Sunday, November 25, 2018

Breve entrevista al novel historiador venezolano (25): Norbert Molina Medina (y segunda parte)

(segunda parte)

6. ¿Cuál fue su primer escrito como historiador o cuál fue el que más le gustó? ¿Cuáles son sus ritos cuando se dedica a escribir sobre historia?

Prefiero contarles sobre los que más me han gustado. Sin duda, las tres publicaciones que surgieron de mi tesis de Maestría: Historia de las relaciones diplomáticas Venezuela – Japón (1938-2008) (2012) –dedicado a mis padres José Alvio Molina Escalante y María Mélida Medina Araque–; La inmigración japonesa en Venezuela (1928-2008) (2012); y Venezuela-Japón: Una historiografía insospechada sobre sus relaciones diplomáticas (2013). No obstante, en los trabajos posteriores creo que he venido mejorando en muchos aspectos: escritura, enfoque, análisis. En todo caso, es mejor dejarlo para los críticos de la historiografía, son ellos los indicados y no yo, para hablar de mi obra. Como ritos, me gusta escribir en las mañanas, bien temprano, luego del aseo personal y bien desayunado. No puede faltar la música mientras escribo y si hay, un buen té verde chino.

7. ¿Qué tiempo diario o semanal le dedica a la historia? ¿Qué está leyendo en este momento?

Normalmente paso la semana dando clases e investigando, estudiando. Incluso, los fines de semana pueden ser de mayor trabajo. Se requiere de tranquilidad, algo de paz, en contraste con el ajetreo de la semana y las tareas por cumplir. Siempre hay que corregir, indagar, fichar, escribir. El historiador siempre tiene algo que leer. En estos momentos estoy leyendo dos libros al mismo tiempo; de un diplomático español, Eugenio Bregolat: La segunda revolución china. Las claves sobre el país más importante del siglo XXI; y de Jean-Baptiste Duroselle: Todo imperio perecerá. Teoría sobre las relaciones internacionales.

8. Además de la Historia, ¿tiene otros gustos, placeres o vicios?

También me gusta la poesía, la música. En la otra vida, creo que acompañaría mi formación de historiador con la de músico. Me gusta viajar, creo que es la mejor forma de percibir con los sentidos, lo que por la vía de la historia y la literatura se nos acerca. La gastronomía, ¿a quién no le gusta comer sabroso?

9. ¿Cómo es su relación con las redes sociales e internet en
general? ¿En qué puede ayudar el internet a la historiografía? (si
tiene twitter nos gustaría conocerlo y divulgarlo si le parece).

Me confieso un adicto internauta. Como les he contado, antes de ser historiador, me gradué de TSU en informática. Hago uso de correo electrónico, Facebook, Twitter, Instagram, Skype, What’s app, Wechat (para mis contactos en China)… En fin, soy un historiador que se ayuda muchísimo de la tecnología, de las redes sociales. Considero que en estos tiempos son herramientas fundamentales, gracias a ellas no sólo divulgo lo que escribo, sino que he conocido a otros colegas he intercambiado libros, artículos, documentos, entre otros. Actualmente, es posible que la mayor reserva de conocimiento científico esté disponible en internet. No concibo a un historiador negado a esta realidad. Internet y las redes sociales son ahora la mejor herramienta que tenemos para poner a disposición de la comunidad académica internacional, lo producido en nuestros centros y grupos de investigación. Estamos en la era digital. Mis cuentas de usuario son:

Correo electrónico: norbert2609@hotmail.com / norbert@ula.ve

Facebook: Norbert Molina Medina

Twitter: @norbertmolina

Instagram: norbert.molina

         Skype: norbertmolina

         Wechat: Norbert_Molina_M


10. ¿Cómo sobrevive (en lo económico, en lo profesional y en lo
espiritual) siendo historiador? ¿Se puede ser historiador en Venezuela?

