Acaba de aparecer un libro que comienza a contar una larga y
prodigiosa historia. La historia de las artes plásticas en el siglo XX en
Venezuela. La profesora Arlette Machado dialogó durante muchos días con Sofía
Imber, la interrogó, la condujo a los hechos del pasado, la precisó, y ahora
aparecen estas “memorias conversadas” que constituirán una referencia, como
decimos, en el proceso de las artes plásticas en nuestro país. El libro, Mil
Sofía, aparece bajo el sello editorial de Libros Marcados.
Esto de Mil Sofía puede ser enigmático. Quizás quiere decir
que en Sofía conviven muchas Sofías o que, en efecto, imaginamos de
esas conversaciones que se prolongaron durante mil y una noches.
Tanto tiene que decir Sofía, ha vivido en medio de épocas de signos
antagónicos, tanto en Venezuela como en Europa, y aquí cuenta también sus
orígenes personales y los de su familia cuando tuvieron que huir de la
Revolución rusa, y cómo llegaron un buen día a Venezuela. Nació en Besarabia.
Desde su niñez, Sofía estuvo siempre en el ojo de la tormenta. Nadie es
tan venezolano como ella, ni ha aportado tanto ni ha padecido tanto, y sin
embargo, nadie tampoco tiene su fuerza y su optimismo.
Estuvo siempre en el ojo de la tormenta, como personaje mediático Sofía
mantuvo durante décadas, con su esposo Carlos Rangel, el programa de televisión
Buenos Días, por el cual desfilaron los más famosos y los más polémicos.
Sin discriminación y también sin consideración, quienes concurrieran allí
sabían de antemano que las preguntas serían dilemáticas y que no cabrían las
medias tintas. Sofía dirigió revistas y escribió una columna con un título
que habla por sí mismo: “Yo, la intransigente”.
Cuando decimos que en estas conversaciones se relata o se
cuenta la historia de las artes plásticas en Venezuela es porque Sofía
conoció, trató y escribió sobre los grandes, Reverón, Cabré,
Castillo, Monasterios, Soto, Alejandro, Cruz Diez, Zapata, Borges, pero
también porque fundó el Museo de Arte Contemporáneo, el más importante
de América Latina y en cuyas salas dejó un legado
verdaderamente excepcional de la gran pintura del siglo XX, desde Picasso
y Matisse hasta Henry Moore, Francis Bacon, Rivers, Lobo, Rauschenberg,
Segal, Botero. Por su amistad con Sofía, Botero le donó al museo más de 25
grandes obras.
Para demostrarle a Sofía y al mundo que aquel Museo y
aquellos miles de obras no valían nada, y que él disponía de todos los
poderes, un día el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
destituyó a la señora Sofía Imber de la dirección del Museo de Arte
Contemporáneo que ella había creado con tanta pasión. Todo, en nombre de la
revolución y del Libertador Simón Bolívar, guía supremo.
Nota: Pienso, si me permiten, que este no es el final de la
historia.
@consalvi2013
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