Sunday, November 16, 2008

Historiador venezolano (Manuel Caballero) opina sobre el antimperialismo de Cipriano Castro, y de Chávez claro, y de las elecciones regionales

Artículos de opinión de los historiadores

Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en
El Universal. El subrayado es nuestro.
Del Cabito al Tenientico

El "Cabito" homenajeado por el "segundo Castro"

Hace algunos años, en un viaje por Asia, un militar venezolano que tiene la lengua tan floja como la tripa, declaró con orgullo: "Yo soy el segundo Castro". Como todo el mundo sabe que en Cuba el segundo Castro se llama Raúl, los pitecantropus reptabundus de sus seguidores interpretaron (e interpretaron bien) que "el primer Castro" era "el Cabito", el dictador venezolano que inauguró el siglo XX, el general Cipriano, el jefe de la Revolución Restauradora y el vencedor de la Revolución Libertadora. Y han comenzado ahora a honrarlo, bautizando una plaza y un mercado públicos con el nombre de "General Cipriano Castro". Se trata de vincular en la memoria colectiva al "cabito" con el "tenientico", por la vía de un supuesto, común y mentiroso antiimperialismo.
Dos barcos de guerra
Comencemos por esto último. En junio de 1902, nadie apostaba un cobre por la permanencia de Cipriano Castro en el poder. Un asustado rumor recorrió Caracas: que antes de retirarse, el "Cabito" soltaría sus hordas andinas para saquearla. El Embajador de EEUU sugirió a su gobierno que enviase unos barcos de guerra a patrullar las aguas territoriales venezolanas, no fuese a ser cosa. El embajador, Bowen de su nombre, escribió a sus jefes que ..."Castro me mandó a llamar" para hablar de varios temas y,
"Antes de dejarlo, le dije que había decidido pedir dos barcos de guerra. Castro me respondió que él veía a los Estados Unidos como el mejor amigo de Venezuela entre las grandes potencias y que se sentiría agradado de tener aquí nuestros barcos de guerra; y luego me preguntó si enviaría un cable sobre eso; le respondí que no lo consideraba necesario". "Bowen to the Secretary of State". Subject: Confidential report as to the progress of the mathos revolution. Caracas, june 14, 1902. Venezuelan Dispatches, National Archives of the United States of America,
El cri-cri
Por otra parte, no hay que olvidar que no fue la altisonante proclama de Castro ("La planta insolente...") lo que llevó a las potencias europeas a cesar su bloqueo, sino la intervención de EEUU en brazos de cuyo embajador, el mismo Bowen, se echó Castro sin la menor vergüenza. Cierto, hay puntos de confluencia que podrían justificar la nominación del tenientico como "el segundo Castro" después del "Cabito". Uno es su común e incontenible logorrea. Aunque hay que decir que, gracias a la inexistencia entonces de los mass media, el Cabito fastidió mucho menos a sus compatriotas que el cri-cri que nos manda hoy en día (Nota bene: según los entomólogos, el cri-cri es un nanoinsecto que habita y pica en "las partes" a los piojillos púbicos). Por las mismas razones, el primer Castro avergonzó mucho menos a Venezuela con sus metidas de pata. Aunque aquellas fueran tales, que al salir del poder, los ingenuos venezolanos de entonces pensaban que nunca más habría en Venezuela "un segundo Castro".
Aristóbarreto y Corruptvaldo
Para decir que sí lo hay ahora, uno tropieza con un obstáculo: el Infante Don Juan Manuel pensaba que, por mucho que todos los hombres tengamos dos ojos, una nariz y una boca, no hay un solo rostro igual a otro. Igual se puede decir de nuestras características endógenas. Y el general Cipriano era más bien de tripa dura: hasta se llegó a pensar que murió de oclusión intestinal. Pero dejemos de estar hablando de segundones, y bajemos hacia los tercerones. Anda circulando por ahí un afiche del PUS donde Aristóbulo Istúriz y Juan Barreto aparecen "los dos ligaditos", al punto de que se puede hablar con toda propiedad de Aristóbarreto. Tan bien emulsionados que su silueta es lo que el aguantador de los frutos del delito de la Quinta República (un tal Corruptvaldo) llama "el perfil ético" del actual régimen.
¿Vamos los venezolanos a seguir soportando que el capomafiosi siga imponiéndonos a esos soldati recogidos de las más fétidas cloacas sociales y reencauchados como ejemplos del "hombre nuevo"?
Unidad y buenos candidatos
Una primera respuesta la podemos dar el próximo domingo, votando abrumadoramente contra la mafia militar. Y como al escribir esto me doy cuenta de que entonces no se podrá por ley hablar de nuestras preferencias electorales, daré aquí la lista y las razones y por los que pienso votar y llamo a mis conciudadanos a hacerlo. Pero no votaré sólo para derrotar aquella mafia, aunque ese sea ya un noble propósito. Votaré por los candidatos unitarios que, además, me aseguren que puedo salir de mi casa sin tener que encomendarme a la Divina Pastora. Por quien me garantice que puedo viajar por toda Caracas sin tener que gastarme una fortuna en taxis o en horas-trabajo, arriesgando un asalto o un infarto en autobuses ruinosos y contaminantes e interminables colas. Por quienes me garanticen que puedo caminar por aceras anchas sin tropezar con la basura, las gigantografías del Héroe del Museo Militar y otros detritus.
Por quien recupere los espacios públicos. Por quien me garantice que en los hospitales públicos no vendrá la gente sólo a morir de inatención, ni de infección ni de mengua, ni que habrá seis parturientas en una sola cama.
Por eso, en Caracas, mi voto será para Antonio Ledezma y Freddy Guevara; en Miranda por Capriles Radonski y Armando Briquet. En ambos casos, completaré mi boleta con la "morocha" Unidos PARA Venezuela. En Baruta, mi voto será para Gerardo Blyde. No vayan solos a votar: ¡arrastren a quienes puedan! hemeze@cantv.net

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