Leer antes I.
Introducción (II)
Al estudiar la relación caudillo-territorialidad, en lo que respecta al primer concepto no confundiremos o tomaremos como equivalentes las palabras: caudillo, caudillismo y caudillaje. Es por ello que no afirmamos que en los tiempos de la Independencia e incluso inmediatamente después, existiera en Venezuela un sistema caudillista, entendiendo por tal un sistema político basado en la supra-subordinación por medio de lealtades personales entre caudillos, una especie de “caudillismo piramidal” donde existe un caudillo nacional que domina sobre caudillos regionales y locales[1]. En cambio sí observamos a un conjunto de caudillos locales y regionales que ejercían una jefatura política personalista (este es el caso de Páez el cual estudiaremos), basada en el control por medio del carisma de una hueste armada que obedece a sus designios y que determina su capacidad de negociación ante el poder[2]. Poder que intentaba centralizarse desde las autoridades republicanas o realistas, dependiendo del control que tuviera cada uno del territorio de la Capitanía General. El caudillaje se refiere a las formas de ejercicio de la jefatura, a la relación carismática entre el caudillo y la masa que lo sigue (a las razones del carisma); que en nuestro de estudio está sustentado no sólo en las capacidades de mando y habilidades militares del caudillo, sino también en las lealtades personales (familiares, de compadrazgo, clientelares, etc.) que ha construido en su área de influencia local[3], y que está íntimamente relacionada con su conocimiento del territorio (geografía, costumbres e intereses) y el nivel de identificación que posee con las características del mismo.
En lo que respecta a un caudillo como Páez, el cual no cuenta con la riqueza ni con los vínculos de tipo “señorial” que le permiten establecer relaciones clientelares y de tradicional lealtad “al amo”; amo que es dueño de la hacienda o reconocido “padre de familia” (en el sentido que le dan las Constituciones Sinodales) dentro de la lógica de la sociedad hispana de los tiempos de la colonia[4]. Nuestro caudillo (Páez, y todos los casos que poseen un origen popular) sustenta su jefatura en las relaciones familiares y de compadrazgo, y en la identidad étnica (representación), e incluso consideramos cierta idea de conciencia colectiva o grupal íntimamente ligada al territorio. El deseo de autonomía y diferenciación del resto de las provincias o ante el poder centralizador de Caracas, fue (y esta es parte de nuestra hipótesis) un medio en manos del caudillo para afianzar su relación con las masas que le seguían y que respondían a ciertas “peculiaridades comarcales”. A su vez las relaciones clientelares se generarán luego con la guerra, la repartición del botín y los cargos militares.
La relación entre el caudillo y la territorialidad se observa a su vez en las decisiones que este toma ante los mandatos de la autoridad legal y legítimamente constituida, ante las leyes y las instituciones que poseen una intención centralizadora del mando en medio de la guerra de independencia. El caudillo expresa a través de dichas decisiones su propio anhelo de autonomía como el del territorio en el cual desarrolla su acción política y militar; por lo que puede ser difícil de identificar cuándo se tratan de decisiones personalistas y cuando son expresión de los conflictos territoriales. Además de esta posible confusión; el otro problema al que se enfrenta el historiador es que dichas decisiones, al existir una ausencia de testimonios o escritos del propio caudillo (no es el caso de Páez) e incluso de los archivos del Estado, sólo se pueden observar en sus acciones. Acciones que están descritas en los testimonios que otros dan sobre él, o en los informes o cartas que este “escribe” o envía. En este sentido trataremos de resaltar las relaciones entre dominio y espacio por parte del caudillo, delimitación, posibles vinculaciones jurídicas entre personas y territorio, y la percepción que tienen los seguidores del caudillo sobre el ámbito territorial exclusivo de sus actividades (en especial las sociales, económicas y militares).
La investigación la hemos dividido en una primera parte que establecemos las bases de la territorialidad del Llano usando las fuentes primarias: “capitulaciones genésicas” (creación de 6 Provincias o Gobernaciones[5], a la que sumamos la de Barinas por ser de gran importancia para los Llanos); y fuentes secundarias: análisis de dichas capitulaciones realizadas por los historiadores: padre Hermann González Oropeza, S.J. y Manuel Donis[6], y Rafael Valery Salvatierra[7]. La segunda parte se refiere a los aspectos económicos y sociales, de manera que podamos especificar lo que hasta ahora hemos llamado “peculiaridades comarcales” (siguiendo al historiador Pino Iturrieta), para ello usaremos como fuente primaria algunos relatos de viajeros (tanto de la época como períodos inmediatamente posteriores a la guerra), y como secundaria debemos señalara que existen múltiples fuentes pero nos basaremos en las que nos permitan describir su economía. En la tercera y cuarta parte trataremos todo lo referente al proceso de Independencia en los Llanos para ello utilizaremos documentos relativos a la vida y acción político-militar de Páez, apoyados por la historiografía (fuentes secundarias).
