El 80 aniversario de la Invasión a Francia
(III)
Carlos
Balladares Castillo
En nuestra
anterior entrega explicamos cómo la estrategia militar de la Alemania de Hitler
logró engañar a los Aliados y permitió la famosa ruptura del Frente en Sedán. Ruptura
que fue el inicio del desastre Aliado en 1940, al ser aprovechada por las tres
puntas de lanza de los cuerpos blindados (Panzer) comandados por los generales
Heinz Guderian, Erwin Rommel y George-Hans Reinhardt; para iniciar una carrera
hasta el Canal de la Mancha el cual alcanzaron un día como hoy (entre 20 y 21
de mayo). Y de esa forma separaron los mejores ejércitos francobritánicos (pero
también belgas) del resto de las tropas francesas. El plan que habían concebido
(mariscal Erich von Manstein y defendido por Adolf Hitler) se había cumplido y
ahora solo quedaba cerrar el “sitio” para después ir al sur: a París y obligar
a la capitulación. Pero hay un aspecto que no tratamos en nuestros dos primeros
artículos sobre la Invasión a Francia y que ahora esperamos analizar: nos
referimos a las estrategias alemanas específicas contra Holanda y Bélgica,
aunque al analizarlas no pueden dejarse de mencionar factores de toda la
campaña.
Al leer
las memorias, los testimonios, las crónicas noticiosas y la historiografía
llego a una misma conclusión sobre la campaña en el Frente Occidental en 1940:
el peso de la victoria estuvo en la supremacía aérea que logró la Luftwaffe
desde los primeros días. Al comparar los contrincantes Alemania solo superaba a
los Aliados en lo que respecta a la aviación: número de aviones y calidad de los
mismos, por no hablar de la experiencia en combate que tenían sus pilotos. El
primer objetivo de la Fuerza Aérea fue tomar por sorpresa a cada uno de los
ejércitos del aire de los tres países y destruirlos en sus aeródromos, lo cual
se logró en algunas casos en torno al 50% de los aparatos. El segundo objetivo
era proteger y apoyar el avance de su ofensiva terrestre (Blitzkrieg), muy
especialmente a través del famoso bombardero en picado Junker 87 Stuka. El
Stuka era vulnerable a los cazas enemigos pero si el dominio de los cielos se
había logrado su eficiencia era casi total.
Al leer al
escritor y soldado belga Louis Paul Boon (1947, Mi pequeña guerra) se puede identificar el impacto de la acción del
Junker 87. Boon dice que la guerra podría ser un espectáculo “si no fuera por
los stukas”, y cada vez que se intentaba combatir al enemigo “otra vez los
asquerosos stukas bajaban aullando y traqueteando y aquello se volvía
insoportable”; y cuando le ordenaban los oficiales: “¡trae nuevas municiones!”,
se molestaba porque “no quedaban, debido a que hace media hora todo había
volado por los aires”. El tercer objetivo es el bombardeo de ciudades y lugares
estratégicos o la toma de los mismos por medio de las tropas aerotransportadas,
entre los que se cuentan los famosos fallschirmjäger (paracaidistas). En el
informe para el gabinete de la máxima autoridad militar francesa: el general Maurice
Gamelin, habla de una frecuente “desbandada” de los soldados, y esto en parte
es por el terror que les genera el “rugido” y la acción destructiva de los
Stukas. A pesar de ello, los pilotos del Armée
de l’Air lucharon con honor y valentía logrando infligir importantes bajas
en el enemigo en especial en lo relativo a los bombarderos.
