Cuando lo inminente se hace esperar
Carlos Balladares Castillo
Publicado en El Nacional
No me cabe la menor duda que
después de 20 años en que el chavismo-madurismo ha estado jugando con nuestras
vidas cual “video game”, la semana pasada apareció en sus pantallas la famosa
frase que dice: “Game over”. El usurpador golpea el teclado anhelando más
tiempo para seguir con sus juegos de simulación de utopías. Manda a llamar a
sus técnicos pero estos nada pueden hacer. “¡Llamen a los rusos!”, grita, pero
no responden salvo un frío: “pague lo que nos debe”. “This is the end”, canta
la banda The Doors.
A pesar de esta realidad
pareciera que el sueño esperado por los demócratas y por todos los hombres de
buena voluntad que anhelan vivir en un país normal se demora. Es tal nuestro
deseo de libertad; son tantos los años de espera en medio del sufrimiento en
especial de los que han perdido a sus familiares por la acción de los cuerpos
represivos, por la destrucción del sistema de salud o por no combatir la
delincuencia, que saber que el juego ha terminado pero el perdedor no quiere
aceptarlo y se aferra a la cancha, a los mandos, al espacio; es natural que ya
no queramos seguir esperando más. Y tememos por la enseñanza del coro del Himno
Nacional. ¡No puede ser! Si nuestra historia ha sido la resistencia no hay
razones para desesperar en la víspera. Seguir aferrados al sueño y animar la
lucha sin descanso hasta lograr la gran meta es nuestro deber republicano ¡y de
humanidad!
¿Cuáles son las posibles
acciones de la oligarquía chavista en estos momentos? Considero que volver con
la vieja táctica de culpar al líder de los demócratas de lo que son las
consecuencias de sus acciones: por un lado ante el pueblo debido al
empeoramiento de la crisis humanitaria ante las nuevas sanciones petroleras, y
por el otro tratando de influir a lo interno de la oposición mostrándolo como
moderado o débil de manera que se anime a los radicales a promover una nueva
división. Y si no queda otra que entregar, quitarle toda posibilidad a los que
consideran “sus enemigos” para que no podamos recuperarnos como sociedad y
ellos retornen en un futuro al poseer recursos para hacer campañas electorales.
¿Qué hacer? Creo que hay que generar la crisis que lleve a las rupturas
internas del régimen y quizás todo lo relativo a la ayuda humanitaria, cuyo
objetivo fundamental es proteger a los más vulnerables ante la destrucción de
la salud y la alimentación que genera el modelo socialista, pueda – sin ser su
meta - servir para ello. Porque el estilo político que fundó el difunto, basado
en sus claras condiciones de proyecto totalitario, prohibía no solo que la
oposición hiciera política sino que cualquier persona que no fuera parte de su
Estado-partido pudiera hacer el bien a la gente. La gente, entonces, debe saber
CON HECHOS que el gobierno democrático tiene como prioridad salvar las vidas de
su pueblo.
Aunque no haya cesado la
usurpación se ha iniciado la transición a la democracia. Es inevitable recordar
la que empezó hace exactamente 20 años pero en el sentido contrario: de la democracia
al sistema chavista. En aquel entonces se percibía el cambio, al igual que
ahora, pero con la gran diferencia que hoy hay un hartazgo generalizado. Desde
1998 siempre hubo un 40 % de la población que rechazó y resistió la instalación
del proyecto con intenciones totalitarias. Hoy la esperanza es generalizada
superando el 80%, lo cual me hace pensar que ante las presiones debidas llegará
un momento que los únicos que sostienen esto (los militares) tácitamente
pensarán y actuarán ante esta realidad como algo inevitable. La actitud (amabilidad, empatía, simpatía) de
los policías en la marcha-concentración por la Ayuda Humanitaria del sábado 2
de febrero pasado muestra claramente un cambio, siendo el mejor ejemplo las
palabras del jefe de la PNB en Lara. Para ello debemos seguir unidos y activos bajo
el liderazgo de la Asamblea Nacional y el Presidente Encargado, sin escuchar ¡y
mucho menos servir como repetidor! de todas las mentiras que nos mandan los
laboratorios del régimen y jamás rechazar al que se cambia de bando sino todo
lo contrario: abrazarlos. De esa forma estaremos iniciando la necesaria
reconciliación nacional. Dios quiera que nuestro espíritu fiestero anime a las
fuerzas represivas a no querer perderse o echar a perder el bonche del fin de
esta tragedia.
Y si hay dudas, a pesar de
los argumentos que la historia nos ofrece, no olvides las palabras del gran Thomas
Paine (1737 - 1809): Estos son tiempos
que ponen a prueba el alma de los hombres. El soldado en verano y el patriota
en tiempos tranquilos se abstendrán en esta crisis de prestar servicios a su
país; pero el que puede resistir ahora merece el amor y el agradecimiento de
hombres y mujeres. La tiranía, como el infierno, no es fácil de vencer; pero
tenemos este consuelo: que cuanto más duro es el conflicto tanto más glorioso
es el triunfo. Lo que nos cuesta poco, lo estimamos también en poco: es sólo lo
que nos cuesta lo que da a cada cosa su valor. El Cielo sabe cómo poner un
justo precio a sus bienes; y sería extraño, en verdad, que un artículo tan
celestial como la Libertad no fuese altamente valorado.
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