Sunday, October 18, 2015

Entrevista al joven historiador Venezolano (18) Alejandro Caceres (y 3º parte)



(viene de la segunda parte publicada ayer). 

14.   ¿Cómo es su relación con las redes sociales e internet en general? ¿En qué puede ayudar el internet a la historiografía? (si tiene twitter nos gustaría conocerlo y divulgarlo si le parece).

Internet, y en particular las redes sociales son posiblemente de las grandes revoluciones del siglo XXI, aunque creo la humanidad aún está en proceso de aprendizaje para manejar su poder, y de ponerle fronteras para que, en la esfera individual de cada persona, estas no le alejen de su entorno más cercano y su familia, o que se conviertan en factor de frustración profesional o personal por creer que aquello que los miembros de su red social proyectan a través de ellas en imágenes, videos o comentarios, es la realidad, cuando en la mayoría de los casos no es más que un maquillaje de una vida humana falsa, exenta de la dualidad de alegrías y tristezas, éxitos y caídas que es lo normal. Ahora bien, para la historiografía es valiosísimo ya que a un click de distancia se puede acceder a monografías, fuentes primarias e incluso desarrollar redes de contacto y escribirse con historiadores que trabajan temas similares a miles de kilómetros de distancia. Por otro lado, Twitter es una tecnología que respeto mucho, porque permite acceder y comunicar masivamente información de forma rápida y es complicada de ser censurada, por lo cual es gran aliada de la democracia y la libertad de expresión, pero tiene la debilidad de que lo escrito impulsivamente sin pensar o validar las fuentes puede tener un alto costo de reputación, mi twitter es @aecaceresh.

15.   ¿Cómo sobrevive (en lo económico, en lo profesional y en lo espiritual) siendo historiador? ¿Se puede ser historiador en Venezuela?

Hasta ahora te he contado de mi faceta en el mundo de la historia en los últimos 5 años. Ahora bien, me gradué en 2002 (tres días antes que se iniciara el paro petrolero) y mi vida profesional ha sido en el mundo corporativo, donde me he dedicado al área de estrategia y la planificación corporativa habiendo pasado también por el área de consultoría, finanzas y desarrollo de negocios. Por otro lado, definitivamente se puede ser historiador en Venezuela, aunque un gran reto es como un historiador puede enfrentarse a la indetenible pérdida del poder adquisitivo y con el sector educativo público y privado fuertemente restringido en términos presupuestarios. Sin embargo, no lo veo complicado: en mi experiencia en Holanda y con mis alumnos de maestría en la UCAB he podido constatar que un historiador maneja la visión de proceso balanceando el largo y el corto plazo, es capaz de compilar, analizar y sintetizar información dispersa y ofrecer explicaciones de fenómenos de forma escrita o hablada y persuadir a su audiencia con su argumentación, y puede tener un manejo integral del entorno… todas ellas habilidades que cualquier organización valoraría muchísimo en un profesional, lo cual le permitirían al historiador no solo tener una carrera netamente académica sino también participar en una multiplicidad de proyectos en otros ámbitos que le gratifiquen altamente en términos económicos, profesionales y personales.

16.   ¿Qué profesión u oficio ejercería de no ser historiador? ¿Abandonaría su profesión de historiador? ¿Por qué?

Como te mencioné tanto el mundo de la historia empresarial como el mundo de la gerencia en estrategia y planificación corporativa me apasionan y creo se retroalimentan, por lo que teniendo la posibilidad, ejerzo ambas sin que afecte una el desempeño en la otra, a costa de algunos sacrificios, y balanceándolo con la vida fuera del mundo corporativo y académico. ­

17.   ¿Para qué sirve la historia? ¿Tiene futuro el estudio de la historia en general y en Venezuela?

Creo firmemente que la historia sirve para dar las claves del presente y el futuro estudiando el pasado, por más cliché que suene, y permite a las personas comprender mejor su entorno, y como este se construyó (o destruyó). En particular en circunstancias de fuertes crisis, como la que sufre Venezuela en términos políticos y económicos desde 1975 cuando comienza el colapso al mismo tiempo del modelo económico - el capitalismo rentístico teorizado por Asdrúbal Baptista y el político - el sistema de conciliación de elites, desarrollado por Juan Carlos Rey. En estos periodos la historia ayuda a ganar una comprensión del presente y a la vez tener la certeza de la posibilidad de cambio cuando la sociedad se lo propone. Por otro lado, definitivamente en Venezuela tiene futuro la historia, ya que incluso procesos que se pensaba estaban totalmente estudiados y con explicaciones definitivas, como el proceso de independencia en Venezuela, a la luz de revisiones que están haciendo historiadores venezolanos surgen explicaciones alternativas no consideradas anteriormente y se ha retomado el debate… si eso es así con la independencia, que queda para el resto de la historia venezolana… este es un campo fértil por siglos, porque la historia es inagotable, ya que cada día se va generando nueva historia.