A
diferencia del ataque alemán de la Primera Guerra, esta vez se incluyó la
invasión de Holanda para evitar un posible ataque británico por la retaguardia
a pesar de la neutralidad neerlandesa y darle a la Luftwaffe una mejor posición
para atacar a Gran Bretaña. Fue una campaña muy rápida (de solo 4 días) que se
basó en la misma estrategia usada en Dinamarca y Noruega centrada en la toma de
los aeropuertos y principales puentes y ciudades, por medio de soldados
aerotransportados y paracaidistas. Pero los holandeses estaban advertidos al
ver lo ocurrido en Escandinavia, y al mejorar las defensas causaron numerosas
bajas en los pilotos y soldados que intentaron capturar los aeródromos. Al
final se necesitó de la llegada de tropas blindadas y de infantería para lograr
el dominio, y aunque el principal puerto (Rotterdam) no se rendía, se tuvo que
recurrir a la amenaza de la destrucción por el bombardeo aéreo. La rendición se
dio pero los aviones ya habían salido y al parecer no se pudo avisar a los
mismos ni siquiera lanzando bengalas, para que no destruyeran la que era
conocida como la Nueva York de Europa (Cajus Bekker, 1962, La Luftwaffe).
La
destrucción de la ciudad de Rotterdam fue usada por la propaganda Aliada al
exagerar el número de víctimas los cuales fueron triplicados, pero al mismo
tiempo fortalecieron el mito de invencibilidad de la Wermacht. El hecho fue
llevado al cine en el 2012 (Het
bombardement del director Ate de Jong) - aunque con pésimos resultados - por
la prolífica industria fílmica neerlandesa. Dicha industria ha realizado numerosas
películas sobre la resistencia de su pueblo ante el ocupante alemán. La
resistencia comenzó desde el primer día de la capitulación (15 de mayo de 1940)
cuando el general Henri Winkelman (máximo jefe militar) se negó a declarar a
favor de la cooperación con el Ejército alemán por lo que fue encarcelado hasta
el final de la guerra. Un dato curioso para los venezolanos es que a partir de
éste momento pasamos a tener fronteras con el Tercer Reich, pero fue por poco
tiempo debido a que las colonias neerlandesas en el Caribe terminaron ocupadas
por el Imperio Británico a petición de la reina Guillermina.
En el caso
de Bélgica pudo resistir más tiempo debido al apoyo Aliado, pero desde el
principio sus principales fuertes como el supuestamente irreductible Eben Emael
cayeron en menos de 24 horas. En youtube hay un micro de esa maravilla radial
de Venezuela conocida como “Nuestro insólito universo” en la que explica cómo
fue tomado por los fallschirmjägers, los cuales llegaron al techo de la mismo
por medio de planeadores (fue la primera vez que se usaron en la historia
militar) y solo unas decenas de soldados dominaron e inutilizaron las defensas
del moderno fuerte controlado por más de 1000 soldados belgas. ¡No entiendo
cómo no han hecho un film de tamaña épica!
Al
principio de la campaña en Bélgica se permitió el engaño de dejar que los
Aliados llegaran a las líneas defensivas pero después la Wermacht procedió a
hacerlos retroceder hacia la costa, y estos intentaron ir
al sur para evitar ser atrapados ante el avance de los alemanes desde las
Ardenas hacia el Canal, pero dicha acción fue difícil de tomar porque todos los
caminos estaban llenos de refugiados belgas que huían por no hablar del
hostigamiento de los stukas. Al final, el rey Leopoldo III de Bélgica informó a
los Aliados que sus fuerzas era incapaces de resistir por mucho tiempo y los
británicos tomaron la decisión de salvar su ejército retirándose por el puerto
de Dunkerque ¡solo si ocurría un milagro y no eran vencidos antes por los
panzer! De este hecho, que trataremos en nuestra próxima entrega, hay montones
de películas, a diferencia de la participación de los belgas en la guerra de la
cual hay poquísimas y ninguna trata su invasión y derrota del 10 al 28 de mayo
de 1940.
2 comments:
Buena la nota para los venezolanos acerca de límites con Alemania por las islas holandesas. Y en cuanto a los objetivos de la aviación alemana. Recordé que el de inutilizar los aeropuertos y aparatos en los mismos, fue la primera acción de la aviación israelí en la guerra de los 6 días
Asi es. Un principio desde la Primera Guerra y perfeccionado en la Segunda: la supremac´ia a´erea como condici´on de toda acci´on terrestre.
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