Artículos de opinión de los historiadores venezolanos
Les dejo acá el artículo semanal del historiador Manuel Caballero que publica todos los domingos en El Universal.
La muerte de "Tirofijo-Marulanda", según la versión de sus propios camaradas, nada tuvo de gloriosa: se produjo, casi a sus ochenta años, de un infarto al miocardio, como cualquier burgués bon vivant y adiposo. ¿Se puede compararla con la del Che Guevara, famélico y asmático, fusilado a los 39 años? Por cierto tampoco es que hayan sido muy gloriosas las muertes de los otros jefes de la banda: según dicen quienes tratan de disculparlo y pretenden que fuera "vilmente asesinado", a "Raúl Reyes" lo sorprendió un bombardeo cuando, vistiendo una piyama nada marcial, se echaba una siestecita sotto l' ombra d'un bel fior, para decirlo con las palabras de aquel himno italiano, Bella Ciao!
Tampoco fue cubierto de gloria que murió "Iván Ríos", cuya mano amputada fue entregada a la policía por su lugarteniente luego de haberlo matado para rendirse y cobrar la jugosa recompensa.
Por el simple botín
Pero no es sobre su muerte sino sobre su vida que surge la interrogante: ¿era este "Marulanda" un guerrillero que luchaba por un ideal, o un simple bandolero que lo hacía por el botín? La pregunta surge porque en cuanto a su vida, no es fácil distinguir entre uno y otro combatiente. Con Marulanda y su pandilla, se da un caso que nada tiene de extraño, pues todas las guerras han dado ese producto: cuando la guerra termina, o cuando la antigua guerrilla ve pasar los años sin haber ni siquiera mordido el hueso que se buscaba engullir, se va perdiendo la memoria de por qué ella se alzó en armas, pero subsisten los viejos hábitos guerreros, y hasta los viejos vicios. Es lo que sucedió entre las dos guerras en Europa: los soldados desmovilizados conservaron sus armas y las viejas costumbres y vicios de la guerra. En la paz, se constituyeron como "cuerpos francos" (freikorps en Alemania, squadristi en Italia) que se vendían al mejor postor y que luego formaron la infantería de los partidos militaristas y fascistas. En Venezuela, los guerreros de la Independencia se volvieron bandidos y soldados de nuestras "matazones republicanas".
Ideología y tráfico
"Tirofijo" fue, inicialmente, un guerrillero. Eso lo reconoce cada vez que se le presenta la ocasión de hacerlo, el propio presidente Álvaro Uribe: "hace cincuenta años, las FARC eran una guerrilla ideológica; hoy, una banda de traficantes" de personas (los secuestrados) y coca. Su guerrilla surgió como una forma de defender los campesinos liberales de la violencia de los chulavitas conservadores.
Posteriormente, bajo la influencia de la Revolución Cubana y con el apoyo financiero de la Unión Soviética, se pasó al "marxismo-leninismo": eran los tiempos más que gloriosos, "engloriados" por la propaganda soviética de la "República de Marquetalia", aquel "territorio libre" más conocido en Praga, Sofía o Moscú que en Bogotá.
Pero con el derrumbe de la Unión Soviética y el naufragio de la vejez acechando a los hermanos Castro, "se acabó quien te quería" (y todavía no había brotado del subsuelo venezolano el teniente-coronel Chávez y su chequera reventona). Pero había que agenciárselas para poder comer.
¿Dónde está el poder?
El poder y el dinero no estaban entonces en Bogotá sino en Medellín. Se produjo así la alianza, que todavía dura, entre la gente del hoy difunto Pablo Escobar Gaviria y la del hoy también difunto "Tirofijo". A quien, al parecer, no le fue difícil cambiar aquella fórmula teórica según la cual "la religión es el opio del pueblo", por otra más práctica y sobre todo más rentable: hacer del opio (o la coca) la religión del pueblo.
Con su especial habilidad para hacer aguas fuera del tiesto, nuestro teniente-coronel parece ignorar que ya no se viven los tiempos de Marquetalia cuando, un poco de propaganda, un poco de fanatismo y un poco de persecución hacían que se percibiese la de "Tirofijo" como una guerrilla a la moda de Yenán. No es para los combatientes revolucionarios sino para los traficantes de droga que ha llegado al exabrupto de pedir que se les dé el status de "beligerante" que le permita entre otras cosas abrir una embajada en Caracas.
No es para homenajear a un combatiente caído que guarda un minuto de silencio, sino para exaltar a un capo de la droga.
La buena fe se presume
Cierto, siempre existe la posibilidad de que el Héroe del Museo Militar (poco dado a esta cosas de dar y mucho menos recibir plomo) esté actuando de buena fe, porque a veces se hace difícil distinguir, en sus modos y en sus modas, un guerrillero de un simple bandolero. Tal vez debería, para aclararse las cosas, recurrir a la autoridad de quienes conocen bien la teoría y la praxis del combate guerrillero. Mucho antes de que millones de colombianos se echaran a las calles para gritar "¡No más FARC!", uno de esos teóricos escribió que:
El guerrillero cuenta, entonces, con todo el apoyo de la población del lugar. Es una cualidad . Y se ve muy claro, tomando como ejemplo gavillas de bandoleros que operan en una región; tienen todas las características del ejército guerrillero: homogeneidad, respeto al jefe, valentía, conocimiento del terreno, y muchas veces, hasta cabal apreciación de la táctica a emplear. Falta sólo el apoyo del pueblo; e inevitablemente estas gavillas son detenidas o exterminadas por la fuerza pública.sine qua non
¿Álvaro Uribe? ¿George W. Bush? No: Ernesto Che Guevara en La guerra de guerrillas.
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