Autor: Carlos Balladares Castillo
Luis Alberto Machado (1932-2016) creia que todos podemos ser genios
Toda vida prospera y larga
es motivo para celebrar. Esa debe ser la actitud a pesar de la natural tristeza
por la partida de nuestros seres queridos ya mayores. En el caso de don Luis
sus logros son evidentes, aunque seguramente no lo sean para sus coterráneos. Acá en su tierra fue motivo de
burla, como todos los sensatos que nos han tratado de mostrar el camino del
desarrollo y la vida plena. Pero algunos tuvimos la suerte de conocerlo, y
aunque tarde creemos aprender sus lecciones, siempre le estaremos inmensamente
agradecidos. Sirva este breve y modesto escrito como un pequeño homenaje,
acompañado de mis sinceras condolencias a sus familiares y amigos.
En la década de los noventa
asistí a varios cursos en el
Centro Demócrata
Cristiano IFEDEC (hoy Centro de Políticas
Públicas IFEDEC) y trabajé unos pocos años en su
dirección de investigaciones en la cual estaba a cargo el doctor Jesús Marrero Carpio (QEPD). Fue
allí, específicamente en lo que es hoy el auditorio principal de la Universidad
Monteávila, que don Luis nos dio
varias charlas. La primera impresión que tuve, y la cual siempre he admirado,
fue su sencillez y alegría. En sus palabras siempre se reflejaba su animada
piedad cristiana, tanto que una vez nos dijo que éramos teófagos
y antropófagos al comulgar. Nunca se molestaba ante las preguntas e incluso críticas que le hacíamos.
Siempre estaba dispuesto a dialogar sin dejar de creer en su principal
convicción en lo que respecta al aprendizaje: “¡todos podemos ser genios!
Porque esto es algo que se aprende y no algo con lo que se nace”, palabras más palabras menos. Nosotros
no lo creíamos y por ello lo “bombardeábamos” de preguntas y ejemplos en contra
de su principio fundamental.
Don Luis una y otra vez nos
explicaba que era posible lograr cualquier meta que nos propusiéramos, siempre
y cuando siguiéramos un método. Dicho método consiste en ser siempre constantes:
todos los días ¡pero todos! debemos dedicarnos a nuestra vocación, al cultivo
de nuestros sueños. Después
debemos aprender los procesos mentales relativos al fin u objetivo que
quisiéramos lograr (hacer las cosas bien e ir mejorando todos los días). Nos decía que todos podemos
construir un 747 si tenemos el manual para hacerlo. Si por ejemplo; queremos
ser artistas, científicos, políticos o deportistas; tenemos que conocer las
actividades que realizaron los mejores en estos ámbitos y seguir sus pasos. Si
una persona, nos decía, se encarga de estudiar los procedimientos para resolver
problemas y no tanto sumar conocimientos; ese individuo llegará a ser un genio.
En algunas ocasiones lo
visité, y lamento no haberme
tomado una foto o que me dedicara su libro, pero tengo la alegría de confirmar
muchas de sus ideas. Es muy sencillo: “99% de transpiración (trabajo) y 1% de
inspiración (talento)” (Edison y Einstein), siendo ese 1% la capacidad que
tengamos de relacionar ideas. Cuando trabajamos y trabajamos, pensamos y
pensamos en un mismo problema, es increíble como esas relaciones empiezan a
surgir. No niego que siempre me quedará la
duda y el temor ante ella, no tengo la convicción de nuestro recordado Luis
Alberto Machado: ¿Y si nos esforzamos y no aparece el genio? Él nos diría: es que no
examinamos realmente todas las relaciones posibles, no nos esforzamos lo
suficiente, no tenemos la fe operante que nos convence que somos imagen de Dios.
Gracias don Luis por confiar en los venezolanos, confiar en que tenemos derecho
a ser inteligentes; y no estar condenados siempre a la minoridad de edad, y por
tanto ser tutelados por el Estado o los “grandes hombres”.
@profeballa
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