La historia de Venezuela empieza a transcurrir una vez que un grupo de personas se dedicaron a soñar, a proyectar sus vidas en este territorio; y quizás mucho antes de esto... porque la historia de nuestro pueblo es la historia fragmentada de los hombres y mujeres que empezaron un viaje hacia algún lugar mejor que el suyo: es una historia de esperanzas.
La historia de un país es un proyectarse en el tiempo de un colectivo que decide permanecer unido – en la misma casa (territorio e instituciones)- a pesar de los conflictos, vicisitudes, y diferencias. Esta es la perspectiva que guía mi narrar histórico, no concibo la historia como una estructura mecánica donde la economía es el motor de un gran reloj, y cada ser humano no es más que una pieza, e incluso pueblos enteros son vistos como tuercas y tornillos. No creo en esas historias...aunque aporten datos y visiones bastantes específicas que ayudan a comprender una parte del todo, no creo en ellas por deterministas. No creo porque el ser humano es un ser libre y proyectivo que se va formando con cada decisión racional, voluntaria y responsable tomada a lo largo de su vida, porque hasta en las situaciones más difíciles y opresivas la persona puede asumir la propiedad de su vida, tal como demostró el psiquiatra Viktor Frankl en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial: “El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las terribles circunstancias de tensión psíquica y física. (...) Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga sentido y propósito” (FRANKL, Viktor; 1962; El hombre en busca de sentido, pág. 99, 100).
La libertad humana en su acción creativa y constructora del futuro va perfilando su historia rompiendo con cualquier determinismo económico, social o cultural; si realmente se lo propone. Esta acción puede identificarse en lo que llamaremos “proyectos de país”, que es un concepto integrador de las diferentes áreas de la realidad humana; y que asumiremos como perspectiva para entender la historia. Dicha interpretación fue planteada para el período de la historia que va de 1830 a 1870 por el historiador Diego Bautista Urbaneja[1], nosotros utilizaremos dicha idea para interpretar todo el período de la historia republicana (dónde realmente se puede hablar de proyectos nacionales) e incluso antes de este período siempre y cuando se tenga algún ideal de sociedad y Estado en nuestro territorio (ideal que es un proto proyecto de país en cierto modo). Según Urbaneja el proyecto nacional se refiere a la idea común de país que tenían los venezolanos de cada época, esta idea es la que logra captar la atención y el “apoyo” de la nación o gran parte de los nacionales de cada momento histórico. El proyecto es la Venezuela que se sueña, que se proyecta al futuro y que determina muchas veces la conducta asumida por los hombres y mujeres que lo defienden. El proyecto es formulado y defendido por grupos sociopolíticos que no siempre coinciden con una clase social determinada, a pesar de ello, el proyecto va evolucionando con el tiempo y posee diversos matices o interpretaciones que se ven influidos por los intereses económicos y políticos. El desarrollo de la economía nacional influye en la realización del proyecto, pero a su vez el proyecto le puede dar un sentido a la economía. Así mismo ocurre con lo social, las clases pueden apoyar o no al proyecto permitiendo su realización o evolución.
La idea en este, mi primer blog, es ordenar mis pensamientos en torno a nuestra historia, a la vez que recibo los comentarios de mis alumnos y lectores. La meta es que juntos disfrutemos del conocimiento de nuestro pasado que siempre es presente, y que asumamos con responsabilidad ser parte de la historia que escribimos con nuestros sueños y acciones. Soñar como pueblo y como nación es el primer paso de un largo caminar que se llama historia.
La libertad humana en su acción creativa y constructora del futuro va perfilando su historia rompiendo con cualquier determinismo económico, social o cultural; si realmente se lo propone. Esta acción puede identificarse en lo que llamaremos “proyectos de país”, que es un concepto integrador de las diferentes áreas de la realidad humana; y que asumiremos como perspectiva para entender la historia. Dicha interpretación fue planteada para el período de la historia que va de 1830 a 1870 por el historiador Diego Bautista Urbaneja[1], nosotros utilizaremos dicha idea para interpretar todo el período de la historia republicana (dónde realmente se puede hablar de proyectos nacionales) e incluso antes de este período siempre y cuando se tenga algún ideal de sociedad y Estado en nuestro territorio (ideal que es un proto proyecto de país en cierto modo). Según Urbaneja el proyecto nacional se refiere a la idea común de país que tenían los venezolanos de cada época, esta idea es la que logra captar la atención y el “apoyo” de la nación o gran parte de los nacionales de cada momento histórico. El proyecto es la Venezuela que se sueña, que se proyecta al futuro y que determina muchas veces la conducta asumida por los hombres y mujeres que lo defienden. El proyecto es formulado y defendido por grupos sociopolíticos que no siempre coinciden con una clase social determinada, a pesar de ello, el proyecto va evolucionando con el tiempo y posee diversos matices o interpretaciones que se ven influidos por los intereses económicos y políticos. El desarrollo de la economía nacional influye en la realización del proyecto, pero a su vez el proyecto le puede dar un sentido a la economía. Así mismo ocurre con lo social, las clases pueden apoyar o no al proyecto permitiendo su realización o evolución.
La idea en este, mi primer blog, es ordenar mis pensamientos en torno a nuestra historia, a la vez que recibo los comentarios de mis alumnos y lectores. La meta es que juntos disfrutemos del conocimiento de nuestro pasado que siempre es presente, y que asumamos con responsabilidad ser parte de la historia que escribimos con nuestros sueños y acciones. Soñar como pueblo y como nación es el primer paso de un largo caminar que se llama historia.
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