18.   Si cree que existe la venezolanidad o la identidad venezolana ¿cómo la definiría?

En Venezuela la identidad que se fue construyendo durante la Colonia y el siglo XIX, en la primera mitad del XX se potencia con el petróleo, que nos da un impulso y nos lleva hasta cierto nivel en materia de infraestructura, educación básica y salubridad, pero no permitió seguir construyendo otros valores e instituciones que han sido los críticos para el éxito de las sociedades, como por ejemplo el que Naim y Piñango resaltan en su Caso Venezuela, los mecanismos de resolución de conflictos, inexistentes en Venezuela, y estamos viviendo las consecuencias.  Sin embargo, no hay que caer en el error de pensar que el petróleo es una maldición porque no nos dio eso, ningún recurso natural brinda eso, puede ayudar y catalizar el proceso si las elites y la clase media, los factores críticos para el desarrollo en Occidente, por la naturaleza de su proyecto o las exigencias del resto de la sociedad, utilizan los recursos con sabiduría. Paradójicamente tal vez una de las instituciones donde hasta 1975 se construyó una mística, disciplina, capacidad de trabajo y conocimiento fue la industria petrolera, para ese momento ya casi íntegramente conformada por venezolanos, y que permitió que hasta comienzos del siglo XXI mantuviera su competitividad en la industria petrolera mundial. Otro elemento que ha moldeado la identidad venezolana en la segunda mitad del siglo XX han sido las inmigraciones, de europeos en los 40s y 50s y de latinoamericanos en los 70s y 80s que han ido moldeando la identidad venezolana de forma sustancial. Hoy por hoy hay una palabra que define la venezolanidad: el rentismo.

19.   ¿La historia de Venezuela ha sido un fracaso? ¿Qué piensa de nuestro presente?

Ninguna historia es un fracaso, depende del tiempo y lugar que le toque vivir a una persona. Si a alguien en 1899 le hubiesen preguntado por la historia de Venezuela, en un país sin instituciones fuertes, empobrecido y en guerra, hubiese dicho que es un fracaso rotundo, un “finis patriae” como el que escribe Manuel Diaz Rodríguez para rematar una de sus novelas. Si hubiesen hecho esta pregunta en 1975 en la cúspide de la prosperidad petrolera, con instituciones, democracia, empresariado y fuerzas armadas aparentemente fuertes y alineadas con un proyecto de republica liberal democrática, hubiese afirmado que es un éxito y va camino de ser un país desarrollado en 10 años (aunque voces agoreras como las de Mario Briceño Iragorry, Arturo Uslar Pietri, Domingo Alberto Rangel y Juan Pablo Pérez Alfonzo anunciaran lo contrario). Si lo preguntas hoy en el 2015, la respuesta sería muy similar a la de 1899, y con la misma desazón e incertidumbre acerca de que nos depara el futuro. Ahora bien si la historia no fracasa, las élites o los grupos que dirigen o influencian las decisiones de un país si lo hacen, y pareciera que estamos ante el fracaso colectivo de varias generaciones de venezolanos desde la segunda mitad del siglo XX. Lo cierto es que Venezuela está convergiendo hacia un país latinoamericano normal… donde la gente que no ve futuro emigra, donde el que sí lo ve o no le queda otro remedio se queda, donde hay que trabajar y exportar para generar divisas y abastecer al mercado, donde los productos que nunca faltan en los anaqueles es porque están a un precio relativamente parecido al internacional… ya está claro que la Venezuela que existió entre 1950 y 1975, no fue más que un espejismo del rentismo petrolero, una Disneylandia o un Dubái, totalmente real y tangible para que el que vivió esos 25 años y disfrutó haber sido parte de la clase media más poderosa del mundo, envidiada por toda Latino América... pero no para los que nacimos bordeando los 80s que solo conocemos ese tiempo por las historias de nuestros padres, o las obras de infraestructura que se construyeron en el periodo que aun existen. 

En el 2050, ¿cuál será la respuesta a tu pregunta? depende de la construcción de instituciones, de los precios del petróleo, las energías alternativas y el aprendizaje de las lecciones de la supernova del rentismo que han sido estos últimos 15 años, y que las élites (clase media educada, militares, eclesiásticas, empresariales, políticas) desarrollen un proyecto de país democrático, justo y próspero, se generen los pactos necesarios y durante décadas se sigan la líneas maestras de ese plan.

20. ¿Qué debemos hacer con el culto a Bolívar y la Historia Patria?

