemónicos, los autoritarismos competitivos o electorales, las democracias electorales y las democracias liberales. En el primer nivel, autoritarismos cerrados, no hay elecciones. Pero cuando hablamos de autoritarismos competitivos o hegemónicos tienes procesos electorales y ese es el caso venezolano: gobiernos elegidos por vía electoral pero que luego no se comportan democráticamente. Estructuras de poder que le permite al gobernante jugar con ventaja en los procesos electorales, usar los recursos del Estado, empañar la transparencia electoral, comprar votos y acudir a mecanismos fraudulentos.

-El lugar común es considerar que esta modalidad es una "creación" original de Hugo Chavez.

-El continente africano está plagado de ese tipo de experiencia. Asia lo mismo, pero con tendencia distinta hacia lo económico porque en Malasia, por ejemplo, país pujante en lo productivo, predominó el autoritarismo competitivo durante muchos años. También hay casos más cercanos como el mexicano. El PRI celebraba elecciones pero no había competitividad electoral.

-¿Hay una tendencia creciente hacia ese tipo de regímenes?

-Algunos autores como Martin Lipset dicen que para los teóricos de la Ciencia Política resulta difícil entender por qué no se ha impuesto la democracia, cuando se esperaba su consolidación a la vuelta de pocos años. La respuesta es que así como la democracia se ha perfeccionado, lo mismo han hecho los autoritarismos. Gobiernos como el venezolano buscan a adaptarse a las condiciones del mundo actual jugando en un espacio intermedio, entre autoritarismo y democracia, que les permite cierto grado de legitimidad, tanto hacia adentro como hacia afuera.

-¿Siguen siendo los factores externos claves para cambios políticos en un país?

-Según (Samuel) Huntington los procesos de democratización han ido avanzando y luego de La Tercera Ola y posiblemente de la cuarta (primavera árabe), son más producto de actores internos. Ya no es lo internacional lo que los impone. Eso complica el fenómeno porque lo socializa (no es una élite la que decide).

-¿Cómo se supone que debe operar la transición?

-Un señor llamado Linz clasifica los procesos de democratización en tres clases: ruptura, reforma o ruptforma (mezcla entre la primera y la segunda). Ruptura es cuando la oposición tiene ventaja sobre el gobierno, este colapsa y se toma el poder por la fuerza, sin negociar. La reforma ocurre cuando el gobernante siente que el régimen es insostenible y se abre a los cambios. La ruptforma se produce cuando la oposición va ganando poder y el gobierno lo va perdiendo. Entonces deciden negociar una transición que les permite ( a los salientes) conservar algunos privilegios y evitar el peor de los escenarios (ser juzgados, exiliados o perder sus bienes).

-¿Cuál sería la salida para Venezuela?

-Si aceptamos que hay un gobierno con un nivel de legitimidad importante y con gran poder económico (la oposición lo ha perdido), todo apuntaría a un proceso de ruptforma antes que de ruptura. El gobierno no está a punto de colapso o imposibilitado de controlar la situación, mientras la oposición va ganando cuotas de legitimidad (lo único que tiene) pero muy lentamente.

-¿No parte ese argumento del supuesto de que la oposición gane las elecciones?

-En muchos casos la oposición no llega al gobierno, pero mantiene capacidad de negociación elevada por su nivel de legitimidad. Eso permite, aun perdiendo, un proceso de transición lento donde, a lo mejor, el gobierno entiende que va perdiendo espacios. No lo se, pero la ruptforma se está imponiendo. Lo hizo en Egipto y Yemen.

-¿Cómo pasar del autoritarismo a la de democracia?

-Hay tres elementos: relación entre el costo de opresión y el costo de tolerancia, el balance de poder entre gobierno y oposición y la competitividad real de las elecciones permitidas por el régimen. El juego de poder hay que verlo como un sistema. En Venezuela nos hemos concentrado en el subjuego, la competencia electoral. Pero no hay manera de concretar resultados si no trabajas en el metajuego, la transición. Este se da por la relación, para el gobierno, entre costo de opresión y costo de tolerancia. Eso tiene que ver con el juego entre la oposición y el gobierno, factores que suelen dividirse en radicales, negados a cualquier tipo de transición y moderados, dispuestos a operarla.

-En juego esos elementos, ¿cómo se combinan en función del objetivo?

