INDEPENDENCIA Y PROPAGANDA
La Historia son los historiadores. Quién recuerda desde la contemporaneidad reconstruye a su criterio el pasado. Por muy profesionales que seamos los historiadores, nunca está a nuestro alcance obtener fehacientemente la verdad de los hechos. En la historiografía las impresiones están por encima de los hechos, y ningún documento puede corroborar con exactitud una situación de la realidad. En la Historia la probabilidad es lo que prevalece, la conjetura y sus miles de combinaciones bajo la impronta del más desconcertante azar. Y con todo, el historiador se basta a sí mismo para asumirse en creador de historias que se bifurcan hasta el infinito.
Si hay un tema sujeto a groseras manipulaciones y tergiversaciones es el gran tema de nuestra Independencia Nacional (1810-1823). Y aquí no tratamos de impugnar a la pléyade de los historiadores nacionalistas que a partir del siglo XIX emprendieron la muy sana tarea de reconstruir nuestro pasado post colonial desde la admiración y el respeto que los “padres fundadores” les producían. Lo que aquí queremos mostrar es el “combate periodístico” que se produjo en plena Guerra de Independencia para conquistar el favor positivo de la opinión pública nacional e internacional tratando de ganar adeptos en favor de la causa por la que se luchaba.
Para ello el periodismo militar terminaba reducido a propaganda engañosa. Las victorias en los más modestos combates y escaramuzas se magnificaban, mientras que las derrotas se disimulaban o eran trocadas en resonantes triunfos. Le debemos a Ducoudray Holstein el siguiente testimonio sobre un combate adulterado bajo los imperativos de la propaganda dentro del bando republicano. Nos cuenta éste legionario que en mayo de 1816 el General Bolívar ordenó a un destacamento de 75 hombres la toma de la villa de Carúpano y el fuerte de Santa Rosa que le servía de bastión protector, la escaramuza como tal, apenas se dio, ya que los 25 defensores, semi desnudos y muy mal armados, apenas divisaron al “numeroso” enemigo huyeron en franca retirada. “Ningún hombre fue muerto, herido o capturado”. No obstante el boletín impreso para referir la heroica acción recogió lo siguiente: “Los independentistas llegaron bajo el comando inmediato del jefe supremo encuatro divisiones y las divisiones del General Piar se tomaron el poderoso fuerte de Santa Rosa, después de una gran resistencia y fuego pesado. La división del General Mariño se distinguió por su valentía y sangre fría”.
La misma acción de Carúpano fue referida posteriormente en una gaceta de Baltimore en Estados Unidos, seguramente bajo redactores pro-independentistas libres de prejuicios respecto a la más mínima ética por la verdad periodística, ya que las cuatro divisiones de 75 soldados terminaron por convertirse en un ejército de “7000 hombres fuertes de infantería y 3000 de caballería”. El periodismo convertido en desinformación y propaganda junto a una historia como ficción.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS
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