Este extracto del artículo de hoy del analista política Carlos Blanco me parece una perfecta descripción de lo que se vive en Venezuela.
La huelga de hambre de Antonio Ledezma y de varios ciudadanos más, ha evidenciado a Chávez como la cabeza de un régimen colocado al margen de su propia Constitución, sin ningún acatamiento al marco jurídico que los mismos bolivarianos se quisieran dar a fuerza de su real gana.
El coraje personal de Ledezma ha servido para mostrar, sin estridencias, pero con la radicalidad de quien pone su propia salud en juego, que el golpe de Estado que Chávez protagoniza no es menos golpe que el que intentó Zelaya y tampoco le queda debiendo al que lo sacó del poder. En Venezuela las elecciones ya no sirven para elegir y es lo que la protesta del alcalde mayor muestra con toda inclemencia: los ciudadanos votan en el marco de un ventajismo descarado, bajo diversos mecanismos de fraude, hostigados y reprimidos en sus trabajos y en la calle, y cuando a pesar de todo no se les puede desvalijar de sus victorias, se pone en marcha la máquina del despojo de atribuciones y recursos, el desconocimiento de la institucionalidad, la legislación tramposa y el golpe de Estado continuado contra la ley.
En el actual régimen el voto vale para elegir chavistas; el voto no vale para elegir discrepantes u opositores.
Esta huelga de hambre ha ido mucho más allá. Ha servido para mostrar que los venezolanos no pueden contar mucho con gobiernos demasiado hipnotizados por el sonido espeso del petróleo que fluye desde estas tierras; incapaces de ver la acción sistemática, deliberada y crecientemente represiva, con la que se conculcan los derechos y las garantías..
El coraje personal de Ledezma ha servido para mostrar, sin estridencias, pero con la radicalidad de quien pone su propia salud en juego, que el golpe de Estado que Chávez protagoniza no es menos golpe que el que intentó Zelaya y tampoco le queda debiendo al que lo sacó del poder. En Venezuela las elecciones ya no sirven para elegir y es lo que la protesta del alcalde mayor muestra con toda inclemencia: los ciudadanos votan en el marco de un ventajismo descarado, bajo diversos mecanismos de fraude, hostigados y reprimidos en sus trabajos y en la calle, y cuando a pesar de todo no se les puede desvalijar de sus victorias, se pone en marcha la máquina del despojo de atribuciones y recursos, el desconocimiento de la institucionalidad, la legislación tramposa y el golpe de Estado continuado contra la ley.
En el actual régimen el voto vale para elegir chavistas; el voto no vale para elegir discrepantes u opositores.
Esta huelga de hambre ha ido mucho más allá. Ha servido para mostrar que los venezolanos no pueden contar mucho con gobiernos demasiado hipnotizados por el sonido espeso del petróleo que fluye desde estas tierras; incapaces de ver la acción sistemática, deliberada y crecientemente represiva, con la que se conculcan los derechos y las garantías..
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