El Imperio del Sol Naciente (VII) y algunas palabras sobre la Invasión de Ucrania.
Publicado en El Nacional y Opinión y Noticias.
El jueves 24 de
febrero de 2022 (inicio de la invasión de Rusia a Ucrania) quedará en la
historia como una fecha a tomar en cuenta para comprender cambios importantes
en el Orden Internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial (SGM). Muchos
historiadores e internacionalistas así lo han afirmado (recomendamos a Yuval
Noah Harari, Timothy Snyder y Henry Kissinger) y varios han recordado que no se
puede ser tolerante con los autócratas expansionistas por miedo a la guerra,
tal como ocurrió los años previos al último conflicto global. Y desde internet
han ofrecido pleno apoyo al pueblo y al Estado de Ucrania tal como nuestro
admirado James Holland (@james1940). ¿Es que no se aprendieron las lecciones de
la SGM? Imágenes de familias ucranianas durmiendo en los andenes del metro nos
han recordado a los londinenses durante el Blitz,
personas llorando ante sus seres queridos asesinados por las bombas y misiles
rusos, los refugiados huyendo a las fronteras ¡y padres despidiéndose de sus
hijos u hombres de sus mujeres para ir a luchar! Como dice la portada de la revista Time: “El retorno de la historia. Cómo
Putin destrozó los sueños europeos”. Después de un breve análisis del presente
retomaremos el Frente del Pacífico y sureste asiático.
No nos consideramos
opinadores de toda noticia, nuestra meta es la investigación permanente de
algunos temas específicos (los de nosotros son: el personalismo político desde
el siglo XIX, la democracia, la SGM y el cine histórico). Pero desde esas
perspectivas podemos “mirar” y buscar comprender el presente y afirmar que el
primer día de la ocupación rusa parecía que Goliat vencería a David ante una
nueva Blitzkrieg (apoyada en la
diferencia abrumadora entre agresor y víctima) y no se tenían noticias de
resistencia por parte del ejército ucraniano, pero al pasar 24 horas las cosas
cambiaron radicalmente con la unidad de Occidente frente a Rusia tomando decisiones
inéditas en la historia. Sanciones económicas que desplomaron el rublo en 30 %
y el abandono del pacifismo alemán y la tradicional neutralidad de Suecia ¡y
Suiza! (al enviar armas a los defensores). Ni hablar de Polonia que
generosamente fue el primero en enviar ayuda militar y recibir miles de
refugiados. Pasan los días y la opinión pública internacional, los Estados en
especial las democracias, se solidarizan con el pueblo ucraniano que nos
recuerda a los finlandeses en la Guerra de Invierno (1939-40) al enfrentarse a
los tanques soviéticos solo con bombas molotov (acá fue que se originaron).
Es imposible no
pensar en las palabras de nuestra querida maestra Graciela Soriano de
García-Pelayo que asumimos como historiadores:
Pienso, con Croce, que “toda
historia es historia contemporánea”. Así reconozco y expreso que mis intereses
como historiador arrancan del presente y se explican por él y desde él. Quiere
decirse que en él y desde él he gestado unas propias preocupaciones
historiográficas. (…) El siglo xxi en
el que recién entramos, con todo su desarrollo tecnológico e informático, está
mucho más cerca de los dos anteriores, lo cual conduce ineludiblemente a preguntarse
por qué subsisten los problemas, los procesos no se cierran y las mentalidades no
cambian. (…) La reflexión se nutre de inmediato, pues, de un lado, con la
observación, desde la actualidad, del contraste entre los cambios aparentes y
el estancamiento de la mentalidad, de otro, con otras reflexiones que buscan la
explicación de una lógica histórica que devuelve recurrentemente el proceso,
como en un olvidado “juego de la oca”, a casillas anteriores a las que
ingenuamente no hubiéramos creído nunca regresar. (“Formas del curso de
la historia en Venezuela: ¿Historia con sentido o “juego de la oca”?”; 2006).
En este sentido, es
inevitable ver el retorno de una guerra en Europa con amenazas de otra en Asia
(el mismo día de la invasión China se acercó al espacio aéreo de Taiwan con
cazas). Y la primera causa de la misma en Ucrania es una Rusia que vuelve con
sus anhelos imperiales que nacieron con Pedro el Grande (1672-1725) y que
llegaron a su máxima expresión con la victoria de la SGM bajo la Unión
Soviética, por no hablar del trauma que significó que una nación europea le
generara 27 millones de muertos en una guerra de exterminio durante este mismo
conflicto ¡Y que por tanto no se les debe permitir que se acerquen más a sus
fronteras! (Derecho Internacional, soberanía, autodeterminación de los pueblos
¡bien, gracias!).