-En 1971 un genio de la Ciencia Política llamado Robert Dahl dijo algo que sólo ahora se valora en su verdadera dimensión: "La democratización es el resultado de incrementar el costo de la opresión al tiempo que se reduce el costo de la tolerancia". A ese objetivo deben dirigirse los esfuerzos de democratización. Pero cambiar el status quo tiene unos costos para quienes están en el poder y si ellos los consideran inaceptables, harán lo posible por mantenerse por cualquier vía. Una de ellas es la opresión, que tiene varias modalidades: la multa a Globovisión, la represión de las marchas..etc. Pero si no la ejerces inteligentemente el costo de sube. Mientras el costo de la opresión sea menor al que representa la entrega del poder, el gobierno estará dispuesto a mantenerse. Pero en el momento en que los costos de la opresión se disparen (Mubarak, Egipto) y pierdas el control, entonces estás perdido.

-Eso no ocurre aquí.

-Ocurrió el 11 de abril cuando el costo de la opresión se volvió demasiado alto para Chávez y el sector militar dijo que no estaba dispuesto a parar a la gente a sangre y fuego. Chávez decidió renunciar porque disponía de un margen para hacerlo. Luego vinieron los errores.

-¿Qué pasa ahora?

-Para que las transiciones se den hay que bajar el costo de la tolerancia. La gente que está en el poder debe sentir que hay un espacio de negociación.

-¿O de impunidad?

-No se debe generalizar. Lo que se plantea es negociar con ciertos sectores

-Garantizar que no lo liquidas.

-Si lo intentas resistirá por todo los medios. El costo de la tolerancia es muy alto. Imagínate a un personaje ubicado en las primeras filas del poder, viéndose derrotado y perseguido. Esos costos son inaceptables. Mientras tanto, el costo de la opresión, para ellos es muy bajo. Meten presos periodistas y no pasa nada. Entonces, adivina qué pasa en un proceso de transición con el costo de la tolerancia alto y el de la opresión bajo.

-Ellos ganan. ¿Cómo revertirlo?

-Normalmente se busca legitimar a los actores moderados del gobierno. Si tienes un CNE salvable, tiendes puentes y buscar legitimarlo de manera que se salven en la transición. Igual con los militares. Que sepan que sus cabezas no rodarán al día siguiente. Eso es fundamental. Hay actores con los cuales se debe entrar en negociaciones. Pero también hay que trabajar por el lado del costo de la represión. Porque cuando ese costo empieza a subir se predispone al gobierno a la negociación. Eso fue lo que pasó en Egipto.

-¿Cómo subes los costos de la opresión si negocias?

-Con movilización y protesta. No basta la campaña electoral.

-¿No moviliza la campaña?

-Ese tipo de movilización no funciona para lograr el objetivo porque es de carácter pacífico y en apoyo a un candidato. Lo que aumenta el costo de la represión es la protesta..

-Para protestar hace falta una causa.

-Causas hay muchas.

-Entonces, ¿por qué no se moviliza la gente?

-Por miedo. El esquema ha sido montado para controlarla por esa vía. Claro, si las oposición se dispara en la encuestas el miedo tendería a desaparecer, pero debes generar las expectativas de que vas a ganar y puedes tomar el poder.

-Si negocias para bajar el costo de la tolerancia, ¿cómo vas a protestar para aumentar el costo de la represión? Allí hay una contradicción. Negociar es conceder.

-No hay contradicción. Cuando concedes, concedes garantías como la existencia del PSUV o que no perseguirás a nadie. Por otro lado tienes la protesta por las condiciones de vida, la inflación, los derechos humanos. Son dos procesos en paralelo. El garrote y la zanahoria

rgiusti@eluniversal.com

EL AUTORITARISMO HEGEMÓNICO

EL UNIVERSAL
domingo 11 de diciembre de 2011 12:00 AM

"Después de una elección, las democracias liberales siguen siendo lo mismo. Igualmente las democracias electorales (y nosotros teníamos una). Pero hay unos pocos países que se mudan a formas autoritarias y ahí caímos en una mala jugada de las estadísticas. Pero, ¿qué termina sucediendo con los autoritarismos competitivos como el nuestro? Este tipo de regímenes son muy inestables porque esa mezcla entre elecciones y formas de gobierno no totalmente democráticas terminan colapsando. El problema es que estos gobiernos carecen de vocación democrática. De todas maneras, el 50% se mantiene en ese status a un año de ganar las elecciones. Como en Venezuela, donde ha ocurrido elección tras elección. Hay otro 30% de gobiernos que pierde las elecciones y pasan a democracias electorales o más perfectas, pero hay casi un 20% que se convierte en regímenes hegemónicos. Cuando ven venir el riesgo juegan con el sistema electo, no reconocen resultados, ilegalizan partidos y crean un partido único. Esa puede ser la tendencia en Venezuela, donde comienzan a aparecer características de regímenes hegemónicos, como el control de los medios de comunicación social. Ese movimiento hacia el autoritarismo hegemónico responde a la necesidad de lograr mayor estabilidad. Y por eso el 70% de ese tipo de gobiernos se mantiene anclado.

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