A pesar de que existe un sesgo en mi análisis político porque
soy un firme defensor de la democracia, trataremos de dar nuestra visión lo
menos parcializada posible en lo que respecta a los actos de masas llevados a
cabo: hoy por el que quiere mantenerse en el poder (Chávez) y el domingo por el
que desea ganarlo (Capriles).
El domingo pude observar una marcha multitudinaria (ver imagen) y alegre con mucha gente joven
y, con predominio de clases medias y bajas. Característica que no se veía en las
anteriores marchas y concentraciones de los factores democráticos del país. Es
el segundo golpe contundente de Capriles, mientras ha ido generando pequeñas
pero numerosísimas heridas a la popularidad de Chávez en su campaña desde
finales del año pasado visitando casa por casa todos los pueblos de Venezuela. Es
un candidato joven que puede trotarse 10 kilómetros y dar un discurso. Lo mejor
de dicho discurso fue hacer un contraste con el mensaje de odio y división de Chávez,
lo cual se demostró con los asistentes a la marcha que no respondieron a las
antipatías de ciertos oficialistas. Me encantó cuando Capriles saludó a los damnificados que lo observaban - sin sacar banderas rojas ni insultarlo – desde
las torres de El Silencio.
En cambio hoy he visto a un pueblo arriado con los recursos del
Estado (viajes en autobuses oficiales desde el interior del país, etc.), en el
sentido de ser obligado a asistir a la concentración chavista bajo amenaza de
perder los beneficios que les ofrece el Estado: becas (“misiones”), empleo y/o
viviendas. Son numerosísimas las pruebas de estas amenazas, violando la
Constitución y las leyes. El ventajismo electoral se da gracias a la corrupción
del gobierno y la impunidad que facilitan todos los poderes dominados por el
partido oficialista.
Pero algo si se le debe reconocer a Chávez: drogas o no, pañal o
no, dolor o no; ha demostrado que a pesar de su enfermedad ha podido
inscribirse, dar cuatro pasitos y hablar más de dos horas frente a una
multitud. Claro, la misma verborrea vacía de siempre, el mismo discurso; pero
pudo hablar. Todos los informes de los periodistas más confiables señalan que
está muy mal, es decir: el hombre está dando la pelea, pero… es un candidato
gastado por el tiempo, las promesas incumplidas y la “terca realidad” de un
país en alto grado de deterioro a pesar de haber tenido un boom petrolero por
diez años continuos.
Conclusión: nada está decidido pero… en un primer balance del
inicio de la campaña: la oposición salió ganando. Y creemos y esperamos que los
demócratas triunfemos esta vez como David contra Goliat, porque hay un camino.
Profeballa
Razón y sentido de las
crónicas politológicas son fundamentalmente la redacción de la historia
inmediata venezolana, pero para una explicación más amplia de dicha crónica
leer acá.
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