Sobrevivo como lo estamos haciendo todos los venezolanos en estos tiempos de oscurantismo: ¡haciendo milagros! En lo profesional, me encanta mi trabajo y lo hago complacido del aporte que estamos haciendo para el país, el Estado y la sociedad. A veces se valora más fuera de nuestras fronteras que acá, o por lo menos esa es mi experiencia. Por supuesto que se puede ser historiador en Venezuela, yo soy uno de ellos. Conozco muchos más que han hecho un trabajo invalorable, vaya para ellos mi reconocimiento, respeto y admiración. Claro está, en estos tiempos de desprecio por el conocimiento por parte de las autoridades de Venezuela, cuesta mucho ser no sólo historiador, sino arquitecto, ingeniero, médico, astronauta, matemático… cuesta mucho vivir. Estoy consciente del trabajo que hacemos y de la importancia que tiene. Espiritualmente tranquilo, agradecido con la vida, con mi familia, mis amigos y con lo que hago.

11. ¿Para qué sirve la historia? ¿Tiene futuro el estudio de la historia en general y en Venezuela?

La historia sirve para entender la sociedad que somos. También para crear sentido de pertenencia. Si realmente un país como el nuestro, tuviera sólidos cimientos de su proceso histórico, no habríamos cometido tantos errores… no estaríamos metidos en este problema de ahora. La historia siempre tiene futuro. Desde hace años oigo decir que las humanidades llegaron a su fin. No estoy de acuerdo. Cada vez que una coyuntura se genera en el mundo, los primeros a los que se acude es a los historiadores, buscando respuestas, análisis, interpretaciones de lo ocurrido, causas, consecuencias. Por algo será que los persiguen en muchos países ¿no? Creo que todo conocimiento tiene futuro, sea fuera o en nuestro país.

12. Si cree que existe la venezolanidad o la identidad venezolana ¿cómo la definiría? ¿La historia de Venezuela ha sido un fracaso? ¿Qué piensa de nuestro presente?

Parece que Einstein dijo que el nacionalismo era una enfermedad infantil, el sarampión de la humanidad. La identidad venezolana a veces me cuesta creerla. Somos tan distintos los andinos, de los orientales o llaneros, que me hace recordar a Pino Iturrieta con aquello de que la identidad es una necedad inventada por los antropólogos (con el respeto de los antropólogos). No considero que la historia de Venezuela haya sido un fracaso. Nuestro presente es aterrador, quizá la crisis más devastadora de toda nuestra historia republicana. Pero pasará, nada permanece igual, el cambio es la esencia del universo (Heráclito). Ojalá aprendamos la lección, y se nos quite la costumbre de estar esperando a un mesías que, en nombre de otra revolución, termine enterrando las esperanzas de una sociedad entera a vivir con dignidad.

13. Recomiéndeme más de 2 historiadores noveles y/o jóvenes
que deberíamos entrevistar (no olvide darme sus emails, estos no se
harán públicos)

Sócrates Briceño. 
Elizabeth Manjarrés.

14. Ahora invente una pregunta, la hace y se responde a sí mismo.

¿De dónde nació su interés por estudiar el área afroasiática?

En 2005, siendo estudiante de Historia ingresé como beca trabajo (auxiliar de investigación) en el Centro de Estudios de África, Asia y Diásporas Latinoamericanas y Caribeñas “Dr. José Manuel Briceño Monzillo” (CEAA) de la Escuela de Historia (ULA), en donde me fui interesando por el área afroasiática. Ahí he compartido y aprendido con todos sus miembros, además del profesor Hernán Lucena Molero (director del CEAA), con los profesores Ismael Cejas Armas, Elías Capriles Arias, Rowena Hill, Trino Borges, entre otros. De tal manera que ha sido una experiencia grata de la cual puedo decir, me siento orgulloso.

15. Puede hacerle una pregunta al entrevistador si lo desea

¿Cómo surgió el interés por dar a conocer a los jóvenes historiadores venezolanos?

Responde Profeballa: 

¡Mil gracias por su tiempo y respuestas! Ruego disculpas por la demora en su publicación. Desde hace años vengo desarrollando éste blog en el cual anhelo divulgar la historia y la historiografía nacional, y ante la existencia de tanto joven o novel historiador cuya obra muchas veces es desconocida, pensé que era justicia darlos a conocer. Es una iniciativa modesta que espero ayude en algo. 

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