La espada de Paria
Clemente Balladares
En Venezuela las espadas clásicas de combate son generalmente del tipo sable, estocada de media curva, con empuñadura de variados estilos que datan desde mediados del siglo XVII hasta finales del XIX; luego las espadas entregadas a los militares en el XX y comienzos del siglo actual son meramente de carácter simbólico para su graduación, ascenso u honores. Es muy probable (de no ser una replica) que los hallazgos arqueológicos de espadas en nuestro país generalmente estén vinculados con restos piratas o la época de independencia y guerra civil. Estos sables permitían un corte rápido y mortal durante encuentros efímeros pero vitales para cada combate. Algunos historiadores y cronistas de nuestra guerra de independencia aseveran que en, nuestra emancipación de España, las armas principales eran la lanza y el machete; los sables de caballería poco conocieron la sangre enemiga. A falta de una fotografía y la memoria perdida de casi 40 años del Sr. Facundo, quien no conocía de estas antigüedades, es casi imposible saber qué grado de valor, data y tipo tenía aquella espada hallada en las montañas de ese alto cerro en las selvas de Paria.
Clemente Balladares
En Venezuela las espadas clásicas de combate son generalmente del tipo sable, estocada de media curva, con empuñadura de variados estilos que datan desde mediados del siglo XVII hasta finales del XIX; luego las espadas entregadas a los militares en el XX y comienzos del siglo actual son meramente de carácter simbólico para su graduación, ascenso u honores. Es muy probable (de no ser una replica) que los hallazgos arqueológicos de espadas en nuestro país generalmente estén vinculados con restos piratas o la época de independencia y guerra civil. Estos sables permitían un corte rápido y mortal durante encuentros efímeros pero vitales para cada combate. Algunos historiadores y cronistas de nuestra guerra de independencia aseveran que en, nuestra emancipación de España, las armas principales eran la lanza y el machete; los sables de caballería poco conocieron la sangre enemiga. A falta de una fotografía y la memoria perdida de casi 40 años del Sr. Facundo, quien no conocía de estas antigüedades, es casi imposible saber qué grado de valor, data y tipo tenía aquella espada hallada en las montañas de ese alto cerro en las selvas de Paria.
El señor Cedeño guardó la espada en su hogar de Macuro, hasta que durante ciertas disputas familiares la misma le fue sustraída por algunos parientes del pueblo quienes la entregaron al Sr. Francisco Bompart. En el año 2004 este otro lugareño le ofreció el arma al Presidente de la República a través de la Ministra del Ambiente para ese momento, diciéndole que era una de las “espadas de Bolívar”. A cambio de esta, solicitaba un motor fuera de borda. La espada fue enviada al primer mandatario nacional y los funcionarios cumplieron su promesa de intercambio.
Dos años después el motor era decomisado en la vecina Trinidad por haber tomado parte de un contrabando; algo muy común en esa zona fronteriza, pero ¿Y la espada?
Según la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, en su artículo 35 reza que los bienes arqueológicos descubiertos en territorio nacional son patrimonio de la nación. Sancionando con dos a tres años de prisión a quien deteriore estos bienes. En resumen de la Ley, el Estado debe velar por esos bienes y tiene el derecho de incautar esos bienes para fines de conservación, investigación y educación. Así ocurrió a finales de 2009 con los cañones del siglo XVII hallados en las profundidades frente al pueblo varguense de La Sabana. La fiscalía actuó frente a varias personas que los tenían y se entregaron al Instituto de Patrimonio Cultural quienes determinaron eran de fabricación holandesa y alemana alrededor de 1553 y 1632 respectivamente. A comienzo de 2010 otro grupo de cañones fueron recuperados y el estado venezolano actualmente los posee.
¿El presidente entregaría esa espada a una institución adecuada a su estudio y exhibición? ¡Que sepamos, no!
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