En lo que respecta a un caudillo como Páez, el cual no cuenta con la riqueza ni con los vínculos de tipo “señorial” que le permiten establecer relaciones clientelares y de tradicional lealtad “al amo”; amo que es dueño de la hacienda o reconocido “padre de familia” (en el sentido que le dan las Constituciones Sinodales) dentro de la lógica de la sociedad hispana de los tiempos de la colonia[4]. Nuestro caudillo (Páez, y todos los casos que poseen un origen popular) sustenta su jefatura en las relaciones familiares y de compadrazgo, y en la identidad étnica (representación), e incluso consideramos cierta idea de conciencia colectiva o grupal íntimamente ligada al territorio. El deseo de autonomía y diferenciación del resto de las provincias o ante el poder centralizador de Caracas, fue (y esta es parte de nuestra hipótesis) un medio en manos del caudillo para afianzar su relación con las masas que le seguían y que respondían a ciertas “peculiaridades comarcales”. A su vez las relaciones clientelares se generarán luego con la guerra, la repartición del botín y los cargos militares.
La relación entre el caudillo y la territorialidad se observa a su vez en las decisiones que este toma ante los mandatos de la autoridad legal y legítimamente constituida, ante las leyes y las instituciones que poseen una intención centralizadora del mando en medio de la guerra de independencia. El caudillo expresa a través de dichas decisiones su propio anhelo de autonomía como el del territorio en el cual desarrolla su acción política y militar; por lo que puede ser difícil de identificar cuándo se tratan de decisiones personalistas y cuando son expresión de los conflictos territoriales. Además de esta posible confusión; el otro problema al que se enfrenta el historiador es que dichas decisiones, al existir una ausencia de testimonios o escritos del propio caudillo (no es el caso de Páez) e incluso de los archivos del Estado, sólo se pueden observar en sus acciones. Acciones que están descritas en los testimonios que otros dan sobre él, o en los informes o cartas que este “escribe” o envía. En este sentido trataremos de resaltar las relaciones entre dominio y espacio por parte del caudillo, delimitación, posibles vinculaciones jurídicas entre personas y territorio, y la percepción que tienen los seguidores del caudillo sobre el ámbito territorial exclusivo de sus actividades (en especial las sociales, económicas y militares).
La investigación la hemos dividido en una primera parte que establecemos las bases de la territorialidad del Llano usando las fuentes primarias: “capitulaciones genésicas” (creación de 6 Provincias o Gobernaciones[5], a la que sumamos la de Barinas por ser de gran importancia para los Llanos); y fuentes secundarias: análisis de dichas capitulaciones realizadas por los historiadores: padre Hermann González Oropeza, S.J. y Manuel Donis[6], y Rafael Valery Salvatierra[7]. La segunda parte se refiere a los aspectos económicos y sociales, de manera que podamos especificar lo que hasta ahora hemos llamado “peculiaridades comarcales” (siguiendo al historiador Pino Iturrieta), para ello usaremos como fuente primaria algunos relatos de viajeros (tanto de la época como períodos inmediatamente posteriores a la guerra), y como secundaria debemos señalara que existen múltiples fuentes pero nos basaremos en las que nos permitan describir su economía. En la tercera y cuarta parte trataremos todo lo referente al proceso de Independencia en los Llanos para ello utilizaremos documentos relativos a la vida y acción político-militar de Páez, apoyados por la historiografía (fuentes secundarias).
Citas:
[1] Diego Bautista Urbaneja, 1975, Caudillismo y pluralismo en el siglo XIX venezolano, pp. 135-137.
[2] Inés Quintero, 1997, “Caudillismo” en FUNDACIÓN POLAR, Diccionario de Historia de Venezuela (CD Rom).
[3] Graciela Soriano, 1996), El personalismo político Hispanoamericano en el siglo XIX, p. 57.
[4] Elías Pino Iturrieta, 2007, Nada sino un hombre.
[5] Manuel Donis Ríos, 2001, El territorio de Venezuela. Documentos para su estudio.
[6] Hermann González Oropoeza, S.J.y Manuel Donis Ríos, 1989, Historia de las Fronteras de Venezuela.
[7] Rafael Valery Salvatierra, 2006, La territorialidad venezolana.Origen, formación y cambios de nuestro patrimonio territorial.
4 comments:
Sin duda que Pàez es un ejemplo de caudillismo venezolano, como lo fue Monagas, Gùzmàn, Crespo, Castro y Gòmez. pero lo que me sorprende es que no mencionaran al que en realidad INAUGURA EL CAUDILLISMO EN VENEZUELA...Josè Tomàs Bovez
Te recomiendo leer "Nada sino un hombre" los caudillos son de mucho antes...
gracias por leerme y comentar.
Un Feliz Año Profeballa, en unión de tus seres queridos, abrazos
Gracias Doña Martha! un honor tenerla entre mis blogamigos!
Igual para usted y toda su familia!
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