Ahora, volviendo al 80
aniversario de la SGM en nuestro análisis de la ofensiva japonesa en el
Pacífico y el sureste asiático, después de la conquista de la estratégica
fortaleza de Singapur (explicada en nuestro anterior entrega), los nipones
anhelan consolidar el perímetro defensivo que aísle Australia, la India y los
Estados Unidos de su principal fuente de petróleo y caucho que será Indonesia (además
de madera y arroz). Pero también representa una gran cantidad de mano de obra porque
es la colonia más poblada de la región después de China y la India; 70 millones
de almas de los cuales cuatro serían obligados a trabajar para el ocupante. Es
la joya estratégica y su conquista comenzó, tal como explicamos los artículos
II, IV y V de esta serie, a poco más de una semana del ataque a Pearl Harbor el
16 de diciembre de 1941 con la invasión del Borneo inglés y se terminará el 21
de abril de 1942. Las islas más importantes eran Java (donde está su capital:
Yakarta, conocida en esos años como Batavia) y Sumatra (esta última separada de
Singapur por una pequeña franja de mar conocida como el estrecho de Malaca). En
su avance de norte a sur de las fuerzas del general Hisaichi Terauchi (ascendido
en marzo a “Gensui” o mariscal de campo) por las islas, conquistan Borneo el 23
de enero, las Célebes caerían en febrero y desde allí con el dominio de sus
aeródromos y con el apoyo de los portaviones Hiryu y Soryu ocuparían
Ambon y Timor (la mitad era colonia portuguesa y no le fue respetada su
neutralidad).
El desembarco en
Sumatra fue precedida el 14 de febrero por la toma de su aeródromo en Palembang
por medios aerotransportados (casi 500 paracaidistas japoneses) y el 23 fue
apoyado por un levantamiento popular contrario a los holandeses. Por esta razón
se liberaría al líder independentista Achmed Sukarno que colaboraría con el
nuevo ocupante hasta que cambió de bando. En la isla se lucharía hasta el 28 de
marzo. Los Aliados trataron de coordinar sus acciones bajo un solo comando a
partir del 15 de enero el cual recayó en el británico general Archibald Wavell
(conocido por su acción en el Medio Oriente en especial la “Operación Compass”,
ver nuestros artículos de enero del 2021). Una de sus acciones más importantes
fue reunir una flota combinada para evitar los desembarcos en Java generando la
Batalla del Mar de Java el 27 de febrero de 1942. La misma fue la más grande
hasta la fecha desde la de Jutlandia (1916) en la Primera Guerra Mundial. Los
Aliados al mando del contraalmirante holandés Karell Doorman (que decidió
hundirse con su crucero) se poseían 14 barcos y del lado japonés bajo el
contraalmirante Takeo Takagi eran 18 que protegían a 40 transportes. En esta
ocasión el protagonismo fue el diestro uso de torpedos del lado japonés, la
aviación solo ayudó en la ubicación del enemigo. Del lado Aliado se cometieron
varios errores como el no tener apoyo aéreo y falta de coordinación, lo que les
costó 5 naves y 2300 marinos generando solo daños a un destructor nipón. Existe
un documental neerlandés del mismo título de la batalla dirigido por Niek
Koppen en 1995 y sobre Indonesia no conocemos películas salvo las que se
centran en su independencia (en el 2020 dirigida por Jim Taihuttu se estrenó
una sobre el tema: The East).
El triunfo de la
Armada Imperial Japonesa le permitiría consolidar la conquista del archipiélago
de Indonesia que era su principal objetivo en la ofensiva desde Pearl Harbor. Grandes
cantidades de alimentos, petróleo y caucho abastecerían su máquina de guerra
hasta que sus líneas de comunicación comenzaron a ser cortadas por la
reconquista Aliada de los mares en los años siguientes. Holanda perdió su
Armada lo cual facilitó la independencia de sus colonias una vez finalizada la
SGM, hecho que se fortaleció con su derrota y el desarrollo de los movimientos
independentistas estimulados por lo que los nipones llamaron “la Esfera de
Coprosperidad de la Gran Asia Oriental”. La semana que viene explicaremos qué
ocurría en China simultáneamente a la expansión del Imperio del Sol Naciente,
el cual es un ejemplo de cómo Occidente no abandonó a este pueblo que luchaba
contra un invasor mucho más poderoso militarmente.
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