Bolívar fue un hombre, no un semi-dios, y más aún un hombre de su tiempo, y así hay que entenderlo y estudiarlo: en la dimensión de su drama humano, en la de sus logros y grandeza, y de sus frustraciones. No hay que caer en tener una linealidad de pensamiento en cuanto a que Bolívar fue el mismo a lo largo de su vida, que nunca se equivocó y que su pensamiento es el que debe ser el faro de nuestro proyecto de país. La historia patria tiene el reto de desmitificar a los héroes y darle su lugar valorando objetivamente sus logros y reconociendo sus fracasos, sin pensar en panteones nacionales o religiones civiles. Así, valorando las contribuciones para la construcción de la Republica de Venezuela de José Antonio Páez y Antonio Guzmán Blanco, con sus aspectos positivos y negativos, bien pudieran ser superiores a las de Bolívar.

21. ¿Qué recomendaría a los noveles historiadores?

Desde mi perspectiva, llegando al mundo de la historia luego de pasar por muchos otros, querer ser historiador y haber nacido en Venezuela es una bendición escondida: tener los archivos en su mayoría poco estudiados y revisados, y un proceso histórico donde las respuestas son aún tentativas, es lo que soñaría un historiador en Noruega, en Estados Unidos o Alemania, que se ven obligados a venirse a este lado del mundo para buscar proyectos para escribir sus monografías. En cuanto al tema de mantener el nivel de vida, si el tema de estudio seleccionado por el historiador se inscribe dentro de un gran debate global o regional, si se habla, lee y escribe razonablemente bien en inglés, la probabilidad que los fondos (en dólares) estén disponibles para hacer la investigación y vivir dignamente es muy alta. La complejidad de esto es que hay que documentarse en cuanto a cuales son los debates globales y regionales que son de interés en el momento, esa es una gran ventaja de internet donde puede hacerse hasta gratis; por otro lado puede implicar el sacrificio de verse obligado a estudiar no lo que le interesa genuinamente al historiador, sino lo que es relevante para los debates historiográficos regionales o globales, y lo más importante establecer una red de contactos internacional entre historiadores que trabajen su tema, para lo cual internet ayuda muchísimo también. Finalmente, creo prudente hacer un plan de carrera, identificando donde se quiere estar en 5, 10 y 20 años, si se quiere una carrera internacional o una local, si se desea ser exclusivamente investigador, docente, o combinarlos con actividades de consultoría, en que rama de la historia, quienes serían los potenciales maestros y latrocinantes para lograrlo, como se van a obtener los recursos para vivir durante el proceso, así como tener muy claro que limitaciones se tienen, y que habilidades se necesitan desarrollar o fortalecer y establecer un plan para cerrar esas brechas.

22. Recomiéndeme más de 2 historiadores noveles y/o jóvenes que deberíamos entrevistar (no olvide darme sus emails, estos no se harán públicos)

El profesor y amigo mutuo Guillermo Guzmán.

23. Ahora invente una pregunta, la hace y se responde a sí mismo.

¿La historia es divertida? Si, aunque ocurre como la matemática, que las personas la aman o la odian en función de quien se la haya dado en la educación básica y media. Si era un caletre, aprenderse nombres y fechas de memoria, es una pesadilla porque no desarrolla capacidades mas allá de la memoria, que ahora con internet básicamente son innecesarias, ahora bien si era un análisis, entender cómo y por que ocurren los procesos, y estar claro de los grandes hitos, puede ser muy divertida, porque a la postre de lo que más divierte a los seres humanos es escuchar historias.

24. ¿Qué otras preguntas deberíamos hacer en esta entrevista? ¿Cuáles consideran que deberían eliminarse o modificarse?

Me parece completo el cuestionario.

 25. Puede hacerle una pregunta al entrevistador

Carlos, desde que te conozco hace ya más de un lustro, he admirado la mística casi religiosa que tienes con la historia, ¿qué te mueve a hacerlo y como la mantienes viva?

Responde Profeballa: Antes de responderte aprovecho para darte las gracias. En verdad que es admirable tu formación ¡Qué suerte tenerte como amigo y que nos hayas brindado con tanta amabilidad tu tiempo y conocimientos en esta entrevista! ¡Qué suerte para Venezuela que no has emigrado! 

Gracias por considerarme un "místico de la historia", eres muy amable. Me mueve una vocación que no puedo explicar su razón de ser. Desde pequeño siento una fuerte atracción por todo lo antiguo. Viví la misma experiencia que tú con todas esas series y libros, se puede decir que ese rato frente a la pantalla conociendo todo ese mundo del pasado me mantenía en un éxtasis, y luego desembocaba en una busqueda frenética de libros e información sobre los hechos vistos (¡revividos de algun modo!). Vivir leyendo, escribiendo, conociendo y discutiendo (docencia) sobre historia me hacía y me hace feliz; y me parece la mejor contribución personal para ayudar a que nuestro país (y el mundo) sea tal como sueñas: "un país democrático, justo y próspero". El no ver realizado este proyecto y el deseo de comprender la compleja realidad venezolana (y humana) me ayuda a mantener viva la pasión por la historia.

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